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CRÍTICA

'El porvenir': La madurez del tiempo

Mia Hansen-Løve dirige 'El porvenir', ganadora del Oso de Plata a la mejor dirección en el 66º Festival de Berlín. Isabelle Huppert brilla con luz propia y transmite una humanidad extraordinaria.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 23 de Septiembre 2016 | 19:00
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El filósofo alemán Friedrich Nietzsche dijo: "La madurez de la persona es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando estaba en la infancia". Para su quinto largometraje, la realizadora francesa Mia Hansen-Løve ha decidido traer un planteamiento interesante sobre la madurez femenina. 'El porvernir', Oso de Plata en la 66ª edición del Festival de Berlín, mostradas en la sección Perlas del 64º Festival de San Sebastián y protagonizada por una excelente Isabelle Huppert, muestra un proceso mucho más complejo y asertivo que otros puntos de vista.

El porvenir

Nathalie es profesora de filosofía, lo es por vocación, su ideal está en inculcar a los jóvenes el que piensen por sí mismos, está cerca de los sesenta años y prácticamente ya tiene la vida hecha, sus hijos sólo van los domingos a comer a casa, su marido, Heinz, es también profesor de filosofía en otro instituto y, de tanto en tanto, debe cuidar de su madre con problemas mentales. Todo parece estar medianamente en orden hasta que Heinz decide abandonarla por una mujer más joven. La vida de Nathalie se desmorona pero, lejos de mortificarse, la mujer verá la vida de una manera que no hubiera pensado inicialmente.

Una profunda reflexión sobre el paso del tiempo

Lo extraordinario de Hansen-Løve es saber inspirarse en personas de su entorno para crear obras extraordinarias, si en 'Edén' hablaba de su hermano y de su época de DJ, en 'El porvenir' se inspira en su madre, profesora de filosofía. Todo empieza con un prólogo revelador que se traslada después varios años después en los que se ve a Nathalie en su hábitat natural, una clase de filosofía. La realizadora no deja nada al azar, la clase se produce en una huelga contra una reforma educativa del gobierno de Nicolas Sarkozy, algo también muy acertado el elegir un pasado muy cercano.

Porque 'El porvenir' es mucho más que una crisis en la vida personal de su protagonista, es una profunda reflexión sobre el paso del tiempo, sobre lo que se ha vivido, lo que se vive y lo que está por vivir. Una cuestión asociada a la juventud, muy propia de ella al tener "todo el tiempo del mundo" por delante. Por eso, es raro, necesario y admirable que Hansen-Løve haya optado por una mirada madura y femenina. En el caso de Nathalie, es testigo de cómo su estabilidad se quiebra del todo, no sólo personal, también profesionalmente y, por qué no decirlo, vocacional.

El porvenir

Sin embargo, si algo ha aprendido Nathalie, es a amar lo que ha hecho en su vida, lo que le permite resistir con extraordinario estoicismo todos los envites que le da, de pronto, la vida a sus sesenta años. De esta forma, la mujer conecta con los yos de sus anteriores vidas, por un momento, deja de ser la esposa, la profesora, la hija, la madre, la protectora para ser, simplemente, ella misma. Un concepto puro de libertad que Hansen-Løve recrea de una manera semejante, aunque mucho más comedida, al que creó Krzysztof Kieslowski en 'Tres colores: Azul'.

Pero no es sólo un ejercicio de mirar hacia el futuro, sea la edad que sea, durante este trayecto personal, en el que Isabelle Huppert sumerge al espectador con una magnífica humanidad, también se aprovecha para reflexionar sobre el principal fuerte: La filosofía. Aquella que se plantea desde una mirada más joven, por tanto más atrevida, y que dialoga y entra en conflicto con la voz de la experiencia, más curtida por la sabiduría de la vida. En ese sentido, 'El porvenir' surca interesantes reflexiones sobre el activismo, con una sutil crítica al atrevimiento de esa lucha por un mundo mejor hecha de una manera entre banal e ingenuamente comprometida. También toca ligeramente la responsabilidad de la sociedad francesa con la educación y de cómo la crisis económica puede actuar a agente oportunista para derrumbar lo cosechado en décadas.

Isabelle Huppert, extraordinaria

Todo ello mostrado desde la mirada de Isabelle Huppert, la actriz da una extraordinaria humanidad a un personaje que crece enormemente en lo cotidiano, en lo diario, en lo que cada uno vive. No se evade del drama, la directora muestra su fragilidad en pequeñas dosis para no caer en sentimentalismos, sino que se enfrenta a él como una persona propia de su edad, con una madurez en la que la filosofía ha sido la principal protagonista. Pese a que, inicialmente, queden las ruinas del pasado, finalmente se logra forjar un presente y, con ello, un futuro, provocando que el porvenir sea incierto pero no por ello poco alentador.

El porvenir

Con ello, la actriz da su mejor interpretación en bastante tiempo, algo no que se debe decir a la ligera teniendo en cuenta sus interpretaciones en 'La encajera', 'Prostituta de día, señorita de noche', 'La pianista' o 'Villa Amalia'. Eso sin contar que, por cosas del destino, pronto se le verá en la magistral 'Elle' de Paul Verhoeven.

'El porvenir' es el trabajo más redondo de Mia Hansen-Løve, una muestra diferente de la madurez, en clave femenina y que transmite una humanidad plena. Imposible no rendirse ante una de las mejores películas del año. Quizás no haya sido rodada durante años como 'Boyhood' de Richard Linklater pero 'El porvenir' logra plasmar los momentos de la vida con la misma delicadeza.

Nota: 9/10

Lo mejor: Hecha con mimo y delicadeza. Isabelle Huppert está magnífica.

Lo peor: Cierto público joven, y especialmente masculino, podría no empatizar con ella y verlo como algo pedante, cuando no lo es.

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