NBC sigue interesada en la adaptación televisiva de 'Crueles Intenciones'

A pesar de su corta duración, la primera temporada de 'Buffy' está repleta de episodios clásicos. Pero si hay uno que destaque por su singular propuesta es "Loca e invisible". En lugar de recurrir a la comedia como en otros "Monster of the Week" ("La bruja", "El favorito de la profesora"), este episodio era concebido como una hipérbole fantástica de la estratificación social de los institutos norteamericanos que trataba el tema con la seriedad que merecía. En él, una fuerza invisible atormentaba a la chica más popular del instituto (Cordelia) durante la semana de elecciones a la reina del baile. La acosadora resultaba ser una estudiante que había perdido su corporeidad al ser ignorada durante años por sus compañeros. Una idea con la que 'Buffy' dejaba claro que aspiraba a ser más que una simple serie para adolescentes.

"Pasión" es uno de los episodios favoritos de los seguidores de 'Buffy', pero también (y quizá ahí esté la clave) uno de los que más les hizo sufrir. Después del magnífico díptico "Sorpresa"/"Inocencia" (2x13-14), que desvelaba la maldición que sufría el vampiro Angel (David Boreanaz), "Pasión" suponía la consagración de Angelus, el alter ego del novio de la Cazavampiros, como una de las amenazas más oscuras de la serie hasta el momento. "Pasión" nos dejaba ver hasta dónde era capaz de llegar el "villano" y se saldaba con una baja importante, la de Jenny Calendar, interés amoroso de Giles (Anthony Head). Esta línea argumental culminará en el impactante desenlace de la temporada, "Becoming", donde Buffy se verá obligada a matar a su amado para acabar con el reino de terror de Angelus e impedir que despierte el demonio Acathla. Sin duda una de las tramas que definieron a la serie.

A estas alturas, ya sabíamos de lo que 'Buffy' era capaz, pero la serie alcanzaba una de sus cimas de creatividad con "El deseo", episodio de realidad alternativa en el que Cordelia (Charisma Carpenter) deseaba que Buffy no hubiera llegado nunca a Sunnydale. Este capítulo es recordado por tres razones principales: por poner a prueba nuestro vínculo emocional con los personajes (aquí ocupando roles muy distintos), por introducir tangencialmente a quien más tarde se convertiría en uno de los personajes más queridos de la serie, la ex demonio de venganza Anya (Emma Caulfield), y finalmente por presentarnos a Willow vampira. Siete episodios más tarde, Whedon seguía explorando este universo alternativo con otro capítulo redondo, "Doble personalidad".

El ambicioso final de la tercera temporada de 'Buffy' supuso la consagración de la comunidad fan de la serie, representada en los estudiantes de Sunnydale High, organizados para luchar junto a la Cazadora y sus "scoobies" contra el "Big Bad" de la temporada, el Alcalde Wilkins. "El día de la graduación" afianzaba uno de los leit motivs de la serie, "la unión hace la fuerza", a la vez que (paradójicamente) separaba a Buffy de Angel (que se marchaba a su propio spin-off), dejaba en coma a la cazavampiros rebelde Faith (Eliza Dushku), y destruía el instituto, dando paso a una etapa de la serie completamente nueva.

El arco principal del cuarto año de 'Buffy' no es precisamente el más popular entre los fans de la serie. No obstante, la temporada contiene algunos de sus episodios más celebrados (el genial "Superstar" por ejemplo). "Silencio" es la quintaesencia de los capítulos especiales de 'Buffy', una mini-película de 40 minutos que funciona como pieza autoconclusiva y a la vez avanza enormemente la trama central. "Silencio" es un cuento macabro con ecos a Tim Burton y unos villanos de lo más grotesco (los Gentlemen) cuyas tres cuartas partes transcurren sin diálogos. Uno de los episodios más divertidos, inteligentes y también terroríficos de toda la serie. Y además, el único que recibió una nominación al Emmy a Mejor Guion.

La historia de la Iniciativa (la organización militar secreta que luchaba contra las fuerzas sobrenaturales en Sunnydale) concluyó satisfactoriamente en el penúltimo episodio de la cuarta temporada, reservando el último para un experimento muy peculiar. Con "Inquietud", Whedon realizaba una coda surrealista en clave de David Lynch, con la que visitábamos el subconsciente de los scoobies a través de sus sueños. Un episodio abarrotado de simbolismo y humor absurdo que diseccionaba con precisión quirúrgica a los personajes y nos adelantaba crípticamente algunos acontecimientos de la próxima temporada.

Probablemente el episodio más aclamado de toda la serie, "El cuerpo" llevaba 'Buffy' a otro nivel. Tras cinco temporadas enfrentándose a las fuerzas sobrenaturales, la Cazadora tenía que lidiar con su lucha más difícil: la muerte de su madre por causas naturales. Para aproximarse a este conflicto, Whedon (que escribe y dirige el capítulo) se deshizo de artificios dramáticos (menos maquillaje, luz más natural y completa ausencia de música) con el propósito de intensificar el realismo y desnudar emocionalmente a los personajes. Buffy, Willow, Anya o Dawn reaccionan de la forma más humana posible ante la muerte de un ser querido, dejándonos un episodio de gran madurez y escenas de una crudeza e intensidad inauditas en la serie. "El cuerpo" marca un antes y un después en 'Buffy', y también en la televisión.

En 2001, la cadena WB estaba a punto de desaparecer, y el futuro de 'Buffy' quedaba en la cuerda floja. La cosa no pintaba demasiado bien, así que Whedon concibió el último capítulo de la temporada, "El regalo", como posible final definitivo en caso de que la serie no regresara (de hecho, la cadena lo vendió como "series finale"). Y se nota, vaya si se nota. "El regalo" es uno de los capítulos más épicos de la serie, un desenlace espectacular que pone toda la carne en el asador y culmina con la segunda muerte de Buffy, que se sacrifica para salvar a su hermana, Dawn (Michelle Trachtenberg). El plano final nos deja con el homenaje más adecuado para nuestra heroína: una lápida que reza "Salvó el mundo. Un montón".

Finalmente, la serie fue renovada, pero pasó a otra cadena, UPN, donde existían menos restricciones de censura que en la WB. Bajo la batuta de una nueva showrunner, la guionista Marti Noxon, 'Buffy' transcurrió por derroteros mucho más adultos y escabrosos durante su sexto año: la adicción a la magia de Willow (Alyson Hannigan), la muerte de Tara (Amber Benson) o un intento de violación a Buffy por parte de Spike (la espinita clavada que más duele a los fans de la serie). El espíritu más arriesgado y experimental de la sexta temporada era el adecuado para que cristalizase el musical que llevaba tiempo gestándose en la mente de Whedon. El reto que suponía este episodio no era pequeño (un musical con temas originales que sirviera como capítulo independiente y también de acicate para la trama de la temporada), pero a tenor del resultado, fue más que superado. "Otra vez, con más sentimiento" es un homenaje a las distintas épocas del género musical en el cine, con canciones interpretadas por el reparto y un gran despliegue de medios. A día de hoy los fans de 'Buffy' seguimos tarareando "I've Got a Theory" o "Walk Through the Fire" con mucho "sentimiento". Sin duda, el capítulo con mayor valor de revisionado de la serie.

Con la reconstrucción del instituto Sunnydale, la séptima temporada de 'Buffy' supuso un regreso a los orígenes, pero a su vez planteó un relevo generacional. Aunque tiene episodios autoconclusivos dignos de mención ("Conversaciones con los muertos"), se trata de la temporada de estructura más seriada, por eso, si hemos de quedarnos con un episodio, será en el que todo converge, "La elegida". 'Buffy' concluye su andadura con algunas de las escenas más espectaculares de la serie (la batalla en la Boca del Infierno), un gran sentido de la épica y demasiados acontecimientos para abarcar en un solo párrafo. Pero lo que prevalece por encima de todo es su mensaje de empoderamiento femenino: "Cazadoras, todas y cada una de nosotras. ¿Estáis preparadas para ser fuertes?"

Un broche de oro para una de las series más importantes de la televisión.