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CRÍTICA

Cómo 'Moonlight' explora los clichés de orientación sexual, raza y masculinidad

Barry Jenkins transciende la etiqueta de "cine LGTB" construyendo el emotivo retrato de un joven negro estadounidense sin guías ni modelos de conducta.

Por Javier Pérez Martín 10 de Febrero 2017 | 14:51

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"De noche, todos los gatos son pardos". Estaba muy tentado de titular esta crítica así, pero sería no tomarse a 'Moonlight' todo lo en serio que deberíamos tomárnosla.

Estábamos avisados: desde su estreno en septiembre en el Festival de Toronto, la película de Barry Jenkins (dirige y escribe sobre la idea de Tarell Alvin McCraney) ha sido descrita con todos los adjetivos positivos habidos y por haber, como una de las cintas imprescindibles de los últimos años. No voy a negar que fue difícil enfrentarse a 'Moonlight' sin expectativas y con objetividad.

'Moonlight'

Y ni me propuse hacerlo. Sobre todo, porque sabía que me enfrentaba a una película muy personal. Jenkins ha confesado que esta historia de un niño negro criado por una madre drogadicta en un barrio pobre de Miami es muy parecida a la suya propia. Él no es gay, como sí lo son este personaje y el propio McCraney, pero quizá esa sea la razón por la que 'Moonlight' trascienda la etiqueta de "cine LGTB" y pueda abrazar conceptos más complejos y profundos.

Chiron es un niño aplastado. Lo aplastan los tormentos de una madre más preocupada por meterse droga que por asegurarse de que vaya al colegio y esté bien alimentado. Lo aplastan las burlas y palizas de sus compañeros de clase, que ven en él una diferencia que ni él mismo sabe reconocer. Un buen día, su camino se cruza con el de Juan, un narcotraficante (interpretado de forma inolvidable por un Mahershala Ali que nunca ha estado mejor que aquí y que recogerá con todo derecho el Oscar a Mejor Actor de Reparto a finales de mes). Juan le da de comer, le presenta a su novia, Teresa (Janelle Monáe, que también, como Ali, está en la otra película "de negros" del año, 'Figuras ocultas', y que asienta con estos dos papeles la incontestable base para una prometedora carrera como actriz, además de ser una imprescindible cantautora). Juan le acoge bajo su ala y, cuando descubre que su madre, Paula, es una yonqui violenta, toma el rol de una especie de figura paterna. Teresa y Juan se convierten en el refugio de Chiron durante su niñez.

'Moonlight'

Así empieza 'Moonlight', la historia de crecimiento de Chiron, estructurada en tres actos, tres décadas y tres épocas diferentes. Cada capítulo lleva como título el nombre que este niño recibe en cada época de su vida. Little, Chiron, Black. Alex R. Hibbert, Ashton Sanders, Trevante Rhodes. "Tienes que decidir por ti mismo quién vas a ser", es una de las frases más famosas de la película, que no estaba en el guion original, como Jenkins ha admitido. Mahershala Ali la dijo en una de las tomas de rodaje, y así sintetizó su papel como Juan y uno de los mensajes más potentes de 'Moonlight': sin modelos, moldes en los que encajar ni guías que seguir, la búsqueda de la identidad es para Chiron tan liberadora como ahogante.

Ese es el "problema", y la oportunidad, de Chiron: que no encaja del todo ni como huérfano de los bajos fondos afroamericanos, ni como joven homosexual. Así, Jenkins cuenta una historia que Hollywood aún no está ni cerca de oler: la de las minorías dentro de las minorías dentro de las minorías. Solo en un año tras las quejas por falta de diversidad en los Oscar se entiende que la Academia haya buscado por cielo y tierra un producto así. Nominada a ocho estatuillas, entre ellas las de mejor película y mejor director, 'Moonlight' podría irse de vacío mientras 'La ciudad de las estrellas: La La Land' arrasa, pero pocas películas son ahora mismo más pertinentes en el país presidido por Donald Trump.

Porque además de una excelente deconstrucción de la identidad, la historia de Chiron es la de un hombre negro homosexual en busca de sí mismo. Sus decisiones, sus conflictos y su viaje dicen mucho de cómo tienen que sobrevivir las personas desfavorecidas y en los márgenes de la sociedad (un espectro cada vez más amplio en gran parte del mundo supuestamente desarrollado).

'Moonlight'

La otra protagonista del relato es Paula, la madre de Chiron, interpretada de forma visceral y entregada por Naomi Harris. Una mujer imperfecta cuyos fatales errores moldean a nuestro protagonista. Ella es la causa de los momentos más duros de la película, pero a pesar de su crueldad, nos destroza en las escenas en las que deja ver su vulnerabilidad. Su conclusión es, sin embargo, redentora y compasiva, algo que habla muy bien de Jenkins y de su relación con su propia madre.

Todos los negros son estrellas

'Moonlight' tiene pocas canciones que no pertenezcan a la banda sonora original de Nicholas Britell, una magnífica partitura guiada por el piano y el violín, que acompañan a la vulnerabilidad de Chiron durante todo el metraje. Pero una de esas canciones es la que da comienzo al filme, 'Every Nigga Is a Star' de Boris Gardiner. Alto y claro, Jenkins da el pistoletazo de salida subrayando la exploración racial de 'Moonlight'.

No hay ni un solo personaje blanco en la película, y solo algunos extras de fondo. Por el contrario, todo tipo de afroamericanos llenan la historia con diferentes formas de perpetuar, desafiar y romper los estereotipos. Camellos, yonquis, macarras, profesores, cocineros, directoras de colegio. Muchos de ellos son personajes instrumentales que cumplen una función concreta en la evolución de Chiron, el tronco central de la historia. Pero todos ellos suman a un lienzo que muy pocas películas han intentado pintar con un trazo tan fino (sí lo hemos visto en la televisión, en series como 'The Wire' y 'American Crime').

"¿Qué es un maricón?"

'Moonlight'

La sexualidad de Chiron es el centro de la historia, pues es lo que le genera conflictos con los demás niños, con su madre y consigo mismo. Mostrar cómo su orientación sexual le define como persona tanto como su raza, y cómo le condiciona en su crecimiento y en la construcción de su personalidad, es una de las grandes victorias de 'Moonlight'. En vez de retratar a una persona LGTB segura de sí misma y enfrentándose al mundo, como la reciente 'Pride (Orgullo)' o el personaje de Cate Blanchett en 'Carol', Jenkins explora lo que la mayoría de los pertenecientes al colectivo sufren en algún momento de sus vidas: el conflicto interno, las dudas, la incomprensión, el odio a uno mismo, el miedo al rechazo, la inseguridad.

En un momento del primer acto, el pequeño Chiron pregunta a Juan y Teresa qué es un maricón, eso que le llaman en el colegio. "¿Soy un maricón?", pregunta. "No tienes por qué saberlo aún", le dice incómodo Juan. En esa escena, Monáe tiene una frase que emocionará a todo aquel que haya vivido algo parecido a Chiron: "En esta casa solo caben el amor y el orgullo". Pero a nuestro protagonista le costará, de forma totalmente realista y verosímil, asimilar este sencillo mensaje. En la incapacidad de Chiron de admitir y vivir cómodamente con su sexualidad, 'Moonlight' tiene su tesis más frustrante y triste. Y esta nos llevará, por cierto, a un final demasiado abierto y anticlimático. 'Moonlight' se queda sin conclusión, con una pregunta abierta ("¿Quién eres, Chiron?"), y aunque es una dolorosa verdad con la que el espectador se tiene que enfrentar cuando los créditos empiezan a rodar, uno no puede evitar quedarse con las ganas de algún tipo de catarsis.

Mención especial para la fotografía de James Laxton, nominado al Oscar por crear aquí las brillantes imágenes que estilizan la dura infancia de Chiron. Los momentos de mayor valor visual son las escenas nocturnas, urbanas, esa mezcla de neón y luna, bajo cuya luz se vuelve azul Chiron.

De noche, todos los gatos son pardos, pero que no os engañen: cada gato tiene su historia, llena de dolor, golpes, amor y dudas. 'Moonlight' nos recuerda, sin dejar de ser una deliciosa lección de cine y un producto muy entretenido, que somos, como Chiron, algo mucho más complejo que un insulto, una etiqueta, una estadística. Ni víctimas ni amenazas. No encajamos en el molde. ¿Quiénes somos? Y ay, ¿quiénes seremos?

Nota: 9

Lo mejor: Crece cuando la piensas. Está llena de vida cuando abandonas la sala

Lo peor: El final puede resultar insatisfactorio