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CRÍTICA

'Premonición': Crónica de unas muertes anunciadas

Crítica de 'Premonición (Solace)', un thriller en el que Hopkins y Farrell se enfrentan con poderes psíquicos.

Por Jonathan Espino Aparicio 15 de Julio 2016 | 16:44

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Un gran poder conlleva una gran responsabilidad... o eso decía el tío Ben a Peter justo antes de morir en 'Spider-Man'. En todas las películas, descubrimos que ser bendecido con una cualidad especial acaba siendo más una cruz que una virtud. Y 'Premonición', la última película de Anthony Hopkins y Colin Farrell, no iba a ser menos.

'Solace' (para no liarnos con las decenas de cintas que se titulan igual) es la historia de un

parapsicológico ya retirado que tiene un don para ver el futuro en forma de extrañas visiones: reveladoras, sí, pero lo justo para guardar el misterio de donde se encuentra el asesino desde la primera escena. ¿Asesino? ¿Qué asesino? Resulta que hasta su casa llega un antiguo conocido que pide su ayuda para resolver un caso policial: una serie de muertes con un mismo patrón, lo que les lleva a pensar que hay una sola persona detrás de todas ellas. Con su don, el hombre se une a la policía para dar caza al villano pero quizá usar su poder le lleve a ver cosas que no pueda soportar.

 Solace

Parece la premisa de una nueva serie de televisión, ¿verdad? Algo así como 'The Following' con un puntito sci-fi. La primera sensación que deja la película al terminar es que es una historia que podría continuar perfectamente: primero, por la perfecta pareja policial que ha creado; segundo, por su premisa, muy adecuada para un procedimental; y tercero, porque no nos importaría ver semana tras semana esas visiones tan oníricas que Poyart construye. Pero esto no es un piloto, es una película y ha de funcionar por si sola. ¿Lo consigue?

Dean Morgan y Hopkins, dueños de la función

Durante todo el visionado de 'Solace', en mi mente, no podía parar de pensar en 'Ahora me ves', la cinta sobre magia con estupendo reparto que estrenará su secuela en unos días. El thriller que hoy nos atañe es algo así como el 'Ahora me ves' de los asesinatos: estrellas a ritmo de una función fantástica muy entretenida pero cuya credibilidad puede ser puesta en tela de juicio desde la primera escena.

Hopkins da vida a 'ese señor que pasaba por allí' que lleva años interpretando y saca partido de cada escena pero sin brillar, con el mínimo esfuerzo, como si sólo con su presencia ya debiéramos estar agradecidos; sin embargo, no es suficiente ya que tiene un partenaire con un carisma arrollador dispuesto a robar toda nuestra atención. Jeffrey Dean Morgan parece caminar con un halo de luz, como si su sonrisa fuera a acabar con el hambre en el mundo y sus chascarrillos fueran a terminar con el problema del Gobierno en España. Es pura magia de principio a fin.

 Solace

De los héroes pasemos a los villanos: Colin Farrell, ¿qué te ha pasado? Si al ver el cartel pensáis que es coprotagonista de la cinta, he de deciros que nada más lejos de la realidad: su personaje, aunque aparece ligeramente en las visiones, no hace acto de presencia hasta que pasamos la primera hora de metraje. Evidente estrategia de marketing (alguien debe pensar que aún es un reclamo publicitario) que descoloca al espectador, ansioso por un duelo interpretativo y una resurrección al más puro estilo McConaughey que, lo siento, no llega. Farrell aprueba con un villano sin histrionismos, sin nada característico... Un personaje más de su filmografía, vaya.

Un deja vu constante

Aunque la premisa pueda parecer estupenda, no tiene demasiado de original: 'un policía que pide ayuda a un psíquico para resolver un caso' debe ser el punto de partida de decenas de producciones; sin embargo, en su segunda película, Poyart dota de cierta belleza a esas visiones, casi videoclips de imágenes preciosas en las que el sonido juega a la perfección con lo visual y, además, se permite el lujo de crear una serie de ilusiones en un par de escenas en las que nada es lo que parece y que, sin duda, son lo mejor de la cinta.

Podríamos decir que 'Solace' se trata de un thriller que coge una premisa interesante y que, pese a su poca originalidad, consigue construir un relato cargado de tensión, con buenas escenas de acción y, lo que es más importante en este tipo de películas, una buena resolución. Es curioso que, pese a que sabemos desde el primer minuto quién es el asesino, nos tiene pegados a la butaca gracias a esas visiones que, pequeño spoiler, ponen en peligro a algún que otro personaje.

Nota: 6.5

Lo mejor: Dean Morgan, las visiones de Hopkins y un ritmo trepidante que no da cabida al aburrimiento.

Lo peor: Tenemos constantemente la sensación de ya haberla visto. Y varias veces.