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CRÍTICA

'Parada en el infierno': El infierno es ir a verla

Víctor Matellano estrena su primer largometraje en cines, 'Parada en el infierno', con la colaboración especial de Nadia de Santiago y Manuel Bandera. Estreno el 1 de septiembre.

Por Diego Alfonso Pizarro Da Costa 1 de Septiembre 2017 | 09:51

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El western es uno de los géneros que con el paso del tiempo ha quedado alejado del público general. Algunas producciones como 'Django desencadenado' consiguen volver a llamar la atención del espectador, pero no garantizan el éxito de otras producciones dentro de este estilo. Víctor Matellano se enfrenta a su tercer largometraje con 'Parada en el infierno (Stop Over in Hell)', una película española rodada íntegramente en inglés, ambientada en el Viejo Oeste con actores españoles en su totalidad. El realizador ya se había lanzado a hacer este tipo de producciones nacionales en inglés con sus anteriores trabajos, pero es la primera vez que llega a la gran pantalla.

La película se centra en el secuestro de una posada de diligencias por un grupo de bandidos despiadados liderado por el Coronel. Lo que comienza siendo una misión para robar oro, termina convirtiéndose en un festival de sangre, asesinatos y dolor. El lugar se convierte en el punto de unión de varias historias entrecruzadas, en las que la lealtad, la valentía y la moral se ponen en cuestión. Dos jóvenes secuestradas serán las principales rehenes del grupo de malhechores, pero sin duda, sorprenderán a su líder, demostrando que no son damiselas en apuros.

 'Parada en el infierno'

Lo que podría parecer una idea original acaba convirtiéndose en un despropósito según avanza el metraje. Desde el primer momento da la sensación de estar viendo una cinta de western de serie B. Sin embargo, esto podría no jugar en su contra según la forma en la que esté planeada, el problema está en que el guion y la historia hacen aguas constantemente. Volvemos al maniqueísmo clásico de este género que podía triunfar durante los años 40 y 50 en el viejo Hollywood, pero que no encaja nada en tiempos actuales. Hay un esquema repetitivo a lo largo de toda la película, lo que hace que constantemente parezca que se ha quedado estancada. Los elementos son ordenados de forma conveniente, lo que provoca que chirríe y no quede natural la unión de acciones que se ven en pantalla. No hay un ritmo marcado, lo que crea cierto despiste a la hora de seguir la historia, que al ser tan básica y sin ningún tipo de profundidad, no es complicado comprender que estamos viendo pero no gracias al montaje realizado. No se entiende la motivación ni hay una pizca de humanidad y profundidad en sus personajes, no se explota el dibujo que se debería hacer en torno a los personajes para dotarles de realidad.

Esta película cae dentro del saco de producciones de bajo presupuesto, como 'La mano invisible', que no juega con este inconveniente para convertirlo en una virtud. Nos encontramos ante un largometraje en el que se puede ver perfectamente la falta de calidad de imagen, técnicamente hablando. La fotografía no termina de convencer y da un aspecto de cortometraje todo el tiempo, lo que quita todavía más verosimilitud al relato que se está contando. Los exteriores y la dirección artística también se han realizado de manera nefasta y quedando demasiado plástico en su resultado. En todo momento queda demasiado vacío y se nota muchísimo que no se ha recreado el Viejo Oeste ni de lejos. Es necesario hacer una mención especialmente negativa a los efectos visuales de algunas de las muertes, en las que perfectamente se puede ver que se trata de un maniquí o recreación de plástico, que ha sido sustituida por el actor. Este tipo de detalles hacen que el resultado sea muy mejorable en todos sus aspectos y no se encuentre una realización técnica preparada, sino al contrario, se nota la falta de engranajes y de profesionalidad a la hora de haber terminado el conglomerado que es la película.

 'Parada en el infierno'

Las interpretaciones dejan mucho que desear en la mayor parte del elenco, que tampoco es muy grande. Pablo Scola tiene el mayor peso del proyecto, metiéndose en la piel del Coronel. La realidad es que hay que romper una lanza a su favor y decir que su interpretación es lo único salvable de esta cinta. El actor encarna a la perfección a ese tipo de villanos del western y le da su propia personalidad, por lo que se puede decir que ha realizado un trabajo más que satisfactorio. Aun así, el guion no acompaña, por lo que no brilla tanto como podría haber hecho con una buena construcción del personaje. Sus compañeros de hazañas, entre ellos Armando Buika, son un estereotipo que no va más allá del arquetipo western-bandido que ya se conoce. No destacan ni aportan mucho más de ser los típicos asesinos.

Las dos mujeres protagonistas, Tania Watson y Veki Velilla, realizan su debut en la industria cinematográfica. A la segunda ya la conocíamos por haber hecho de Olivia en 'Anclados'. En primer lugar, Watson sí consigue dar un toque más especial a su personaje, le otorga fuerza e incluso, en un determinado momento parece que puede enderezar el final del film con la reivindicación feminista, pero finalmente, no se produce. La actriz es una de las pocas intérpretes que consigue transmitir la angustia y la ira de una forma realista. Sin embargo, no tiene tiempo suficiente en pantalla para lucirse y son pinceladas, positivas eso sí, de la interpretación que podría haber dado. Lo contrario es el caso de Velilla, la madrileña se encuentra totalmente encorsetada, en ningún momento se capta una pizca de naturalidad y todavía le quedan tablas para realizar un personaje más dramático. En ocasiones, daba la sensación de estar ausente, algo que dice mucho de su interpretación.

 'Parada en el infierno'

Encontramos dos caras conocidas dentro de la pequeña y gran pantalla del panorama artístico nacional. Por un lado, tenemos a Nadia de Santiago a la cual conocemos por sus diversos papeles en series de éxito como 'Las chicas del cable'. Por otro lado, Manuel Bandera es un reconocido actor en el ámbito actoral. La realidad es que en este caso, de Santiago sale peor parada que Bandera. Su colaboración casi roza lo ridículo y más si tenemos en cuenta cuál es su destino y la manera en la que llega a él. Una interpretación que pasa sin pena ni gloria, más anecdótica que otra cosa. Por su parte, el que fuera actor de 'Amar en tiempos revueltos', se mete en la piel de Tim Rogers, el arquetipo de héroe western. Hay que mencionar que esta participación y extraño homenaje es original y un acierto, además de realizar un correcto trabajo en la piel del sheriff.

Un sinsentido lingüístico

La idea de realizar un western podía ser original, pero no se encuentra el sentido a realizarlo en inglés con actores que en su mayoría son españoles y todos, absolutamente todos, hablan castellano. Por esa razón, pierde también fluidez. Se puede ver que los actores no se encuentran a gusto y sobre todo, dan una sensación de estar fingiendo. Si producciones como 'El grito' nos hicieron creer que en Japón la gente hablaba inglés, porque no íbamos a hacer la vista gorda con este film y que hablasen todos en español. Un despropósito para el que no se encuentra una justificación, más allá de querer emular al verdadero western americano, pero que visto el resultado, tampoco consiguen.

 'Parada en el infierno'

Por último, hacer mención de la utilización de la música, que desentona en varios momentos. La banda sonora lejos de adecuarse a lo que se ve en pantalla, parece que va por sí sola, de forma independiente y por lo cual, no termina de encajar con la imagen. No es lógico que pongan una canción de rock épica para unas imágenes en las que solo se ve la primera diligencia y sobre todo, que no encaja, para nada. Es una muestra de, tal vez, la falta de consistencia del proyecto en general.

En conclusión, 'Parada en el infierno' es un intento de western que no consigue ni siquiera cumplir el cometido de entretener. Llena de vacíos en la historia, además no consigue sostenerse ni por la mayor parte de sus interpretaciones. Una secuencia de escenas que continuamente se repiten y da la sensación de estar viendo constantemente lo mismo. Un final al nivel de la película y un sinsentido que podría haber sido muy mejorable. Por lo tanto, lejos queda de estar a la altura del western actual y muchísimo menos de los clásicos del Hollywood de antaño. Si por lo menos se hubiera tomado a sí misma en broma y no tan en serio...

Nota: 2

Lo mejor: La actuación de Pablo Scola, que no la construcción de su personaje.

Lo peor: El guion, el aspecto técnico, los efectos visuales, los actores... La mayor parte de la película técnicamente y artísticamente.