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CRÍTICA

'La bailarina': Los pétalos de la danza

Stéphanie Di Giusto estrena su ópera prima, 'La bailarina', presentada en la sección Una cierta mirada en el Festival de Cannes. Auge y caída de Loïe Fuller, bailarina renombre de la Belle Époque.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 4 de Noviembre 2016 | 19:17
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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La bailarina estadounidense Martha Graham dijo: "A nadie le importa si no puedes bailar bien. Levántate y baila. Los grandes bailarines son muy buenos por su pasión". Loïe Fuller fue una de las principales figuras de la Belle Époque, su particular forma de bailar, alejada de los cánones del ballet, así como su rompedora imagen y, especialmente, las innovaciones tecnológicas que puso en la danza. Una mujer que fue admirada por figuras como Paul Valéry, los Hermanos Lumière, Georges Méliès o Marie Curie. Una mujer adelantada a su tiempo merecía tener una película y que llega con 'La bailarina', ópera prima de Stéphanie Di Giusto y presentada en la sección Una cierta mirada en el Festival de Cannes.

La bailarina

Nacida un 15 de enero de 1862 en Fullersburg, en el estado de Illinois, Marie Louise Fuller se convirtió en una sensación desde su niñez. Una mujer que se forjó una carrera como bailarina de manera autodidacta. Tras triunfar en Estados Unidos en bailes de burlesque y vodevil. Sin embargo, Norteamérica no la comprende y Fuller marcha rumbo a París, convirtiéndose en unas de los principales iconos de la Belle Époque, admirada en por Rodin, el matrimonio Curie o inmortalizada en películas de los Lumière o Méliès. Su triunfo en la Ópera de París será el culmen de una carrera que correrá peligro cuando llegue al escenario la joven promesa Isadora Duncan.

El arte de una mujer adelantada a su tiempo

Di Giusto tenía bajo sus manos una interesante historia, además de real. Lo cierto es que la vida de Loïe Fuller, especialmente en su vena artística, resulta atrayente para el mundo del cine, especialmente por haberla inmortalizado durante los primeros años del cinematógrafo. Precursora del surrealismo, lo cierto es que la realizadora acierta en el apartado visual y artístico, el encargado de la fotografía es el maestro Benoît Debie. No obstante, la manera de ejecutar la historia es canónica y no alejada de otros biopics igual de certeros pero también igual de conservadores.

La bailarina

Además de tomarse demasiadas licencias creativas, la directora olvida la amistad de la bailarina con la monarquía de Rumanía, sus éxitos en Estados Unidos y crea una rivalidad y deseo con Isadora Duncan que no está documentada, Di Giusto también acierta en la elección de sus actores. La cantante y actriz Soko es la Bailarina, es pasión, es devoción, es arte pero también es inseguridad, anhelo y miedo. Una combinación mágica y muy propia para lo que fue Loïe Fuller, a su lado la ambición convertida con en Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis muestra sus dotes que la pueden convertir en una excelente femme fatale en el futuro y que recuerda la forma de actuar la melancólica Marine Vacth de 'Joven y bonita' o en la soberbia Chloë Grace Moretz de 'Viaje a Sils Maria'.

Un maravilloso espectáculo visual

Quizás se eche en falta mayor fidelidad a la historia de la bailarina, el haber ahondado más o en su vida personal o en la artística puesto que Di Giusto duda en qué enfocar la historia, eso provoca que la cinta tenga cierta irregularidad, pese a tener magníficas interpretaciones, mención especial para unos excelentes Gaspard Ulliel, Mélanie Thierry y François Damiens, y un apartado técnico y visual maravilloso. La combinación hace que valga la pena ver esta película en cines y que logre perdonarse, hasta cierto punto, los errores de principiante de su cineasta.

La bailarina

Con lo cual, 'La bailarina' es un espectáculo visual delicioso, hermoso y tremendamente entregado. Cierto es que se echa en falta mayor riesgo en la historia, como también cierta reivindicación histórica a su figura vanguardista. Pese a ello, se trata de una producción decente, lo que hace de 'La bailarina' una maravillosa y sensorial experiencia cual Danza serpentina de Fuller.

Nota: 7

Lo mejor: Sus actores, su fotografía y las coreografías originales de Fuller.

Lo peor: Haber omitido buena parte de la vida personal real de la bailarina, así como también un guión más sólido y arriesgado que haya estado a la altura de esta pionera.