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PRECRÍTICA

'El desafío: Frost contra Nixon', duelo de egos

El nuevo trabajo de Ron Howard se encuentra más próxima al duelo de egos que la crítica política, en una película de notables intepretaciones pero de previsible desenlace.

Por Óscar Martínez 5 de Febrero 2009 | 07:12

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'El desafío: Frost contra Nixon' ha sido dirigida por Ron Howard y protagonizada por Frank Langella, Michael Sheen, Rebecca Hall, Toby Jones, Matthew Macfadyen, Kevin Bacon, Oliver Platt y Sam Rockwell entre otros.

La película es una adaptación de la obra teatral de Peter Morgan sobre la serie de entrevistas del periodista David Frost al presidente Nixon, quien aceptó conceder una única entrevista y contestar a preguntas acerca de su mandato y del escándalo Watergate que acabó con su presidencia. Nixon sorprendió a todos al escoger a David Frost como confesor televisivo, seguro de que podría con el alegre presentador británico y se ganaría los corazones y las mentes de los estadounidenses. El equipo de Frost no estaba seguro de que el periodista fuera capaz de llevar a Nixon adonde quería. Pero en cuanto empezaron a rodar, la batalla comenzó. ¿Podría Nixon eludir las preguntas acerca de su papel en una de las mayores vergüenzas sufridas por la nación? ¿Exigiría Frost respuestas claras del hombre que llegó al poder por ser el maestro de la evasiva? Durante la entrevista, cada uno revela sus inseguridades, personalidad e inesperadas reservas de dignidad, para llegar por fin a una asombrosa exhibición de sinceridad.

Bien podría parecer que 'El desafío: Frost contra Nixon' es, junto a 'Mi nombre es Harvey Milk', una nueva muesca -aprovechando el fervor de optimismo desatado por el fenómeno Obama- en la filmografía hollywodiense sobre la convulsa política norteamericana de los años sesenta y setenta y, por extensión, de todo el período de Guerra fría que, si bien siempre ha estado allí (Oliver Stone monopolizó en buena medida dicho fenómeno) recientemente nos ha ofrecido títulos como la infravalorada 'El buen pastor' o 'Buenas noches y buena suerte', por citar algunos ejemplos.

Nada más lejos de la realidad.

Duelo de egos

Si bien 'El desafío: Frost contra Nixon' se encuentra, al menos en cuanto a forma, muy cercana la película protagonizada y dirigida por George Clooney, la película de Ron Howard se aproxima más a la lucha de egos, al duelo mediático, que a adentrarse en el escándalo Watergate.

Concebida como un falso documental, sirviéndose tanto de imágenes de archivo como imitándolas -sobretodo en su tramo inicial-, 'El desafío: Frost contra Nixon' se halla más cerca de abarcar el boom de la maquinaria mediática de la televisión, del Prime Time y de la guerra de audiencias que de esclarecer al espectador qué ocurrió aquel 17 de junio de 1972. Dicha contradicción queda perfectamente reflejada en el equipo que asesora a un despreocupado David Frost, sobretodo en contraposición con el personaje interpretado por Sam Rockwell. Del mismo modo, el emergente boom mediático antes citado contrasta de manera directa con la propia política en la sombra que está siendo juzgada, ofreciéndonos un nuevo contraste entre dos modos de actuación a través de los propios rivales -el personaje de Kevin Bacon es por sí solo todo un alegato a la 'vieja escuela', del mismo modo que las críticas de Nixon a los zapatos italianos de Frost reflejan ese contraste de ideales y convicciones-, por lo que El desafío: Frost contra Nixon es más una crónica a un cambio de orden que una nueva visión del escándalo Watergate.

Por suerte o por desgracia y, a fin de cuentas, como era de esperar, la película de Ron Howard discurre por derroteros bastante previsibles a medida que el film avanza, transformando al antihéroe interpretado por Michael Sheen en el insospechado David que finalmente pondrá en jaque a ese Goliat de nombre Richard Nixon. Así y todo, nunca nos queda claro del todo si esa toma de conciencia previa a la última entrevista -introducida por una llamada telefónica casi onírica- se debe a la ética o al orgullo y al ego, verdadero letimotiv de entrevistador y entrevistado.

De este modo, y a pesar de su brillante inicio y de poseer un ritmo verdaderamente dinámico, 'El desafío: Frost contra Nixon' termina cayendo en ciertas obviedades argumentales, si bien el duelo interpretativo entre Michael Sheen y un maravilloso Frank Langella se convierte en el verdadero interés de la película de Ron Howard.