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CRÍTICA

Lo mejor y lo peor de la tercera temporada de 'Orange is The New Black'

La tercera temporada de 'Orange is The New Black' nos ha traído un protagonismo más coral y una Piper que van tornándose cada vez más oscura.

Por María del Mar Grandío Pérez 20 de Junio 2015 | 14:33

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Desde el pasado 12 de junio, los fans de todo el mundo han tenido disponibles los 13 episodios de la tercera temporada de 'Orange is the New Black'. Netflix dejaba en nuestras manos la dosificación o auténtico atracón de su visionado. Dependía de nosotros. Algunos ya en el primer fin de semana habían digerido toda la dieta para este año. Desde luego, el hype durante las primeras horas tras su estreno había sido muy alto, aunque se fue diluyendo con los días (el final de la quinta temporada de 'Juego de Tronos' acaparó todas las conversaciones online y offline tres días después). Nosotros, tras un auténtico binge-watching (denominación en inglés del atracón de series) abandonamos el lejano invierno de Invernalia para recuperar el color naranja y hacer balance de lo que ha supuesto esta nueva temporada de 'Orange is The New Black'. ¿Te apuntas al viaje? Puedes sumarte si has terminado de ver la serie, pues damos algún que otro spoiler. Y si no te han enganchado los primeros capítulos, te avisamos de que mejora hacia el final.

Orange is the New Black

Protagonismo más coral que nunca, con algún "pero"

SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ

Ya hablamos del origen de esta serie en e-Cartelera y de su importancia para Netflix. Esta compañía se lanzó al mercado de la producción audiovisual con esta dramedia de mujeres en prisión a través de las vivencias de su protagonista, Piper Chapman (Taylor Schilling). En la primera temporada, ella protagonizaba la trama principal que vehiculaba todo el arco de la temporada, mostrándonos sobre todo sus ansias de salir de la cárcel y volver con su vida. Sin embargo, en la segunda vimos cómo rompía con su prometido para afianzar más su relación sentimental con Álex (Laura Prepon). Dejábamos a Piper más encerrada que nunca en su propia cárcel emocional. Sin contexto familiar exterior de Piper relevante (solo vemos una vez a su madre y alguna más a su hermano que va a visitarla a la cárcel), esta tercera temporada diluye el protagonismo de Piper en los primeros cinco capítulos hasta prácticamente la mínima expresión. Lo que menos interesará al espectador, probablemente por estar poco tratada, es la reanudación de la relación amorosa de Piper con Álex. En este arranque, el protagonismo es más coral que nunca, algo que en algunos aspectos puede volverse en contra de la narración.

Lo mejor de 'Orange is The New Black' ha sido en todas sus temporadas los personajes femeninos secundarios. En esta ocasión, ganan protagonismo otras reclusas, no solo en los habituales flashbacks que siguen apareciendo. Lo bueno de la falta de protagonismo de Piper es que aumenta la presencia de Nicky (Natasha Lyonne,) Dayanara (Dascha Polano) o Red (Kate Mulgrew), tramas con bastante peso dramático en las que se mezclan temas como la maternidad o la integración social. Sin embargo, en estos primeros episodios falta fuerza narrativa en la trama central que parece más anecdótica que nunca y que puede dificultar que la gente se enganche con la historia. Eso sí, interesante (y cómico) es el episodio que nos cuenta la infección por chinches de la cárcel, así como el gag por el funeral de los libros afectados. También es cómica y funciona la trama en la que las reclusas deciden convertirse a judías solo para comer comida Kosher.

Orange is the New Black

Piper alias El Padrino

Pero volvamos al drama. Otra trama importante desde el arranque de la temporada ha sido el funcionamiento de la cárcel Litchfield que, por su mala gestión, pasa a manos privadas. La irrupción de estos gestores trae nuevos aires a la trama de esta temporada que recobra buen ritmo narrativo en esta segunda parte por dos cuestiones: porque aparecen nuevas reclusas, sobre todo Stella (Ruby Rose) que aparecerá como triángulo amoroso entre Álex y Piper, y porque incluirán un nuevo trabajo para las reclusas que será el germen de la gran transformación de Piper. El nuevo trabajo consiste en bordar lencerías. Este es el detonante que hará de Piper un personaje diferente convirtiéndose en el nuevo "El Padrino" de Litchfield. Del aterramiento que veíamos en la primera temporada al pisar la cárcel por primera vez, pasa a lanzar un negocio-tráfico basado en la venta de bragas sucias a pervertidos, algo que demuestra del deterioro moral de la protagonista y que le hará enfrentarse a Álex y Stella.

Orange is the New Black

Espejismo de libertad

Como comentaba Gloria (Selenis Leyva), "estamos encerradas en esta cárcel que saca de nosotras lo peor de lo peor: nuestro egoísmo". Esto hace más difícil su convivencia, ya casi imposible incluso entre las reclusas del mismo grupo racial. La locura, depresión carcelaria, o incluso paranoia y sinsentido cobran fuerza en esta temporada con la aparición de una gurú, que protagoniza Norma (Annie Golden), una reclusa muda que llega a congregar a varias seguidoras fieles. Nada parece consolar esa sensación de incomprensión, ni siquiera esta falsa gurú. De todas formas, la serie no es cruel del todo con sus personajes. Termina el último capítulo con un espejismo de libertad motivado por un error, lo único que parece posible para ellas en esta situación. Libertad porque, por la ruptura de una verja, las reclusas pueden salir al lago cercano y disfrutar de ese momento en la naturaleza. Libres. Pero es un espejismo: siguen encerradas porque de ahí no pueden salir. Significativo es que ni Piper ni Álex están en esa salida momentánea de la cárcel. Para ellas no está ni siquiera ese espejismo de libertad. La cuarta temporada, que se está grabando ya, se nos presenta más lúgubre que nunca.