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CRÍTICA

'Tres colores: Blanco': La nívea vendetta

Por el 20º aniversario de la muerte del cineasta polaco Krszysztof Kieswlowski, es momento de analizar su aclamada Trilogía de los Colores. Es el turno de la igualdad: 'Blanco'.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 12 de Marzo 2016 | 17:31
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Tras la magnífica 'Azul', la trilogía de Krzysztof Kieslowski continuó con el segundo color de la bandera francesa: 'Blanco', Oso de Plata a la Mejor Dirección en el Festival de Berlín. Si la anterior película hacía referencia a la libertad, toca ahora hablar de la igualdad. Pero se trata de una cinta del realizador polaco, lo que significa que el concepto de igualdad mostrado será completamente diferente al que el público está acostumbrado a ver.

Karol ama con todo su corazón a Dominique, pero ambos se divorcian debido a que él siente que ella no lo ama y porque el matrimonio no llegó a consumarse porque Karol es impotente. Tras dejarle sin el salón de belleza y perder su residencia legal en Francia, consigue volver a su Varsovia natal en una maleta y gracias a la ayuda de su amigo Mikolaj. En su tierra, Karol vuelve a trabajar de peluquero con su hermano. Aunque pronto emprende un negocio junto con su amigo Mikolaj y se convierte en un hombre ambicioso y lleno de éxito. Es así cuando decide vengarse de su ex esposa.

Tres colores: Blanco

La igualdad y la anti-comedia

A diferencia de 'Azul', en 'Blanco' el tono es menos solemne y su intención está cerca del humor negro. De hecho, el propio realizador consideró esta entrega como una "anti-comedia". El concepto que muestra sobre la igualdad es, ciertamente, desconcertante. Dominique, el personaje interpretado magistralmente por Julie Delpy rompe el equilibrio (igualdad) en su matrimonio al no darle una oportunidad a su marido y éste decide devolverle el golpe tiempo después, en una vendetta cercana a ese concepto, aunque no en el sentido más positivo de la palabra.

El ascenso al poder de Karol puede representar tranquilamente lo que significó la apertura de los antiguos países del bloque soviético a Occidente. Kieslowski no vivió en la Europa del Este perteneciente la UE. Sin embargo, el realizador tiene una mirada premonitoria sobre lo que significa el hecho histórico de abrir las puertas a los vecinos del Este.

Tres colores: Blanco

Lazos del este y oeste

En una entrevista, Kieslowski afirmó que se trata de una historia sobre la negación de la igualdad, puesto que ese concepto sugiera que todos son iguales, algo que no es verdadero. El cineasta, de manera irónica y con un toque de ácido humor negro, representa esto en un extraño matrimonio que evoca a esos curiosos lazos que se tienen entre este y oeste. Una metáfora sobre lo que conlleva en abrir sus puertas a esa Europa del progreso, aquella que acaba corrompiendo al protagonista y convirtiéndolo en un ambicioso hombre frío cual el hielo. Su ex esposa, representa un tipo de arrogancia superior que acaba cayendo gracias a "la igualdad".

Irónicamente ensamblada, 'Blanco' puede que sea la propuesta más ligera de los 'Tres colores'. Sin embargo, no se puede decir que no se está ante una obra excepcional. Una tragicomedia moderna, nívea e invernal, cual inmaculado y perverso blanco. Kieslowski, junto con sus compañeros Krzysztof Piesiewicz en el guión y Zbigniew Presiner en la música, crean una obra rica en detalles y elegante. Una extraña, pero sincera, forma de entender la igualdad, aquella que necesita lo más productivo y la mejor cara de la persona, aunque sea espeluznante su ejecución. El color blanco se mira despiadadamente, tornándose en su final de un fuerte color rojo que precede a una tercer y épico acto.

Nota: 8/10

Lo mejor: Su mirada ácida e irónica sobre el concepto de la igualdad.

Lo peor: Su ligereza hace que desluzca frente a las dos otras obras de la trilogía.

Sagas