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CRÍTICA

'Bella y perdida': Surrealismo, poética y pretenciosidad

Crítica de 'Bella y perdida', la última película de Pietro Marcello. 5 de agosto en cines.

Por Javier Parra González 4 de Agosto 2016 | 17:54

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A través de un inusitado carácter surrealista, Pietro Marcello realiza su personal homenaje a Tommaso Cestrone, un pastor que se autoproclamó guarda del palacio Carditello en Caserta y que murió en un ataque al corazón en la Nochebuena de 2013 a los 48 años de edad.

Bella y perdida

El edificio en cuestión, una joya arquitectónica del siglo XVIII que se pasó años limpiando de la chatarra que se había acumulado y defendiéndolo de los vándalos e incluso la Camorra, se convierte en el elemento de interacción real en el que Marcello fija su mirada, una mirada con la que fabula y convierte al vigilante voluntario en una suerte de ente mitológico del panteón italiano.

El galardonado realizador de 'La bocca del lupo', firma su quinto largometraje documental (en su filmografía hay otros cinco documentales en formato corto, algunos de ellos segmentos en títulos corales, como '9x10 novanta') de una forma que traspasa la frontera de la no ficción hasta un límite que bien podría considerarse diametralmente opuesto al de la realidad que pretende plasmar. Y es que para retratar la figura de Cestrone, se opta por jugar todas las cartas al surrealismo.

Bella y perdida

Insondable surrealismo

Con la muerte de ese personaje que se convierte en vórtice del film, comienza a construirse un cuento de hadas moderno en el que un polichinela se convertirá en el salvador de un búfalo que estaba destinado a morir. A partir de entonces, el búfalo es quien se hará cargo de una historia que, aunque se haya aceptado el carácter surrealista del film, cuesta de digerir y cuya sensación final es la de que se podría haber contado lo mismo en un cortometraje.

Como en todo cuento, a lo largo de la odisea de los protagonistas hallaremos a diferentes personajes: ladrones de tumbas, pastores, cazadores furtivos y otras alegorías del campo italiano, elemento que Pietro Marcello se empeña en querer plasmar en pantalla sin ningún sentido de la cohesión, estableciendo una especie de tierra de nadie en la que todo vale.

La voz de la tradición y el espíritu de la Italia rural parecen manifestarse en la concatenación de planos que es 'Bella y perdida'. Una voz perteneciente a Sarchiapone, el búfalo, quien dialoga con lo que le rodea para elaborar un discurso melancólico y nostálgico sobre el paisaje, el pasado y el presente. El director, recapacita así sobre la banalidad del mundo que le rodea partiendo de la premisa de la muerte de Cestrone y queriendo reivindicar su figura, y pese a que el resultado sea una obra llena de lirismo más cercana al cine de arte y ensayo, esta poesía cinematográfica se pierde por momentos y llega a convertirse en un ejercicio de pretenciosidad como pocos.

Nota: 4

Lo mejor: Los primeros despuntes surrealistas, que parecen indicar que estamos ante algo curioso.

Lo peor: Se convierte en un cúmulo de ideas desordenadas a las cuales es complicado prestar atención.

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