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PRECRÍTICA

'Una pareja de tres', algo más que una comedia romántica

El director de 'El diablo viste de Prada' nos brinda algo más que una comedia romántica del montón, con unos Owen Wilson y Jennifer Aniston sorprendentemente solventes a pesar dela americanidad del producto.

Por Óscar Martínez 19 de Marzo 2009 | 14:47

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'Marley & me' llega mañana a nuestras salas bajo el título de 'Una pareja de tres' protagonizada por Owen Wilson Jennifer Aniston, Alan Arkin, Eric Dane, Haley Bennett, Marc Macaulay, Sandy Martin, Victoria Roman y Lisa Varga bajo la dirección de David Frankel.

La película, basada en las memorias de John Grogan, columnista del Philadelphia Inquirer, gira en torno a su convivencia durante trece años con su perro Marley. La historia narra cómo la familia de Grogan aprendió del neurótico perro lo que realmente importa en la vida. Lo cierto es que Grogan decidió adoptar dicho perro antes de tener un niño, y resultó que el animal era muy hiperactivo y travieso, por lo que provocaba auténticos desastres.

A simple vista, cualquiera con dedos de frente catalogaría a 'Una pareja de tres' dentro de la típica comedia romántica, sobretodo teniendo en cuenta a sus dos actores protagonistas.

Por suerte, las apariencias engañan.

Más que una conmedia romántica cualquiera

Y es que el nuevo trabajo de David Frankel, responsable de 'El diablo viste de Prada', nos brinda con Una pareja de tres un curioso pupurrí de géneros por el que la película deambula con un considerable acierto. Ciertamente, 'Una pareja de tres' se inicia como una comedia romántica prototípica, con una pareja de recién casados que acoge a un perro ante el pánico del esposo de que su esposa quiera tener de manera temprana un primer vástago.

A partir de este momento, la película de David Frankel adopta el disfraz de blockbuster para todos los públicos con una retahíla de secuencias cómicas más o menos afortunadas, y así sigue hasta su primer tercio de metraje. Pero, voilà, en el momento en el que el personaje interpretado por Owen Wilson comienza a ajercer de columnista, su director sus ofrece un inesperado montaje -técnicamente, lo único destacable de la película-, en el que resume sus primeras anécdotas a través de imágenes de video casero aceleradas, y es precisamente en ese punto en el que el espectador se encuentra con algo inesprado: un atisbo de calidad.

A partir de ahí, con el paso de los años y el aumento de la familia, Una pareja de tres' se desvincula (casi) completamente de su etiqueta original'y nos sumerge en un drama familiar donde el sacrificio, el trabajo, el cambio de roles y los diversos tejes y manejes que tienen cabida dentro de una relación de pareja se erigen como principal argumento, captando sorpresivamente nuestro interés y ofreciéndonos unas intepretaciones sorprendentemente plausibles de sus dos protagonistas, además de la siempre interesante relación entre los personajes de Owen Wilson y Eric Dane, sombra del ¿y si...? de nuestro protagonista.

Así transcurre el extenso metraje de una interesante película que, por contra, peca de un tremendo neoconsevadurismo, donde la familia se erige como alma mater del American Dream, y donde un final verdaderamente edulcorado y lacrimógeno empaña, en cierta medida, todo lo logrado en el grueso de un metraje que, con no poco tino, narra la historia de sus protagonistas a partir de la historia de su mascota.