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CRÍTICA

'Un hombre de altura': Adiós al príncipe azul

El 22 de junio se estrena en cines 'Un hombre de altura', película francesa dirigida por Laurent Tirard y protagonizada por Jean Dujarin y Virginie Efira.

Por Fernando Sánchez Palenzuela 22 de Junio 2016 | 19:04

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Sin duda las comedias románticas son uno de los géneros más arraigados en el cine. Son muchas las películas que cada año se producen y narran las idas y venidas de una pareja, siempre con una dificultad añadida que les impide llevar a buen puerto la relación y que el amor triunfe. Pero solo hasta el final de la película, ya que los happy endings son otro de los puntos comunes que reúnen estos films. Es dentro de este género donde se engloba 'Un hombre de altura', con la comedia y el romance jugando un papel indispensable a partes iguales. Virginie Efira interpreta a Diane, una exitosa abogada que pierde su teléfono móvil y es encontrado por Alexandre, a quien le da vida Jean Dujardin. Este la llamará a través de su teléfono móvil, concertando con ella una cita para que ambos se conozcan. Sin embargo, el día señalado Diane descubrirá que el encantador hombre con quien habló mide 1'38 metros, lo cual le supondrá un importante hándicap que tendrá que aprender a superar si quiere que el amor entre ellos triunfe.

Bajo esta premisa se enmarca la nueva apuesta del director francés Laurent Tirard, conocido por su labor en 'Astérix y Obélix al servicio de su majestad' y 'El pequeño Nicolás'. Sin embargo, no nos encontramos ante una idea original, y es que se trata del remake de la película argentina del año 2013 'Corazón de León', la cual versa sobre el mismo tema, con Marcos Carnevale a las riendas de la dirección.

Diane y Alexandre paracaidismo

La apertura de la cinta ya muestra una importante maestría de Tirard con la realización de un plano secuencia que engloba toda la obertura. Lo más importante de este inicio es que no se hace esperar y comienza con esa llamada telefónica entre los protagonistas que desencadenará toda la acción. Este es un recurso muy bien pensado, ya que permite situar al espectador ante los hechos de una manera amena y sin perder tiempo y todo perfectamente envuelta con una técnica bien trabajada. La resolución de la dinámica espacial será muy correcta, al igual que la interpretación de la actriz en este inicio. Pero esto no nos presentará únicamente a Diane, sino que la misteriosa voz de ese hombre adulador y conquistador nos planteará (o al menos a ella, pues el espectador ya conoce el secreto oculto de antemano) una imagen donjuanesca que pronto se dejará descubrir. Y tras esto una clarificadora representación de Diane como mujer objeto mientras es observada por todo aquel que se cruza en su camino y que servirá para fomentar el contraste una vez que ella y Alexandre se encuentren en el restaurante. Así pues, tenemos a una deseada y fascinante mujer junto con un pequeño hombre. Comienzan los estereotipos.

No obstante, el hecho de que la película se base en dos personajes muy estereotipados en cuanto a su físico no es razón para desecharla. Esa es la propuesta que plantea y que dará pie a todo lo que ocurra y como tal es una perfecta excusa para construir la relación de amor del mismo modo que si hubieran empleado otra. Lo que sí resulta un problema es la continua insistencia en la estatura de Alexandre, lo cual tras buena parte del metraje puede llegar a cansar por sostenerse demasiado en lo físico y no tanto en el ámbito emocional. Este personaje lleva, en apariencia, sin ningún tipo de afectación su altura. Sin embargo, una conversación con su hijo Benji (César Domboy) le hará exteriorizar por fin todo aquello que lleva dentro y que se ha estado guardando. El peso emocional en esta pareja recae en ella, siendo la que ha de debatirse continuamente con sus propios prejuicios.

Alexandre y Diane sentados en la cama

Un dato que puede llegar a ser reprochable es la realización que presenta la cinta. Esa teatralidad mostrada a través de ese plano de secuencia inicial ocasiona que el espectador se espere alguna que otra virguería por parte de Laurent Tirard que no llega. Las expectativas se han situado a un nivel tan alto en los primeros minutos de película que esperas que continúe deslumbrándote y, sin embargo, no lo consigue. No es que la película no tenga una buena realización ni puesta en escena, en realidad todo es bastante correcto y bien enmarcado dentro de lo que esperas, pero he ahí el problema. Nada más comenzar crees que vas a ver algo diferente dentro de este género y, según avanzan los minutos, descubres que se trata de una falsa esperanza.

La comedia es su mejor arma

'Un hombre de altura' tiene todo en su mano para generar carcajadas en el público asistente y además cuenta con la virtud de saber cómo soltar esa chispa que desencadene una perfecta reacción en la sala. La comicidad puede llegar a ser uno de los efectos más complicados de transmitir, pero en este caso se realiza a la perfección, consiguiendo canalizarlo. Se encuentran muy bien repartidos a lo largo de toda la historia, lo que, en suma, favorece su impresión. Los momentos ganan hilaridad gracias a unas secuencias muy contrastadas, llegando en ocasiones a establecerse como sketches. Cabe destacar el momento en el que Diane le cuenta a su madre Nicole (Manoëlle Gaillard) que está enamorada de Alexandre, lo cual genera el que, sin lugar a dudas, es el mayor punto cómico de la película. Una escena con un planteamiento bastante surrealista pero que funciona a la perfección gracias a la interpretación de Gaillard.

Pero no toda la comedia se concentra en las situaciones planeadas para que le ocurran a los personajes, sino que estos tienen gran responsabilidad en su misión por sacar risas a los asistentes. Los personajes se encuentran muy bien definidos, lo que ayuda a que el contraste entre unos y otros haga más sencillo que se generen puntos cómicos. No obstante, hay que señalar que al igual que la estereotipación se encuentra en el físico de los protagonistas, los personajes restantes también muestran unos caracteres muy marcados y fácilmente reconocibles. Están bien delimitados, pero no se adentran en extraer de ellos gran profundidad. En este sentido, la película recae en uno de los típicos problemas de la mayor parte de este cine: se pasa sobre ellos pero sin detenerse en mostrar a grandes rasgos cómo son. A pesar de esto, hay que remarcar la participación de Stéphanie Papanian como Coralie, la secretaria de Diane y su exmarido Bruno (Cédric Kahn). En un principio es expuesta como la asistente cotilla de turno, pero poco a poco ganará peso cómico en la cinta consiguiendo evolucionar de un personaje algo incómodo a la sorpresa cómica.

'Un hombre de altura' Alexandre, Coralie y Bruno

'Un hombre de altura' reúne todo aquello que el público fiel a las comedias románticas desea encontrar cuando va a ver una película de este género. No hay giros sorprendentes en su guion que nos lleven a algo nunca visto, sino que todo lo que ocurre sabes que va a pasar. Se trata de una cinta realizada con la intención de reflejar los estereotipos en la sociedad y mostrar (por enésima vez) cómo el amor es capaz de superar todo lo que se interponga en su camino. El príncipe azul no existe, ese es el mensaje que nos quieren trasladar y que, a través del film, veremos cómo la chica perfecta llega a aprenderlo. Una apuesta vista pero que gracias al logrado tono de comedia y a la facilidad para hacer soltar varias carcajadas consigue sobresalir y no decepcionar en su objetivo de hacernos pasar un muy buen rato. 'Un hombre de altura' se estrena en cines el 22 de junio.

Nota: 7

Lo mejor: La capacidad para hacer reír.

Lo peor: No aporta nada nuevo al género de la comedia romántica.