La compra de un cubo de palomitas se ha convertido en una de esas tradiciones totalmente imprescindibles a la hora de acudir a las salas de cine. De hecho, muchos de nosotros no nos imaginamos disfrutando de un gran estreno sin tener entretenido a nuestro estómago. No obstante, la famosa costumbre, que fue estrenada por primera vez en Estados Unidos a finales de los años 20, podría desaparecer del territorio británico. O al menos eso pretende un hombre.
Mike Shotton, ciudadano del Reino Unido, no está nada a favor del producto estrella de las grandes salas. Para el espectador de 39 años, este alimento es el principal responsable de impedirle disfrutar de los últimos estrenos. Es por ello que ha iniciado una petición en Internet para evitar la venta y compra del producto que tradicionalmente se ha utilizado para acompañar al visionado de los films. En su opinión, las palomitas son una fastidiosa costumbre que le dificulta concentrarse en la gran pantalla debido al molesto ruido que generan. Pero...¿es Shotton el único espectador que odia profundamente a aquellos que mastican el famoso aperitivo?
De momento, la petición lleva dos semanas en línea y ha recaudado más de 400 firmas. Un poco lejos, en realidad, del éxito que Shotton esperaba para la propuesta. Y es que queda claro que la mayoría de los espectadores no piensan renunciar a los míticos cubos de maíz porque a un ciudadano británico le parezcan desagradables. De hecho, para muchos, las palabras de Shotton resultan tremendamente exageradas y fuera de lugar. "Esta propuesta tiene su origen en motivos de contaminación acústica, por lo que debería ser escuchada de forma oficial y supervisada por el departamento de salud ambiental", establece Mike en su petición virtual.
Palomitas contra Shotton
La idea de prohibir el mítico snack en la gran pantalla ha generado que otros usuarios se alíen contra Mike Shotton. En este sentido, los defensores del pop-corn han creado otra propuesta en la página Petition Buzz y hasta el momento han conseguido 164 firmas a favor. Parece que en principio no vamos a presenciar el final de una tradición tan arraigada y establecida como comer palomitas en los cines.
Además, teniendo en cuenta el nacimiento de plataformas como Olympia Music Hall (sala francesa donde los espectadores disfrutan de las películas tumbados en camas) o Hot Tube Cinema (espacio británico que sustituye las butacas por jacuzzis) estamos más cerca de abrir nuevos horizontes que de cerrar los ya conocidos.
