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CRÍTICA

'Saura(s)': Oda al padre desconocido

Félix Viscarret entrega un emocionante retrato fílmico de la obra y la vida personal del cineasta Carlos Saura.

Por Antonio Miguel Arenas Gamarra 3 de Noviembre 2017 | 12:30

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Dada su profusa trayectoria dilatada en el tiempo, autor de más de cuarenta largometrajes que le llevaron a ser desde su debut con 'Los golfos' una de las miradas más destacadas del llamado nuevo cine español, estableciendo una fructífera relación con Elías Querejeta que gracias a sus simbolismos y complejidad narrativa le convirtieron en el gran creador de formas de los últimos años del franquismo, el cine de Carlos Saura sigue despertando apasionados estudios, publicaciones de libros y reconocimientos en todo el mundo. Por tanto, no es de extrañar que Félix Viscarret lo escogiera para llevar a cabo el segundo documental de la serie Cineastas Contados, en la que jóvenes realizadores retratan a directores históricos de nuestro cine, aunque sí sorprende su original (y finalmente fallido) punto de vista.

Crítica de 'Saura(s)'

'Saura(s)' se encuentra condicionada por numerosos factores, entre ellos la reticencia del propio Carlos Saura no ya a participar en el documental, a lo que parece acceder de buen grado, sino a exponer su proceso creativo o volver la vista atrás a su vida con mayor franqueza. Una circunstancia que, irónicamente, ya se produjo en el anterior proyecto de Cineastas Contados, 'Basilio Martín Patino. La décima carta'. Patino rechazaba ser filmado, se negaba a responder preguntas y cuestionaba por qué le dedicaban un documental, llegando a parar el rodaje debido a su intransigencia a colaborar.

En cambio, el director de 'La caza' nunca llega a ese límite, sabe perfectamente por qué es una figura de interés, incluso se le puede ver algo ensimismado en su posición y apretada agenda de premios y festivales. Pero como buen demiurgo, también es consciente de que frente a la cámara no es más que un personaje dentro de una ficción que aspira a controlar. Y como tal se comporta en el interior de un documental cuya particular aproximación a su persona pedía un mayor grado de honestidad, pues corre el riesgo de resultar no ya simplemente impostado, sino carente de interés.

El planteamiento del realizador Félix Viscarret parte de dos principios que se mantienen intactos a lo largo del metraje pese a las circunstancias que alteran el resultado final. En primer lugar, propone que sean los siete hijos de Carlos Saura quienes entrevisten y nos descubran a su padre, ese gran desconocido, con quien la mayoría reconocen o dejan entrever que apenas tienen relación. Algo que finalmente no será posible al encontrarse uno de ellos residiendo en el extranjero. El segundo reto, filmar estas conversaciones en un plató cuya escenografía, creada a partir de un elaborado juego de luces, transparencias y pantallas, remite a sus numerosos y celebrados musicales folclóricos, como 'Sevillanas', 'Tango' o 'Jota', que durante los últimos años han sido una constante en su obra.

Crítica de 'Saura(s)'

El cineasta frente al espejo

La cuestión es que pese al esfuerzo en la puesta en escena y al cariño que intentan poner sus hijos al conversar con su padre y reforzar su relación, hay algo que falla en el proceso. Un Saura esquivo probablemente sea el mayor de los culpables, pero Viscarret lejos de encauzar la película hacia otros senderos posibles, se deja llevar por la capacidad de seducción y el sentido del humor de su protagonista, que rompe la cuarta pared constantemente, interpela al director y termina tomando el control. Esto obliga a Viscarret a convertirse en otro personaje más de la película, llevando a cabo un ejercicio metatextual que también forma parte del cine de Saura, pero que se ejecuta de forma pobre, llegando a entorpecer las pocas secuencias que desprendían naturalidad, como la conversación con su actual pareja.

Una irrupción del cineasta en primera persona que, de nuevo, también sucedía en el documental de Virginia García del Pino, pero que se afrontaba de manera más humana, mediante un mecanismo documental desnudo. Mientras ella paraba el rodaje y se despedía del equipo, armada únicamente con su videocámara se iba ganando poco a poco la confianza de Patino, por lo que terminaba ofreciendo más una película que documentaba su amistad en lugar de un documental acerca de su vida y obra. Por su contra, la estrategia de Viscarret para integrarse resulta forzada, lastra el desarrollo y la credibilidad de la propuesta. El uso de la voz en off y los insertos reflexionando sobre la propia película suenan falsos, a construcción narrativa. En lugar de una auténtica búsqueda documental encontramos la estética de un producto televisivo.

Crítica de 'Saura(s)'

Algo similar le sucede a su puesta en escena, que incurre en maneras (ese superfluo viaje a París) y en gestos televisivos por encima de los cinematográficos. El plató no se convierte como debiera en una construcción especular capaz de interrogar la relación entre el cine de Saura, el arte y su propia vida, sino en un simulacro que apenas raya la superficie estética del dispositivo ni de la vida de su protagonista. Pese a todo, ante la reacción huidiza de Saura al recordar sus películas y ahondar en su pasado, Viscarret selecciona con muy buen gusto determinadas secuencias de su filmografía, con el fin de que sean sus imágenes las que hablen por él. Y con eso nos terminamos quedando, con el legado de un cineasta y de una persona aún por desentrañar.

Nota: 5

Lo mejor: El uso de secuencias de su filmografía y las anécdotas de Chaplin.

Lo peor: La torpe intromisión del director Félix Viscarret en la propia película.

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Saura(s) 4,2 Saura(s)