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CRÍTICA

Frank Underwood manipula el pánico terrorista en la quinta temporada de 'House of Cards'

La quinta temporada nos devuelve a la pareja política más disfuncional de la historia de la televisión, que se enfrenta a unas disputadas elecciones. Así ha regresado 'House of Cards'.

Por Alejandro Rodera Herrero 30 de Mayo 2017 | 12:31

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¡Cuidado SPOILERS!

* Mencionamos la 4ª temporada de 'House of Cards' y hablamos de cómo arranca la 5ª.

Utilizar el temor como herramienta de liderazgo es una medida infalible si eres político, te encuentras en una posición vulnerable y, sobre todo, si tu despacho tiene forma ovalada y está emplazado en la Casa Blanca. El protagonista de 'House of Cards', Frank Underwood, cumple con todos los requisitos, y la quinta temporada de la serie promete ser un elaborado ensayo dramático de esa manipulación, que está a la orden del día.

'House of Cards'

La nueva temporada arranca donde finalizó la anterior. La candidatura de Frank y Claire se encuentran en un momento delicado tras la publicación del artículo de Tom Hammerschmidt. Para invertir esa situación de debilidad, el matrimonio decidió blandir el temor como arma de distracción. El grupo terrorista ICO es el foco del miedo, potenciado por los Underwood para satisfacer sus propios intereses. El comienzo de la quinta temporada aborda esa inmersión progresiva en el pánico generado por la ejecución de James Miller. El crispado ambiente electoral sigue marcando el tono de la serie, que incide una vez más en la supremacía del poder sobre la ideología. Tanto el candidato demócrata como el republicano harán lo que sea por imponerse a su contrincante.

Esa postura maquiavélica está sublimada como siempre en el personaje de Frank Underwood, que sigue buscando -y encontrando- la complicidad del público con sus rupturas de la cuarta pared. En este regreso, como ya presenciamos en la temporada previa, hay una equidad en el reparto de momentos potentes entre Frank y Claire, cuya unión está fundamentada en el cinismo más profundo. En los dos primeros capítulos la vehemencia del matrimonio se centra en la manipulación de la opinión pública, una costumbre muy practicada en el mundo de la política.

Después de cuatro temporadas, el estilo está más que definido y asimilado por el público, por lo que se mantiene la manufactura elegante y altiva, elevada por la música de Jeff Beal. Lo mismo se podría decir de Frank, al que ya conocemos como si fuera nuestro propio presidente, lo cual le sustrae el factor sorpresa, ya que después de todas las felonías que ha protagonizado resulta complicado impactar con la misma fuerza. Al igual que cada uno de sus nuevos actos de villanía resulta más verosímil que el anterior. Por lo tanto, las tramas deben apoyarse con mayor peso en la influencia de los personajes secundarios, cuyas intrigas siempre han jugado un especial papel en la serie. Afortunadamente, las intervenciones de Claire, que compite en frivolidad con su coprotagonista, no tienen nada que envidiar a las de Frank. Si antes pudo parecer una extensión de su marido, la mitosis ya está más que materializada.

'House of Cards'

Nueva etapa, misma dinámica

La marcha de Beau Willimon, creador de la serie y showrunner de la misma durante sus primeras cuatro temporadas, generó un cierto escepticismo entre los seguidores de 'House of Cards', pero su sólido legado se mantiene a rajatabla. Las intrigas entre los candidatos y otros colegas políticos y la mugre del pasado se mantienen como constantes en el inicio de la quinta temporada. La serie regresa disfrazándose de 'Mr. Robot' durante un buen rato, otorgándole la importancia que se merece a los peligros cibernéticos, que hoy en día son el núcleo de todo buen ataque que se precie.

En definitiva, el retorno de 'House of Cards' es conservador, porque no ha arriesgado en exceso, pero promete progresar en los siguientes episodios, al haber sembrado con maña las piezas esenciales de esta nueva temporada. ¿Underwood o Conway? Sólo puede quedar uno, y nada tienen que envidiar a un tal Donald Trump.

Nota: 7,5

Lo mejor: La precisa y necesaria profundización en una problemática tan compleja como la manipulación estratégica de los actos terroristas.

Lo peor: Los dos primeros episodios no generan un gran shock, pero todavía queda mucha temporada por delante.