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CRÍTICA

'Pixels': Vago homenaje al videojuego

Adam Sandler protagoniza este homenaje al mundo del videojuego donde la estética prima ante la historia, que no deja de ser un cliché.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 23 de Julio 2015 | 09:20

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Los videojuegos van ganándose poco a poco el respeto total por parte del resto de la industria del entretenimiento. No tan solo en cuestión de números, dónde sigue demostrando que es el sector que más factura, sino también en nivel argumentativo en sus historias. Eso sí, lejos de ser una adaptación de una franquicia videojueguil en particular, 'Pixels' viene a ser un homenaje como en su momento lo fue '¡Rompe Ralph!', solo que en esta ocasión, centrado en la década de los 80.

Pixels

La historia del filme nos lleva a los años 80, donde la NASA decide enviar la grabación de un campeonato de máquinas arcade al espacio, para que en el caso de que haya extraterrestre, éstos puedan conocer la cultura terrícola. El problema surgirá cuando los alienígenas piensen que los videojuegos mostrados son una declaración de guerra, y hacen réplicas exactas para enviarlos a destruir el planeta Tierra. Un grupo de expertos en videojuegos serán la única solución que verán las Fuerzas Especiales para poder luchar contra tal amenaza.

El filme es la evolución de un exitoso cortometraje del mismo nombre, que ya en 2010 llamó la atención de Adam Sandler, el cual mediante su productora ha logrado sacar este proyecto a delante tras cinco años en el horno. Como no, el actor se ha guardado el papel protagonista, y pese a la esperanza que había puesto en esta elección, esperando quizás encontrar algo fresco en la carrera del actor, descubro a medida que avanza el metraje que Sandler ha vuelto a caer en su versión estándar para enfrentarse a este papel.

De nada sirve el rodearse de un reparto compuesto por Peter Dinklage, Michelle Monaghan o Kevin James, ya que los chascarrillos de Sandler nos suenan desde hace 10 películas atrás. Los personajes aún así son mostrados como estereotipos, y cuesta simpatizar del todo con ellos debido a que a lo largo de la película no se llega a rascar nada verdaderamente profundo en la historia del ninguno, y por momentos uno tiene la sensación de que simplemente están ahí para servir de excusa para contar la historia.

La historia no deja de ser tampoco un cúmulo de clichés, con sus puntos de romance, comedia y acción debidamente delimitados, pero que pese a ello logra entretener gracias a un ritmo bastante continuo, que solo muestra caídas cuando se intenta dar más cancha a la vida de unos personajes que llegados a cierto punto del filme, ya es imposible que resulten veraces e interesantes sus historias personales.

Es en las escenas de acción y efectos especiales donde más luce el filme, sobre todo por su marcada estética pixelada y porque dichos efectos quedan muy vistosos en pantalla. El ver también a personajes tales como Pac Man o Donkey Kong haciendo de las suyas a lo grande tiene su encanto, y viene a ser un ejercicio de nostalgia para aquellos que vivieron de primera mano la época de los 80.

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Ocurre también que no llego a ver que el público al que se dirige esté del todo bien limitado y tratado, ya que resulta algo infantil para los ahora adultos que vivieron los 80, y algo desfasada para los nuevos chavales de la generación PlayStation. Este navegar entre dos aguas y el querer agradar a partes iguales al público adulto y joven, hace que 'Pixels' pierda la esencia que podría haber ganado decantándose por un rango de edad y yendo a fondo a por ello. En lugar de eso, cae en la convencionalidad.

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Eso sí, la cinta alcanza algunos picos realmente interesantes en cuanto a comedia y acción, y es verdad que si uno deja de lado el querer sacar más de ella que lo que realmente es, puede llegar a reír desenfadadamente con algunas de las situaciones que propone, mientras que algunos de los momentos de acción logran entretener verdaderamente y resultan sorprendentemente satisfactorios.

En definitiva, la cinta es un homenaje a la escena arcade de los años 80, que con sus más y sus menos logra entretener y no contar con un metraje especialmente dilatado para el verano, por lo que como entretenimiento distendido cumple su función si dejamos de lado la profundidad que podría haber tenido. Sus efectos visuales y estética hacen de este filme algo más personal, aunque a uno le queda la sensación de que todo lo visto en pantalla podía haber llegado a más.

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