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CRÍTICA

'Tres anuncios en las afueras': Drama desde las entrañas y comedia en la cotidianidad

Frances McDormand se marca una interpretación inolvidable en esta película que es de Oscar por muchos otros motivos y otras tantas interpretaciones, como la de Sam Rockwell.

Berta F. Del Castillo
Por Berta F. Del Castillo Más 11 de Enero 2018 | 11:46
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

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Ahí se esconde el encanto de 'Tres anuncios en las afueras', en las risas de humor negro que dan un toque de color a este drama que duele por muchos motivos. El primero de ellos es sin duda Frances McDormand, una actriz que no sabe ya como brillar más. Y es que su interpretación de Mildred, una madre desesperada y dispuesta a luchar hasta el último momento por lograr que el asesino y violador de su hija tenga lo que se merece, resuena muy dentro. Resuena desde la contención en la mitad de los planos y desde un grito desgarrador en los demás. Resuena desde esa sutileza que esconde un volcán de sentimientos en ebullición, un fuego que impulsa a esta mujer rota cuyo único objetivo vértebra esta película escrita y dirigida por Martin McDonagh.

 Frances McDormand en 'Tres anuncios en las afueras'

McDormand no tiene rival, y mira que sus compañeros de reparto se marcan unos papelones para el recuerdo de esos que ponen los pelos de punta. El primero Sam Rockwell, en la piel de un policía inútil, racista, homófobo... Un cuadro de persona en general. Dixon es fuente de carcajadas e indignación al mismo tiempo, pero es que su evolución es tan imposible que también le compadeces, quieres que prospere e incluso llegas a pensar que puede tener algún talento, todo mientras sospechas que lo mismo le da por cargarse a alguien cuando menos te lo esperes o suicidarse... Cualquier cosa es posible en el recorrido de este policía. Total que al volcán de McDormand unimos esta inestable bomba y la rodeamos de otras actuaciones impresionantes de la mano de Woody Harrelson, Lucas Hedges o Caleb Landry Jones. ¿Cómo no va a sonar de cara a los Oscar?

La mitad del camino ya lo tenemos hecho porque 'Tres anuncios en las afueras' se ha agenciado el Globo de Oro al Mejor Drama, pasito que sin duda favorece de cara a unos premios de la academia en los que suelen triunfar este tipo de cintas. Esta historia protagonizada por un personaje femenino fascinante, parece hecha al gusto de los académicos, pero si este era su objetivo lo disimula más que bien, sin trasmitir ese aire pretencioso y arrogante que muchas veces rodea a ciertas películas que nacen y mueren por y para la temporada de premios. Segura de cada paso, muy muy ácida, irónica... Pero sobre todo dolorosa. Y aquí es donde tenemos que hablar del guion de McDonagh, cinesta que ya lograse cierto reconocimiento con su primera película, 'Escondidos en Brujas', cinta que se hiciese con una nominación a los Oscar en la categoría de Mejor Guion Original. Hay muchísimo talento detrás de esta historia, pero quizá en su planteamiento falte el toque final de agudeza que haría que ese ten con ten dramático y cómico fuese como la seda.

 Woody Harrelson en 'Tres anuncios en las afueras'

Al final la película aspira al sobresaliente y es una apuesta segura en la temporada de premios porque el elenco eleva lo planteado por McDonagh derrochando talento. Para muestra una de las escenas protagonizada por McDormand y Harrelson en la que el tono cambia radicalmente en el mismo plano de una manera tan natural y potente que es imposible acordarse de que probablemente en dos años habremos olvidado esta cinta. Esa es la historia. ¿Si hablásemos de una comedía romántica del mismo nivel artístico estaría resonando de esta manera y recibiendo tantísimos aplausos (o de una película de superhéroes, ¡sacrilegio!)? Ya os contesto yo: no. El tema, serio y muy adecuado para promocionar el lado reivindicativo hollywoodiense, corre a favor de esta producción, algo de lo que me alegro desde el punto de vista de la necesidad de exponer estas duras historias. Vamos que se lleva mi punto de responsabilidad social de calle pero a la vez me recuerda ese tufillo a rancio que rodea a esta industria incapaz de valorar con los mismos ojos otras películas a las que quizá no es tan cómodo aplaudir.

Más allá de esta sensación, en la sala de cine se siente todo. Es realmente imposible que no sea así. Por supuesto esto es en su mayoría gracias a las interpretaciones pero bebe también de un guion inteligente desde un punto de vista limpio y práctico. Y es que al final McDormand y Rockwell terminan representando dos extremos de una misma cuerda, cargando a sus espaldas la mayoría del drama y comedia respectivamente, algo muy útil para el espectador que sabe va a poder dejar a un lado la pena de Mildred y su lucha agotadora en el momento en el que Dixon tenga una nueva y estúpida ocurrencia. Todo esto encuentra su sitio bien entrada la película, lo cual es otro atractivo, porque hasta esa etapa del viaje el personaje de Harrelson es el que sirve de contrapunto a McDormand.

 Sam Rockwell y Frances McDormand en 'Tres anuncios en las afueras'

Muchos giros, muchas moralejas para el espectador y un esfuerzo notable por asegurar un viaje no demasiado incómodo teniendo en cuenta las circunstancias. A McDonagh le queda poco para ser todo un virtuoso, pero algo le queda. Todas las ideas están ahí y en esta cinta ha sabido rodearse de intérpretes que le han dado todo y más... Pero. ¿Y en qué consiste el pero exactamente? En una torpeza lejana que no se acaba de concretar. ¿Quizá estamos pidiendo demasiado? Puede ser. Dejando todo esto a un lado, 'Tres anuncios en las afueras' es una película que destila inteligencia por parte de todo el equipo, imprescindible si lo que buscas son unas interpretaciones sin igual, muy pegada a la realidad y dispuesta a regodearse en lo absurdo del ser humano a cada paso. Ahora, probablemente la sensación más duradera que te dejará será la de un asombro inevitable al pensar que McDormand solo tiene un Oscar en casa. Debería tener tres estatuillas e infinitas nominaciones, como Meryl.

Nota: 8

Lo mejor: Las interpretaciones de Frances McDormand y Sam Rockwell. Impresionantes.

Lo peor: Que si no fuese por el talento de sus estrellas intuiríamos las costuras de ese juego entre el drama y la comedia.