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CRÍTICA

'Madame Marguerite': El desamor del bel canto

Una interesante reflexión sobre los cánones para catalogar el arte y sobre las verdades y mentiras una diva del bel canto con una voz completamente desafinada para la ópera.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 1 de Abril 2016 | 18:28
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Ya lo dijo el psicólogo y el psiquiatra Alfred Adler: "Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuese percibida como un peligro". El realizador francés Xavier Giannoli es todo un experto en el arte del embuste. Reflejo de ello son dos excelentes propuestas suyas como 'Chanson d'amour' y 'Crónica de una mentira'. Ahora, en clave ácidamente cómica, trae una propuesta maliciosamente deliciosa. 'Madame Marguerite', presentada en el Festival de Venecia y ganadora de cuatro Premios César, incluyendo el de Mejor Actriz para Catherine Frot.

Madame Marguerite

En los felices años veinte parisinos, la aristócrata Marguerite Dumont organiza suntuosas reuniones en las que deleita a sus más íntimas amistades con su don natural para el bel canto entonando arias de Mozart o Verdi... o eso es lo que ella cree. Puesto que realmente esas soirées consiguen reunir a la gente para burlarse de la horrible voz que tiene la dama. Sin embargo, debido a su posición social, los lujos convites y que, realmente, sus recitales son momentos para reír, nadie le ha dicho la verdad. Su marido, que desea verle muerta, le incita a creer que es una virtuosa soprano. Pero todo se complicará cuando ella, convencida de su talento, quiera dar el gran salto y cantar ópera ante un gran público.

Cruel hipocresía, mentira piadosa

Inspirado en la vida real de la excéntrica soprano Florence Foster Jenkins, la cual era famosa por su completa incompetencia para la voz, Giannoli plantea una interesante reflexión sobre el signficado de la palabra arte. Mirado desde su vertiente musical, la voz de Madame Dumont realmente no desentonaría en un concierto de 'Pierrot Lunaire' de Schönberg. Y ahí reside su encanto y su magnificencia como filme, el mostrar con seriedad, delicadeza y ácida ironía la vida de una soprano de la que nadie se atreve a decirle que "va desnuda".

Porque la dama no compra los halagos, es víctima de un engaño en el que la propia (y cruel) sociedad en la que se entremezclan ambiciones egoístas, hipocresía, ansias de libertad y la más triste lástima. En ese sentido, la actriz Catherine Frot realiza un magnífico retrato de esta diva de la ópera. Mostrada con un sublime respeto con el que el público logrará querer a su personaje tanto por su ingenuidad como por su personalidad. Junto a ella, un buen número de personajes que aderezan y le dan sabor a esta comedia dramática en re mayor. Un marido que la desea ver muerta, un mayordomo que, aparentemente, la protege del daño que le puede causar la verdad cual Erich von Stroheim con Gloria Swanson en 'El crepúsculo de los dioses'. Sin duda, una combinación curiosa que va a caballo entre la sátira y la tragedia.

Madame Marguerite

Serenata dodecafónica

Con evocaciones sonoras al dadaísmo, movimiento que nació sobre la época en la que vivía Madame Dumont, Gerhard Richter comentó: "Me veo a mí mismo como el heredero de una gran riqueza cultural". Una frase que puede resumir el sentir de la protagonista, así como del concepto del arte. ¿Hasta qué punto el arte significa amor? Reflexiones interesantes que plantea esta nueva propuesta de Xavier Giannoli, la más equilibrada del realizador hasta el momento.

Con gallos incluidos, esta obra se disfrutará gracias a su elegancia y su savoir-faire. 'Madame Marguerite' es de una las últimas grandes propuestas del cine francés, una serenata tragicómica. "Haciendo oídos sordos", una maravilla.

Nota: 8/10

Lo mejor: Su combinación entre comedia y drama. Excepcional Catherine Frot.

Lo peor: No hay ningún tipo de luz que ofrezca un rayo de esperanza.