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CRÍTICA

'Los exámenes': Germen de corrupción

El ganador del premio al mejor director en el Festival de Cannes, Cristian Mungiu, estrena en España su nueva reflexión sobre la naturaleza humana y la complejidad de las relaciones.

Por Alejandro Rodera Herrero 25 de Noviembre 2016 | 18:21

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Por mucho que algunos directores de cine se esfuercen por plasmar la realidad sin filtros, siempre hay alguna trampa que les impide alcanzar su meta. Una nota de piano en el momento exacto, un inserto demasiado obvio, un flashback innecesario... El juego de manipulación emocional que siempre ha existido en el cine. Pero no todos juegan a lo mismo. Cristian Mungiu se ha establecido como uno de los mejores realizadores en activo por su sincera y comprometida mirada; sin florituras ni adornos muestra situaciones plausibles y en las que quedamos atrapados sin necesidad de trucos efectistas. El cineasta rumano regresa con 'Los exámenes', manteniendo el potente nivel narrativo que le caracteriza.

'Los exámenes'

Como es habitual en su filmografía, un evento traumático marca el devenir de la cinta. En esta ocasión se trata de un intento de violación a una adolescente. Pero Mungiu no centra tanto la cámara en la aplicada estudiante sino en su padre. Desde la primera secuencia se nos transmite la personalidad resolutiva del progenitor, que hará lo que haga falta para que su hija alcance los estándares que él mismo le ha impuesto. Una vez más las frustraciones paternas son heredadas por la siguiente generación, que debe cargar con ellas en un pesado hatillo. 'Los exámenes' sigue principalmente la odisea de este padre por conseguir que su hija en shock obtenga las mejores calificaciones en sus últimos exámenes en el instituto para poder hacerse con una beca que la permita irse a Inglaterra. Lejos de querer mantenerla bajo su protección y consciente de haberla mimado en un ambiente hostil, prefiere hacerla emigrar a aceptar la condición de su país y tratar de solucionarlo desde dentro.

En ese vaivén moral por el que se mueve el padre a lo largo del metraje nos encontramos con escenas en las que se retrata con absoluta precisión cómo funciona el sistema, no solo el rumano, sino el que nos rige a todos. La corrupción brota de las heridas causadas en la familia, como si fuera la solución más fácil para cerrarlas lo más rápido posible. Ese estudio del contradictorio padre, que se nos presenta como honesto, es lo que conduce a 'Los exámenes' a la grandeza, a partir de una historia tan minúscula como colosal. La corrompida sociedad y las vergüenzas del sistema educativo son calamidades que vivimos como inevitables, y precisamente Mungiu nos muestra esas sombras a partir de un personaje que podría ser nuestro propio vecino, o nosotros mismos. Además, sus relaciones con el resto de personajes, sobre todo con su hija, llegan a ser estremecedoras por la naturalidad con la que se revelan los momentos determinantes que definen la vida de un reducido cúmulo de personas.

'Los exámenes'

No pares de grabar

La característica más evidente del cine de Mungiu son sus largos planos, a veces coincidentes con la duración completa de la secuencia. Dentro de ese inquietante marco constante sucede todo. Aquella escena de 'Ciudadano Kane' en la que el destino del niño se decidía en primer plano mientras él jugaba alegremente en último término sin enterarse de lo que sería de su futuro y su trineo, es el ejemplo perfecto de cómo trabaja Mungiu los espacios. No siempre recurre a la profundidad de campo para componer sus escenas en diversos términos, pero sí que es capaz de reunir a varios personajes en una escena sin cortar en montaje y sin que se pierda nada de cada uno de ellos. Enfrenta a los individuos cara a cara, sin obligar al espectador a centrarse en uno u otro en determinados momentos. Tú decides. Tú lees la imagen y la interpretas. Él coloca la cámara con maestría y tú tienes que proceder a internarte en el escenario con sus personajes.

Ese estilo no ha variado demasiado desde '4 meses, 3 semanas, 2 días' -una de las mejores películas del presente siglo- y en sus dos siguientes trabajos ha conseguido que sea tan natural y estremecedor como la primera vez. Con la indudable calidad de 'Los exámenes' como aval, es obligatorio reivindicar a un director tan aclamado en los festivales como desconocido en el resto del mundo. Cristian Mungiu ha vuelto a hacer algo en lo que mucha gente ha perdido el interés, ha reflexionado acerca de aspectos vitales de nuestra sociedad, y ya es hora de que su cine reciba la atención que merece.

Nota: 8

Lo mejor: Las contradicciones del personaje protagonista, reputado doctor que caerá en una red de corrupción que pone en duda el funcionamiento del sistema.

Lo peor: Como sucede con la mayoría de cineastas diferentes al resto de la manada, Mungiu no enamorará a los adictos al cine palomitero, pero sí a los espectadores inquietos.

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