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CRÍTICA

'Criminal': Viaje a la cumbre del disparate

Ariel Vromen vuelve a la dirección con este thriller de intriga, que parte de una idea muy cercana a la ciencia ficción.

Por Iván Ginés Fernández 1 de Septiembre 2016 | 18:43

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Tras dirigir dos largometrajes que pasaron desapercibidos en Estados Unidos y muy probablemente no se vieron lejos de sus fronteras, Ariel Vromen se dio a conocer en 2012 con 'The Iceman', un interesantísimo thriller sobre la mafia en el que Michael Shannon nos regaló una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha. Aunque narrativamente su resultado no fuera más allá del aprobado raspado, la excelente construcción de personajes -y sus no-limites morales- y su sombría e inquietante atmósfera convertían este acercamiento a la criminalidad en uno de los más atractivos de lo que llevamos de siglo. Si a eso le sumamos secundarios de la entidad de Ray Liotta, Winona Ryder y Chris Evans -que sorprendió a propios y extraños en uno de sus trabajos más inspirados-, la película no hacia más que ganar en calidad e interés.

Kevin Costner en 'Criminal'

Cuatro años después de deslumbrar a la prensa internacional en el Festival de Venecia, Ariel Vromen vuelve a ser objeto de análisis con 'Criminal', un thriller en el que, desgraciadamente, ofrece muchas dudas acerca del talento que parecía asomar en 'The Iceman'. Y el problema es que no se trata de un simple bajón de nivel, sino de la creación de una película cercana al despropósito, fallida en prácticamente todos los aspectos, pues ni siquiera se puede decir que el reparto esté a la altura de las circunstancias.

En 'Criminal', Billy Pope (Ryan Reynolds) es un agente de la CIA que es perseguido por un anarquista español (Jordi Mollà), que trata de impedirle contactar a un hacker llamado "El holandés" (Michael Pitt), a quien trata de brindar protección. La operación sale mal y Pope es asesinado. El jefe de la operación (Gary Oldman) necesita recuperar la información que tenía el agente en su memoria, por lo que contacta con un médico especializado en el tema (Tommy Lee Jones) para tratar de transferir sus recuerdos a otra persona. El elegido es Jericho Stewart (Kevin Costner), un convicto peligroso e impredecible, que será incapaz de utilizar la información recibida en su cerebro para los fines que persigue la CIA.

Kevin Costner en 'Criminal' #2

Un guion mediocre

La principal diferencia entre 'Criminal' y el anterior trabajo de Vromen se encuentra en el trabajo de escritura. Mientras que en 'The Iceman' el guion estaba escrito por el propio realizador americano nacido en Israel, en su nueva película le pasa el testigo a Douglas Cook y David Weisberg. Aprovechando un arranque que ofrece una premisa colindante con la ciencia ficción, los guionistas de 'La Roca' deciden saltarse todas las leyes de la verosimilitud y la coherencia interna para enarbolar todo el entramado argumental y la línea narrativa en torno a un personaje cuya elección resulta incomprensible. Si únicamente necesitas información, ¿por qué le efectúas la operación a un sujeto mentalmente inestable? Pues así de gratuito es todo en esta película, donde la coherencia brilla por su ausencia. Ni siquiera un completamente entregado Kevin Costner puede hacer algo como ese psicópata pasado de rosca y sin escrúpulos que se debate entre su maldad y la bondad del agente de la CIA cuyos recuerdos inundan su cabeza.

Podría haber sido realmente interesante realizar un estudio psicológico (quizá no un tratamiento en profundidad, pero sí algún tipo de desarrollo) de este individuo que se ve obligado a vivir (al menos mientras se desarrolla la acción) en una contradicción constante, siguiendo los instintos que le han sido implantados mientras suelta un chascarrillo tras otro. Porque sí, el criminal que da nombre a la película no es más que una caricatura. Su capacidad para provocar las risas del espectador es incuestionable, aunque la mayoría de las veces se pueda dudar sobre su intencionalidad, pues lo grotesco de algunas situaciones no lo pone nada fácil. En cuanto al desarrollo dramático del personaje de Costner, que oscila entre el disparate y la superficialidad, alcanza sus mayores cotas de vergüenza ajena cuando el transcurso de la trama se vuelve más emocional. Aquí entra en juego el personaje de Gal Gadot, esposa del fallecido agente de la CIA, y su presencia nos deleita con algunos flashbacks difícilmente olvidables, cuyas imágenes tratan de imitar con resultados desastrosos la poética malickiana.

Gal Gadot en 'Criminal'

El tratamiento de los personajes secundarios es muy flojo, cuando no inexistente. Gary Oldman, Tommy Lee Jones y Michael Pitt hacen acto de presencia, algunos en mayor medida que otros, pero sus personajes son unidimensionales, carentes de matices y de peso dramático. Sin embargo, la palma se la lleva el único personaje femenino -el de Antje Traue- que no aparece como un simple objeto, ya que su trascendencia narrativa es muy limitada, por no decir nula.

Pero el trabajo de dirección...

Lo peor de todo es que el trabajo de Ariel Vromen no es mucho mejor que el de escritura. Las decisiones de dirección están al nivel del resto de apartados, aunque es preciso destacar las pocas escenas de acción que tiene la película, siendo los únicos momentos de todo el metraje en los que logra captar la atención del espectador. La trama avanza a trompicones, de laguna en laguna, sembrando el caos en cada plano, con la capacidad de sorprender por una serie de incoherencias que se suceden sin respiro. En este sentido, el montaje, tan arbitrario como abrupto, no hace más que complicar su sencillo entramado para aparentar algo de complejidad.

En lugar de ser consciente de sus limitaciones, de tratar de suplir sus carencias narrativas con un vibrante y virtuoso ejercicio de atractiva inverosimilitud, 'Criminal' se empeña en relegar la acción a un segundo plano. Así las cosas, el desinterés se apodera de la cinta e imposibilita cualquier posibilidad de construir algo competente. Todos los momentos destacables de la película, por las carcajadas que provocan, están relacionados con la figura de un esforzado Kevin Costner que, aun siendo víctima de un pésimo personaje, se convierte en lo mejor de la película.

Nota: 2

Lo mejor: Que en alguna ocasión te puedes reír con (y, sobre todo, de) Kevin Costner.

Lo peor: Su inconsistencia narrativa, que hace de su visionado una experiencia inmediatamente olvidable.

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