Paul Bowles dijo: "La violencia de los demás los perturbaba, la suya mucho más". El cineasta ucraniano Miroslav Slaboshpitsky deslumbró a todo el mundo con 'The Tribe', premio de la Mejor Película en la Semana de la Crítica de la 67ª edición del Festival de Cannes. Sin duda, un debut excepcional que, por fin, llega a salas comerciales españolas..
Serguéi es un adolescente que llega a un internado para sordos. Allí se dará cuenta de que el centro está meticulosamente jerarquizado como en la mafia y que lidera el Rey. Se hacen llamar "la Tribu" y se dedican a todo tipo de actos delictivos. Sin embargo, el joven comete un grave error: enamorarse de Anna, una de las chicas que ejerce de concubinas de la Tribu. Esto le llevará a romper una de reglas no escritas de la pandilla.
El descenso a los infiernos
La trama de la película se ha visto ya en otros filmes como 'Un profeta' de Jacques Audiard, con imágenes igual de crudas. Sin embargo, Slaboshpitsky está lejos de querer enseñar un ascenso al poder, sino de mostrar las peores caras de la persona en los lugares más inhóspitos. El elegir un centro de sordomudos no parece una elección al azar, como tampoco desprenderse de cualquier tipo de subtítulo, voces o doblaje. El cineasta logra dar un alarido ahogado entre armas blancas, golpes, lágrimas y una violencia que ejerce de lenguaje primitivo y primario.
De esta manera, Slaboshpistky muestra un imaginario muy propio, claramente marcado pese a tratarse de su ópera prima, en la que saca a relucir una de las caras desconocidas de la sociedad ucraniana y que puede servir de metáfora a como se vive en los países del antiguo bloque soviético tras haberse caído el telón, el cómo las nuevas generaciones parecen abocadas al más triste de los fracasos y de cómo la corrupción social emponzoña cualquier tipo de sentimiento positivo, arrastrando a su protagonista a una espiral de destrucción y decadencia.
Espiral de destrucción y violencia
El realizador no sólo logra transmitir esa incómoda aura de violencia a través de sus imágenes, también lo logra con unos actores que transmiten una espontaneidad espeluznante, como si realmente hayan vivido la trama en sus propias carnes. El joven Grigori Fésenko es todo un descubrimiento, el chico recuerda en su interpretación al magnífico Tahar Rahim en la ya nombrada 'Un profeta', mostrando una auténtica metamorfosis en sus movimientos, su mirada, sus gestos y expresiones.
Como ya hiciera Andréi Zviáguintsev con 'Leviatán' el mismo año, Slaboshpitsky muestra una radical propuesta que se mantienen un constante in crescendo, que no deja pie a respirar y que ahoga como uno de los mejores thrillers que ha dado el cine europeo en el último tiempo. No hay necesidad de palabras para poder expresas el huracán que puede provocar la ira, el rencor y la violencia en el sentido más amplio de la palabra. Una magnífica obra que deslumbra con un debutante al que habrá que seguir la pista.
Nota: 8/10
Lo mejor: Su atrevida puesta en escena y su forma de transmitir el brutal mensaje.
Lo peor: No es un cine aptos para personas sensibles, tiene escenas muy espeluznantes.
