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CRÍTICA

'¿Qué invadimos ahora?': Vuelve el Michael Moore más mordaz

Crítica de '¿Qué invadimos ahora?', el nuevo documental de Michael Moore. Estreno en cines el 27 de mayo.

Por Javier Parra González 26 de Mayo 2016 | 18:57

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A estas alturas no es nada nuevo decir que el norteamericano Michael Moore sigue siendo uno de los azotes del gobierno de su propio país, cuyo espíritu reivindicativo y transgresor le convirtió en enemigo íntimo de aquel esperpéntico presidente llamado George W. Bush, merecedor del Razzie al Peor Actor por 'Fahrenheit 9/11' en 2005. Crítico de la ley de tenencia de armas, de la forma en que el gobierno de Bush gestionó los atentados del 11-S, del sistema sanitario estadounidense y del sistema capitalista como culpable de la crisis financiera, Moore regresa tras siete años desde su última producción ('Capitalismo: una historia de amor') con una de sus producciones más divertidas: '¿Qué invadimos ahora?'.

¿Qué invadimos ahora? 1

Todo comienza con la hipotética teoría de que los altos cargos de la seguridad nacional de la primera potencia mundial deciden poner al documentalista al frente de un proyecto con el que poder arrebatar a otros países elementos clave para el mantenimiento de la nación. Nada de ir a Oriente a robar petróleo para llenar las arcas del gobierno americano, sino cosas que vienen a estar más relacionadas con el Estado del Bienestar y que el capitalismo extremo de Estados Unidos nunca ha asumido.

EEUU es un país dominado por el mercado, el cual controla elementos básicos como son la educación, la sanidad o la seguridad, donde la brecha entre pobres y ricos cada vez es mayor y que está regido por multinacionales que aspiran a reunir ingentes cantidades de fortuna, controlar las necesidades reales de los individuos y plantear nuevas estrategias de mercado. Con ello, Michael Moore decide exportar buenas ideas de otros lugares del mundo "colonizando" países a los que robar ideas para hacerlas suyas: desde las vacaciones pagadas en Italia a los menús gourmet de un colegio público en una de las localidades con más índice de paro del sur de Francia, pasando por la política carcelaria de Noruega, la descriminalización de las drogas en Portugal o la educación universitaria gratuita en Liubliana, Eslovenia, entre muchas otras.

¿Qué invadimos ahora? 2

El realizador vuelve a hacer gala de su carácter mordaz para presentar uno de sus proyectos más divertidos en cuanto a formato, ya que aunque siga presente el carácter satírico en contra de la política de su país, en '¿Qué invadimos ahora?' prima el sentido irónico con el que plantea, a ojos de un estadounidense, situaciones que para los europeos son primordiales en tanto en cuanto a la idea de Estado. Retos a conquistar y óptimos para exportar a su nación a la vez que se cuestiona varios aspectos de la misma: la obesidad infantil derivada de la malnutrición desde los comedores de los institutos, los abusos de la policía con los negros, el hecho de que los jóvenes deban endeudarse de por vida para poder pagar sus estudios y la falta de autocrítica para con la propia historia norteamericana, un país alzado sobre la masacre de los indígenas y la esclavitud de la gente de color.

A la vez que Moore realiza una purga de pensamientos colectivos, abraza el europeísmo (que tan denostado parece estar últimamente) y nos hace entender que, pese a que provenga de la tierra de las oportunidades, a este lado del Atlántico las posibilidades y facilidades que existen hacia los ciudadanos son una quimera para el ciudadano medio estadounidense.

¿Qué invadimos ahora? 3

Sin duda, es un deleite volver a disfrutar de uno de los enfant terrible del cine contemporáneo, quien en esta ocasión se deshace de su máscara más ácida para elaborar otra obra de carácter reivindicativo, en la cual prima esta vez una comicidad inusitada surgida de la banalidad de conversaciones que sirven para fascinar cual niño al gran Moore. Tal vez han sido los años (el de Michigan cuenta ya con 62 primaveras) los que le han hecho perder esa garra que le convertía en ente flagelante para el sistema, pero también cabe hacer mención a que, por una vez, su histrionismo y ganas de aparecer en pantalla no son su principal finalidad, pues estamos ante un americano recorriendo Europa y sorprendiéndose por el hecho de que en el Viejo Continente la calidad de vida sea superior a la de la primera potencia mundial.

Nota: 8

Lo mejor: el primer encuentro de todos, con una pareja italiana que le cuenta a Moore la grandeza de las vacaciones pagadas.

Lo peor: no es el Michael Moore corrosivo que todos conocemos, y eso puede decepcionar a cierto sector del público, pues solo muestra la cara bonita de Europa.

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