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CRÍTICA

'Grandes familias': Elegante y clásico vodevil

Un fabuloso elenco se reúne en 'Grandes familias', un auténtico vodevil familiar que supone el regreso del realizador Jean-Paul Rappeneau tras 13 años de ausencia en el cine.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 23 de Junio 2016 | 14:40
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Se ha hecho de rogar la nueva propuesta de Jean-Paul Rappeneau, director de las aclamadas 'Cyrano de Bergerac' y 'El húsar en el tejado'. Tras 13 años sin estrenar película desde 'Bon Voyage', el realizador trae su noveno largometraje, 'Grandes familias', una comedia dramática en la que se reúne la crème de la crème de la industria de cine francés.

Jerôme Varenne es un hombre de éxito, trabaja en finanzas tiene una novia espectacular, Chen-Li, que es una lince de los negocios y tiene una vida completa en Shanghái. Todo está bien...hasta que debe volver a París para arreglar unos asuntos de negocio. Ese fin de semana revolucionará la vida de Jerôme, se entera que la casa en la que vivió su infancia va a venderse. Abatido, el hombre decide volver a su pueblo natal, en Ambray, para tratar de impedir su venta y enterarse de cómo está la situación. En un principio no lo sabe, pero esta decisión llevará a Jerôme a tener un cambio radical en su vida.

Grandes familias

Tragicomedia familiar

Rappeneau deja de lado la intensidad de 'Cyrano de Bergerac' y 'El húsar en el tejado' para recuperar ese toque cómico coral propio de sus primeros largometrajes como 'Esposa ingenua' o 'Mi nombre es un salvaje'. En 'Grandes familias', el veterano cineasta apuesta por una clásica comedia familiar de enredo, en la que la fuerza de la cinta radica en sus intérpretes, que demuestran una solvencia dramática necesaria que equilibra la comedia más canalla con el drama desgarrador. Este reunión de ambiciones y odios provocados por un Macguffin que prácticamente se desvanece ante la cantidad de trifulcas que se muestran en esta peculiar reunión familiar.

En ese sentido, Rappeneau propone una obra muy personal, pero también poco innovadora. La película la logran salvar su magnífico reparto, liderado por Mathieu Amalric, que parece un actor elegido para representar el álter ego de los cineastas que lo dirigen, su personaje recuerda al de 'Tres recuerdos de mi juventud' o 'La Venus de las pieles'. Un hombre que entra en una espiral familiar loca y absurda, en la que caerá rendido ante la mirada sensual y melancólica de Marine Vacth, que ya deslumbró al mundo con su magnífica interpretación en 'Joven y bonita' de François Ozon.

Grandes familias

Magnífico reparto intergeneracional

Ese dúo deja las escenas más interesantes de un vodevil familiar de clásica ejecución pero que funciona correctamente. Aparte, hay que mencionar al tercero en discordia entre Amalric y Vacth, Gilles Lellouche, que vuelve a demostrar su habilidad para combinar la más desternillante risa con la mirada más fulminante. Además de contar con actores como Guillaume de Tonquédec, Nicole Garcia, el veterano André Dussollier, Karin Viard y la británica Gemma Chan.

Todo un elenco familiar que, en sus momentos más surrealistas dan una teatralidad propia del cine francés y que hacen que 'Grandes familias' sea una comedia de enredo con las dosis necesarias de drama para ir a un nivel superior al de típica comedia gala. Todo ello con un reparto intergeneracional, experto y que tiene varias lecturas. Rappeneau realza al género, dándole un toque paródico y solemne. Una cinta semejante al disfrutar de una experiencia gourmet francesa, con un toque de queso Camembert y un aroma de vino tinto Borgoña. Elegante y ácida sátira de las reuniones familiares, una propuesta más reflexiva de lo que aparenta y con un reparto por el que vale la pena darle un visionado.

Nota: 8/10

Lo mejor: Su magistral y diverso reparto.

Lo peor: No va más allá de ser una correcta comedia dramática de enredo.