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CRÍTICA

'Algo muy gordo': Berto Romero se cae con todo el equipo

Berto Romero y Carlo Padial deconstruyen la comedia y el cine a base de posthumor, en una película que se hace insoportable por momentos.

Por Sandra Sánchez Guerra 10 de Noviembre 2017 | 09:50

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Berto Romero ha querido escalar alto, al menos de forma teórica, con 'Algo muy gordo', pero al ver la película da la sensación de que ese arnés que le aúpa en la pantalla es demasiado tirante. El humorista y actor se enfunda un traje de captura de movimiento para rodar una película que nunca veremos. Es esa grabación infructuosa, el rodaje de una comedia que pretende ser un estreno muy gordo, lo que les ha hecho gracia a Romero y a Carlo Padial, el director de todo este entuerto.

 'Algo muy gordo'

'Algo muy gordo' comenzó siendo, al menos de cara al público, la simple historia de Daniel Tomás, un guionista de televisión con éxito que tenía que volver al colegio a repetir un curso de la EGB. De vuelta al recinto escolar, con el cabreo de perder su trabajo y la vida adulta, Berto Romero se convertía entonces en un niño gordo, consumido por sus miedos, al que Carlos Areces le daba clase en el Instituto Edén.

Sin embargo, en la mente de Padial y su actor protagonista era mucho más, un concepto que persigue la metaficción y el posthumor. Enclavados en un continuo croma verde, somos testigos de cómo se rueda una película que va acumulando meteduras de pata por el camino. Nunca vemos a Berto Romero engordar y abrir de nuevo los libros de texto porque el resultado es un detrás de las cámaras ficcionado que, en formato documental, se aprovecha de lo absurdo y de lo incómodo, elevado a la enésima potencia, para provocar la risa. Seguimos las jornadas de los actores y al equipo, así como sus caras de incrédulos cuando algo falla o no cumplen con las expectativas de un director que se introduce por primera vez en el cine comercial.

 'Algo muy gordo'

Desde el principio, tanto Padial como Romero, querían hacer otra cosa, ir más allá de una comedia al uso, por lo que han jugado al despiste desde la presentación de la película parafraseando eso de que el cine de hoy en día vende humo y nos llena de expectativas con numerosos clips, avances y tráilers de las grandes producciones. El dream team del posthumor, como ya se les ha calificado, se alían junto a Miguel Noguera, otro cómico curtido en la materia, para deconstruir la comedia, en un "experimento" al que también se unen Carolina Bang, con doble papel, y un monstruoso Javier Botet, cuya actuación resulta ser la más eficaz provocando la risa en el espectador.

Algo de más, algo de lío

Para ser la anticomedia definitiva, a 'Algo muy gordo' le sobra duración y la propia concepción de largometraje, que en más de una ocasión juega en su contra aburriendo al personal. Sí, es algo que entra dentro de los límites de esa visión del humor con la que la cinta juega, en la que no siempre se busca la carcajada y hay también espacio para la incredulidad, la confusión o el no saber muy bien qué está pasando en la pantalla. Pero eso no quita que se eche en falta que el metraje sea más dinámico y se ahorre el recrearse tanto en escenas que se vuelven insoportables.

 'Algo muy gordo'

De su discurso, lo más interesante a extraer es cómo habla de los egos e ínfulas de una industria, la cinematográfica, que a veces peca de narcisismo. Así, los personajes se construyen en torno a su propio egoísmo y cómo éste interfiere en la buena consecución de la película. Carlo Padial es en la ficción un autor receloso de compartir sus escenas incluso con los propios actores, tanto que acaba por boicotearse a sí mismo; el compañero televisivo de Andreu Buenafuente es la gran estrella que, al final, se ve ensombrecido por un "don nadie" (Noguera); y, por último, Javier Botet es el actor que sabe cómo lidiar con el sello hollywoodiense y acaba preocupándose por que el desastre en el que se va convirtiendo la película no dañe su reputación de estrella. Todos ellos representan variaciones de quienes son en la vida real, una parodia de sí mismos a la que nada les sale bien.

Nota: 5

Lo mejor: La participación de Javier Botet y que se replantee, aunque con sus más y sus menos, la comedia.

Lo peor: La tozudez de incidir en acciones que no son graciosas y revierten en escenas bastante soporíferas, y el tomar el formato de un largometraje.

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