å

CRITICA SITGES 2008

'Tale 52', hasta que la esquizofrenia nos separe

Desde Grecia nos llega esta historia mínima en el que bucles temporales y esquizofrenias se unen de la mano.

Por Óscar Martínez 4 de Octubre 2008 | 16:15

Comparte:

Ver comentarios (71)

Escrita y dirigida por Alexis Alexiou y protagonizada por Yorgos Kakanakis, Serafita Grigoriadou, Dafni Labroyanni, Argiris Thanasoulas, Orfeas Zafeiropoulos y Giasemi Kilaidoni, 'Istoria 52' es la aportación griega a la Secció Oficial de la presente edición del Festival de Sitges.

La película cuenta la historia de Iasonas, un hombre quien, durante una cena con sus amigos en casa, conoce a Pinelopi, de la cual se enamorará. Al cabo de un tiempo ambos vivirán juntos, como cualquier pareja normal, hasta que un buen día ella decide dejar a Iasonas. A partir de ese preciso instante, Iasonas despertará el mismo día que conoció a Pinelopi, y hará todo lo posible por alterar el pasado, enmendar sus errores, y conservar así a la mujer que ama.

La sombra de Lynch es alargada

A priori, podríamos definir a 'Tale 52' como una versión en clave thriller de la entretenida 'Atrapado en el tiempo'. Con la influencia del surrealismo de David Lynch siempre presente, lo cierto es que el largometraje de Alexis Alexiou se encuentra en líneas generales más cerca de la maravillosa 'Memento' que de la comedia romántica protagonizada por Bill Murray, si bien la premisa inicial concuerde mucho más con ésta última.

Con un presupuesto exíguo, la actuación básicamente de dos actores, un uso de la cámara brillante y mucha imaginación, Alexis Alexiou consigue firmar un thriller tan enfermizo como claustrofóbico, incómodo y sórdido. De este modo, 'Tale 52' nos transporta a una suerte de bucle temporal en el que su protagonista irá reconstruyendo las diferentes piezas de un grotesco rompecabezas a partir de diminutos retazos, aportando pequeñas dosis de lógica tanto al personaje a quien da vida Yorgos Kakanakis como al propio espectador.

Así pues, pasado y presente, realidad y ficción, cordura y locura se conjuran con una parsimonia exasperante para elaborar un perturbador retrato de la esquizoide mente de su protagonista, en un constante desfile de reminiscencias oníricas que tienen al David Lynch de 'Carretera perdida' o 'Mullholland drive' como principales referentes, y que quedan sabiamente enfatizadas por las virtudes técnicas de la película, centralizadas en el predominio tanto de las tonalidades ocres como de los planos cerrados, obteniendo una fotografía casi orgánica que consigue que el apartamento del protagonista se convierta en un personaje más, un opresivo celador que parece divertirse maltratando la maltrecha psique de nuestro protagonista.

Por desgracia, 'Tale 52' parece encontrarse más cerca de ser un brillante experimento que de un largometraje, adoleciendo de cierta reiteración tanto en sus imágenes como en sus recursos, así como de una excesiva confusión en su entramado, apartados que la hacen algo difícil de visionar pero no por ello menos recomendable.

Películas