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CRÍTICA

'El viaje de Arlo': El milagro de Pixar

Pixar consigue salvar de la extinción un proyecto que parecía condenado, y lo vuelve a hacer dando una lección de animación y convirtiendo una historia poco original en una tormenta de emociones.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 20 de Noviembre 2015 | 09:44
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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En Pixar no son perfectos. Cierto es que el estudio de animación cuenta con una filmografía envidiable, pero han tenido sus más y sus menos, como todos. Personalmente, no puedo poner dentro del saco de obras maestras a 'Bichos', que se comió el altísimo listón que le dejaba 'Toy Story'. Cintas como 'Monstruos University' son entretenidas, pero no son ni la mitad de sorprendentes que las películas originales. Con 'El viaje de Arlo' parecía que habían encontrado un obstáculo que les sería imposible de salvar. ¿Acabarían por tropezar después de presentarnos una maravilla como 'Del revés (Inside Out)'?

El viaje de Arlo

Para los que no estén al tanto del culebrón. 'El viaje de Arlo' empezaba su gestación en 2009 con Bob Peterson, co-director de 'Up', al frente. La película se presentaba, conseguía su reparto de voces, todo parecía ir viento en popa... y en 2013 Peterson era despedido del proyecto, que no de Pixar. No sería hasta un año después cuando entraría en escena Peter Sohn para prácticamente empezar la película de cero. Solo había dirigido el corto 'Parcialmente nublado', pero en sus manos acababa recayendo la labor de salvar a Arlo, que retrasaba su llegada y nos dejaba en 2014 sin película de Pixar.

Los principales problemas que encontraron con la película fueron que Peterson nunca llegó a encontrar un final adecuado para la historia, y de hecho la historia en sí no terminaba de cuajar entre los cabecillas del estudio. Mantuvieron el qué hubiera pasado si el meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios nunca hubiera chocado con la Tierra y la idea de que los apatosaurios, herbívoros, hubieran aprendido a ser agricultores para cultivar su propia comida. Pero la gran sociedad de dinosaurios fue descartada, centrándose solamente en el pequeño Arlo, el menor de tres hermanos de una familia de apatosaurios granjeros. Muy pequeño para su especie y un miedica de manual. Su padre no pierde la esperanza con él, cree que tiene mucho potencial. Arlo es separado de su familia por accidente, y se ve obligado a afrontar sus miedos si quiere volver a casa. Para ayudarle, le acompañará en su viaje un inesperado compañero: un niño humano con el que se da la vuelta a la relación perro-dueño: Arlo es el "dueño" de Spot, que se comporta como un chucho.

'El viaje de Arlo' va a oír muchas veces las comparaciones con 'El rey león' o 'En busca del valle encantado'. Encima esta segunda también es con dinosaurios y también con un apatosaurio de protagonista. Pero guarda mayores similitudes con la primera, ya no solo en ciertos puntos de la historia, sino porque hay ciertas escenas que son prácticamente una descarada revisión de otras de la película de 1994. El planteamiento es el punto más flojo de la película, quedándose con una historia que conocemos de sobra y que no llega a aportar nada nuevo. Pero oh, si son los de Pixar unos cabrones, después de ello pasan directamente a la acción, apuntan a nuestro corazón una vez más y nos dejan totalmente alucinados, de nuevo, con su increíble talento com contadores de historias.

El viaje de Arlo

Una vez empieza la aventura de Arlo en solitario (bueno, con Spot), la película se vuelve una absoluta y total sorpresa. En este largo camino que se pasa como un suspiro vemos cómo el dinosaurio se va dando cuenta de que lo que le decía su padre era verdad: afrontando los miedos es cuando uno descubre la belleza que tiene a su alrededor, y que lo peor que puede hacer uno es quedarse parado (seguro que eso también lo aprendieron en el proceso de creación de esta película). La evolución del personaje se sucede a través de encontronazos con pruebas a su valentía o con diferentes personajes que le ayudarán a entender que no se puede confiar en todo el mundo, o que el miedo es también importante para saber dónde están los límites. Y aunque hay algún que otro personaje que llega a llamar la atención, lo cierto es que es sorprendente lo bien que va la película solo con Arlo y Spot casi todo el tiempo.

Los dos, y su relación de amigos, a la vez que de dueño y mascota, calan muy hondo. Muchas veces casi sin palabras, vemos cómo van pasando de enemigos a insperabales, primero por necesidad y más adelante por uno de esos vínculos que solo los de Pixar saben retratar. Buzz y Woody, Alegría y Tristeza, y ahora Arlo y Spot. Además, es muy curiosa la imagen de un niño siendo la mascota, y lo cierto es que funciona a la perfección. No solo como alivio cómico, sino también como reflejo de la lealtad que profesa hacia Arlo, esa necesidad primaria de protegerle sin ninguna razón aparente.

'El viaje de Arlo' está llena de momentos de acción, pero también de mucho, mucho sentimiento. Esta vez mucho más universal, es capaz de tocar a niños y mayores, y vaya si lo hará. No nos vamos a librar de sacar el pañuelo gracias a esos momentos que, además de visuales, son conceptualmente preciosos, como la explicación que Arlo hace a Spot de lo que es una familia. Y si el final fue un problema en el proceso de creación de la película, en la versión que nos presentan es redondo, emotivo a más no poder, agridulce pero que deja una sensación de que ha merecido mucho la pena el viaje. Todas y cada una de las escenas ganan enteros con la impresionante banda sonora que se han sacado de la manga Jeff y Mychael Danna, para mí ya se ha convertido en una de las mejores composiciones del año. Muy cercana al western, los banjos y armónicas sientan como un guante a este viaje, y engrandecen el poder de la Naturaleza, un personaje más de la película.

Sí, es animación, y qué animación

Desde el principio se nos muestra cómo la verdadera enemiga de Arlo es la Naturaleza. Implacable, peligrosa, cruel, pero a la vez bella y llena de secretos y potencial. Ese lado bueno lo tendrá que ir descubriendo el protagonista en su viaje, nosotros lo veremos desde el minuto uno con un nuevo hito de la animación. Porque sí, aunque no lo parezca, los escenarios son animación por ordenador. Como siempre, Pixar ha querido potenciar un aspecto de esta técnica, y en 'El viaje de Arlo' apuestan por el fotorrealismo para las localizaciones. Es, sin duda, lo más increíble que he visto nunca en animación por ordenador. Imposible distinguirlo del mundo real. Y la fotografía está tan cuidada, que toda la película es de una belleza visual que corta la respiración. Cuando sacaron el primer tráiler pensé que los personajes eran excesivamente caricaturescos comparados con el escenario, pero dentro de la película lo que vemos es tan cautivador que uno no se da cuenta, se deja llevar, y ayudan mucho a potenciar ese realismo del suelo que pisan. Además, los diseños de Arlo y Spot son adorables.

El viaje de Arlo

'El viaje de Arlo' podía haberse convertido en una cruz para Pixar, y estoy seguro de que, durante unos meses, lo fue. Sin embargo, hay que tenerlos muy puestos para tirar gran parte del trabajo a la basura y empezar de cero, y hay que derrochar talento para que, encima, presenten una película llena de aventura, llena de sentimiento, y que además es un nuevo y espectacular logro en la animación. Todo eso es esta película, y mucho más. Vuelve a ser una flecha directa al centro de nuestro corazón, una nueva demostración de que en ese estudio se encuentran los mejores de los mejores. Quizás no tan innovadora u original como nos tienen acostumbrados, pero es igualmente una historia preciosa y contada de la mejor manera posible. A eso se le llama enfrentarse a los miedos y salir airosos de la tormenta. No, los de Pixar no serán perfectos. Pero no he visto a nadie acercarse tanto a la perfección como ellos.

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