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CRÍTICA

'Bella Durmiente': El embriagador cuento de Ado Arrieta

Crítica de 'Bella Durmiente', la adaptación del cuento de Adolfo Arrieta. En cines el 31 de marzo.

Por Javier Parra González 31 de Marzo 2017 | 12:00

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Con la única finalidad de amasar cantidades ingentes de dinero en taquilla, estamos viviendo una revitalización de los cuentos clásicos de Disney en imagen real, que han llegado a nosotros con mayor o menor éxito, haciendo referencia al éxito sin hablar de sus desorbitadas recaudaciones, sino de la verdadera valía cinematográfica del título de turno (algo bastante cuestionable si tenemos en cuenta aquel despropósito que nos vendieron como 'Maléfica').

Bella durmiente

Y es que en esto de las adaptaciones de cuentos nos encontramos con la línea que ha empezado a marcar Disney con su última etapa, convirtiendo en carne y hueso de forma casi milimétrica títulos de éxito ('Cenicienta', 'El Libro de la Selva', 'La Bella y la Bestia') y, por otro lado, y dado que los cuentos en los que se basan no son de propiedad exclusiva de la factoría de Mickey Mouse, nos encontramos con las adaptaciones de los textos de Charles Perrault o los Hermanos Grimm que desde otras productoras han ido llegando a nuestras pantallas, encontrando así títulos tan olvidables como 'Caperucita roja'; sorprendentes adaptaciones como 'Blancanieves, un cuento de terror'; o las francesas 'Érase una vez...', sobre el cuento de Pulgarcito, o 'La Bella y la Bestia' protagonizada por Vincent Cassel y Léa Seydoux.

En esta segunda línea es donde podemos adscribir 'Bella durmiente', título que toma como principal fuente el cuento de los hermanos Grimm, dejando a un lado la versión animada del 1959. Para comprender la entidad propia que tiene el film, hay que tener en cuenta a su realizador, Adolfo Arrieta, quien compone uno de los mejores ejemplos de traslación de relato a la gran pantalla, conformando un cuento visual de embriagador magnetismo.

Bella durmiente

Arrieta, ejemplo perfecto de aquello de que "nadie es profeta en su propia tierra", empezó su carrera en los sesenta y pronto fue considerado como uno de los nombres españoles asociados al cine independiente y de corte más underground. Tras dirigir algunos cortometrajes, fue en Francia donde fue reconocido como cineasta. Una suerte de exilio donde creó auténticas joyas fílmicas como 'Les intrigues de Sylvia Couski', en 1975, o 'Tam Tam', en 1976.

Ahora, a sus 74 años, presenta uno de los títulos más sugerentes de la temporada, donde su bagaje como realizador de cine experimental se fusiona con lo que bien podría considerarse una carta de amor al cine francés, a Francia y a la tradición literaria europea.

Bella durmiente

Niels Schneider es el encargado de poner rostro al príncipe protagonista, Egon, heredero de la corona de Letonia, quien vive obsesionado con encontrar a la Bella Durmiente que lleva un siglo en estado de vigilia, junto a todo el reino de Kentz. Presente y pasado se dan la mano en esta fábula contemporánea cuyo argumento es por todos conocido, y donde la estética prima en el conjunto, dando la sensación de que estamos ante un fashion film con modelos de Jean-Paul Gaultier ejerciendo de príncipes apolíneos, en una especie de ensoñación de la que será difícil olvidarse.

Sin ningún tipo de duda, éste es el tipo de película que necesitaba el cuento de 'La Bella Durmiente' para su adaptación en carne y hueso, algo que invite a soñar y que logre transmitir la esencia literaria (en este caso, incluso poética) a través de la imagen. ¡Bravo, Arrieta!

Nota: 8

Lo mejor: Dejarse atrapar por su magnetismo.

Lo peor: Su escasa duración hace que se pase como un suspiro.