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ENTREVISTA ECARTELERA

Belén Rueda ('El cuaderno de Sara'): "He tenido que pelear por cobrar lo mismo que mis compañeros masculinos"

Entrevista a la actriz Belén Rueda, que protagoniza 'El cuaderno de Sara', drama dirigido por Norberto López Amado. Rueda es Laura, una mujer que viaja a Rep. Dem. Congo para encontrar a su hermana.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 2 de Febrero 2018 | 16:47
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Una película distinta acaba de estrenarse en salas españolas: 'El cuaderno de Sara', un viaje emocional en el que se embarca Laura (Belén Rueda) en pleno corazón de la selva del Congo en busca de su hermana Sara (Marian Álvarez). Un thriller con aroma a gran superproducción, una de las películas españolas más interesantes del momento.

eCartelera ha podido hablar con Belén Rueda, la protagonista absoluta de este emocionante viaje iniciático con el que su personaje se embarca junto con los espectadores a la zona más hostil de la República Democrática del Congo. Rodada en el continente africano, la actriz ha contado cómo vivió de primera mano esa experiencia, así como también la situación social en África y también sobre la desigualdad que se vive en el sector no sólo cinematográfico, sino también en otros ámbitos de trabajo.

El cuaderno de Sara

eCartelera: ¿Cómo te llegó el proyecto de 'El cuaderno de Sara'? Sin duda, es una propuesta diferente a los papeles que has hecho anteriormente.

Belén Rueda: Pues me llegó de una manera muy diferente también, muy atípica. El encargado de cine de Mediaset, Álvaro Augustin, vino con una propuesta de una película que se quería hacer y que aún no tenía escrito un guion. Los productores vinieron con el guionista, Jorge Guerricaechevarría, y me dijeron que querían contar la historia de dos hermanas que tienen una visión de vida muy diferentes, que no se entienden y que a través de un viaje que hace Laura, mi personaje, en busca de su hermana desaparecida hace dos años, se consiga entender por qué cada una ha hecho su elección de vida y en ese viaje, nos introducimos en una situación en África en la que nos encontramos con unas dificultades, unos problemas, unos conflictos que son reales en el continente, concretamente en el Congo, que están relacionados con el coltán, los niños soldados, las violaciones a mujeres como arma de guerra.

Entonces, mi personaje hace un viaje en el que, gracias a África, el espectador podrá vivir una experiencia y una aventura emocional que es muy especial. Me lo contaron y a los dos meses o tres se fueron al Congo para documentarse. Yo dije que quería, para crear y preparar el personaje, ya que lo consideraba primordial. Ellos lo entendieron pero me dijeron que iban a ir en plan mochileros y dije que perfecto, me apetecía mucho, ya que así es como se hacen estos personajes. Me fui con ellos y la película la empezamos a rodar dos años después. Cuando me llegó el guion, me pareció maravilloso. La verdad, se consiguió meter en el guion todo lo que habíamos vivido allí, algo muy complicado.

EC: Tu personaje, Laura, es muy complejo y distinto. ¿Fue ese viaje decisivo para poder trabajar el papel?

BR: Me ayudó muchísimo y me hizo especialmente ilusión, porque esta película tiene algo de thriller y mucho de aventura emocional. Me hizo también ilusión que me propusiesen esta aventura que también tiene una parte física y de acción, porque soy mujer y no tengo 20 años. Creo que está muy acorde con la reivindicación social y política que se está exigiendo y proponiendo. Es verdad que una película como esta, que es un viaje en el que ocurren muchas cosas, no solo se puede contar desde los ojos de un hombre, sino también desde los de una mujer. Y ves que es una mujer de ciudad que se mete en una aventura brutal que le sobrepasa y ves que ella, junto con el personaje de Marian, están en un mundo muy hostil, hay momentos en los que, quizás si hubieran sido un hombre, no hubieran podido decir "basta" o "no puedo". Parece que si lo hubiera hecho un hombre, todo hubiera sido perfecto, no hubiera llorado ni hubiera dudado y, por eso, el director lo quería contar con otro punto de vista.

EC: Efectivamente, si lo hubiera protagonizado un hombre, no hubiera sido "tan humano y cercano". Eso es curioso, porque el cine no suele mostrar que un hombre se echa para atrás, cuando es algo tan real como la vida misma, cosa que en una mujer sí hace.

BR: Eso es una pena, porque humanos somos todos, tanto hombres como mujeres. Creo que los hombres tendrían que hacer una revolución también. Los hombres también tienen dudas, lloran y les duelen muchas cosas. Hay veces, en las que creo que la posición del hombre tampoco es fácil. Pero, bueno, vista esta película desde el punto de vista de una mujer y, además, la mitad del viaje la hago con el actor Iván Mendes (Jamir), que es un chico que no había hecho anteriormente cine, se da una visión muy diferente a la que se ve al principio. También para el director era muy importante, que en determinados momentos de la película en los que, lógicamente en un país en conflicto, hay momentos muy violentos, nos dijese que no quería ser explícito, sino contarlo desde nuestros ojos, con la mirada de cada uno de nosotros.

EC: Pues sí, la película está rodada desde tu punto de vista y el de Jamir hasta cierto punto. ¿Crees que hacerlo de esa manera puede hacer que el público sea más consciente de lo que puede llegar a costar, realmente, un móvil?

BR: Sí, fíjate. Es curioso, porque hace poco estrenamos 'Perfectos desconocidos', de Álex de la Iglesia, en la que un actor principal es el móvil. Sin embargo, en 'El cuaderno de Sara' estamos diciendo de dónde viene la posibilidad de tener móviles de última generación o tablets. Gran parte de la tecnología que utilizamos tiene coltán como principal material. No es que no tengamos que utilizarlo, es que tendríamos que, de alguna manera, intentar ser más conscientes de los peligros que trae. Esto es responsabilidad, principalmente, de los gobiernos. Sí, es un conflicto muy grande, pero, de alguna forma, se podría hacer algo para conseguir que no hubiera tantas muertes provocadas por un mineral, como es el coltán, en muchas partes del mundo. Es necesario para el trabajo, vale, pero habría que obligar a los gobiernos de que no compren ese coltán de regiones en las que se provocan tantas muertes.

EC: De hecho, en lo referente al coltán, ahí radica el principal mensaje de la película.

BR: Sí, también que luego se ven los efectos que tiene esa explotación del coltán en la población, especialmente del Congo, que es donde se extrae la mayor parte de este mineral. Las minas del coltán están dominadas por rebeldes, el gobierno del país no se mete y si lo hace es para sacar una tajada de lo que se extrae. Además, hay más conflictos que surgen alrededor, los rebeldes no extraen el mineral de manera amable, sino de forma violenta, provocan guerras, secuestran niños para convertirlos en soldados porque son más fáciles de manipular, violan indiscriminadamente a mujeres. Hay toda una serie de horribles consecuencias por el negocio del coltán y eso es con lo que habría que terminar y se tendría que regularizar. Tristemente, parece que no interesa mucho.

EC: Además, en la película se muestra la utilización de la mujer como arma de guerra.

BR: Indudablemente. Las mujeres estamos haciendo nuestra propia revolución para conseguir igualdad absoluta con el hombre laboral y personalmente, como también en el entorno familiar. Claro, cuando te vas a un continente como es África, la diferencia del tratamiento hacia la mujer es brutal, se utiliza la violación como arma de guerra. Cuando los rebeldes entran en un poblado y lo arrasan, violan a las mujeres y hay algunas zonas concretas en la que, en las aldeas, se hace a la mujer responsable y el marido y la familia la repudian, junto con los hijos. No es que tengan siquiera lo básico, es que el mundo al revés. En vez de proteger y cuidar, se culpabiliza.

Siempre lo digo, la educación es fundamental. Cuando fuimos al Congo para documentarnos, nosotros venimos de un mundo en el que determinadas cosas que ni nos planteamos respecto a la desigualdad y el respeto y, entonces, nos decimos que es imposible, pero vimos que desde son pequeños se crea una cultura así hacia la mujer. De todas formas, no todo está perdido y no hay que pensar así. Cuando fuimos al Congo, visitamos una ONG que estaba dirigida por una mujer, hija de madre congoleña y padre belga y que estudió en los mejores colegios del mundo, volvió a su país de origen para fundar la ONG en la que atiende a mujeres que han sido violadas brutalmente, de una forma en la que ni es comparable a lo que se está viviendo en Occidente. Es horrible pero ella nos dijo que no nos fuéramos pensando que no hay solución, porque ella y su equipo están haciendo posible que eso cambie, que sí la tenga. Han logrado que en varios de esos poblados ya no se le culpabilice y repudie a la mujer. Son pasos pequeños, pero se empiezan a ver soluciones, se crea esperanza. En el conflicto grande, son los gobiernos los que deberían actuar.

Belén Rueda

EC: De hecho, en la película se ve la inacción tanto de gobiernos occidentales, tu personaje no tiene ayuda de ningún tipo cuando llega a Kinsasa, como del gobierno del Congo, que tampoco se le da alguna facilidad

BR: Sí, se lo tiene que buscar ella sola. Ha habido muchas veces que me han comentado que Laura es muy valiente por ir sola a rescatar a su hermana. Yo creo que tiene un punto de inconsciencia, ya que está movida por el amor y es, muchas veces, el amor el que hace cometer imprudencias. Ella quiere salvar a su hermana, una persona a la que quiere muchísimo, que la interpreta Marian Álvarez de forma impresionante, que hace de una médico cooperante que hace todo lo posible por salvar vidas, poniendo su vida en peligro. Laura se mete en una aventura que, visto desde fuera, se la ve como una heroína pero que hace el viaje de manera inconsciente, ya que también la acompaña un exniño soldado que, aunque logró salir de ello, aún tiene fuerte secuelas y traumas por lo que ha vivido.

EC: Sí, en la película se denuncia el abandono al que se enfrentan los niños soldados. Ya que, aunque salgan de ello, nadie les ayuda a superar lo que han vivido.

BR: Es muy fuerte. Cuando estuvimos en el Congo, hablamos con dos chicos de unos 22 años que fueron niños soldados y que estaban participando en la ONG que ayudaba a mujeres que habían sufrido violaciones. Ahí estaban, no habían vuelto a la guerra, es verdad que son pocos casos pero es posible salir de ello, hay que dar esperanza.

EC: En breve son los Goya y este año se espera que se haga hincapié en la desigualdad de género, especialmente después de que en 2017 sólo un 7% de los proyectos cinematográficos hayan estado dirigidos por mujeres, una cifra demasiado baja. ¿Qué se está haciendo desde las instituciones para solucionar este problema y qué se puede hacer para impulsar más proyectos femeninos en el futuro?

BR: Hay que hablar de ellos. Muchas veces son los productores los que piensan no es interesante una historia contada por una mujer, pero sí que puede serlo si la cuenta un hombre. No sólo son los productores, también es algo que piensan varios sectores de la sociedad. La verdad, la misma historia puede ser contada por una mujer o por un hombre, tendría que dar igual. Hasta ahora, se pensaba que si la contaba una mujer no interesaba pero el público no es tonto y demuestra que sí le interesa y mucho. El primer paso es ese. Me acuerdo que hace tiempo, cuando trabaja en series de televisión, a los actores se nos clasificaba según el medio. Me dijeron que era actriz de televisión y que, por ello, no podía hacer cine. Ahora eso en España, en muy poco tiempo, ha cambiado y da igual si trabajas en cine o en televisión, eres actor, eres director o eres guionista. En esto es lo mismo, una historia desde los ojos de una mujer interesa mucho y ahí están los resultados. Y eso también debe venir en oportunidades, tiene que haber más mujeres guionistas, directoras, fotógrafas, etc. Tiene que haber más oportunidades de crear de una manera diferente. El dato es vergonzoso, pero hay que reconocer que no sólo pasa en el cine, sino en buena parte de los ámbitos laborales. Hay que demostrar doblemente que somos capaces de realizar el mismo trabajo que un hombre y eso que no estamos hablando del tema económico y de sueldos. No hay que bajar la guardia.

EC: Claro, hay que hablar también de salarios y de conciliación laboral, no sólo en el cine.

BR: Por supuesto, porque el salario está unido a ello. Una mujer que quiere sacar un proyecto, un trabajo adelante, es capaz de intentar de bajar el presupuesto para poder sacarlo adelante y ahí, claro, empezamos mal. Pero, también, claro, si dices que no, no hay proyecto. Es la pescadilla que se muerde la cola. Menos mal que, en cine, ya hay mujeres directoras y también actrices que reclaman la misma cantidad de sueldo. Yo misma he tenido que pelearme por cobrar lo mismo que mis compañeros masculinos y está demostrado que yo tengo la misma capacidad de atraer al público, con la misma intensidad, que mis partenaires hombres.

EC: Muy cierto, además, fuiste uno de los nombres fuertes de 'Perfectos desconocidos', que sigue arrasando en taquilla, ¿crees que el público ha cambiado su percepción sobre el cine español?

BR: Sí, lo digo rotundamente. Ha cambiado mucho y se escucha, sobre todo, en el público más joven. Tengo hijas de 23 y 18 años y cuando van al cine, dan prioridad a las películas españolas, lo que es muy significativo. Y esa frase de "¡Uy! No parece española" ya no es tan común. Es más, hay muchos profesionales que trabajan fuera de nuestras fronteras, como J.A. Bayona o directores de fotografía. No sólo van actores. Y creo que no será por peloteo, sino porque valoran el trabajo que ya han hecho aquí y ven que, con presupuestos muy inferiores, han hecho una labor maravillosa.

EC: Tanto 'El cuaderno de Sara' como 'Perfectos desconocidos' han estado producidas por Telecinco Cinema, que también ha sido la que mayores éxitos ha logrado cosechar en taquilla el año pasado en lo referente a cine español. ¿Qué han hecho para tener tanto éxito entre el público?

BR: Han logrado encontrar complicidad con el público y están muy comprometidos con el cine, aunque haya mucha gente que piense lo contrario. No sólo invierten, sino que también proponen muchos proyectos interesantes. Cuando deciden repartir los presupuestos que van a ir destinados al cine, lo dedican a películas de varios géneros como comedias, drama, acción, thriller. Saben que unas tendrán más éxito en taquilla, otras quizás ganen más en prestigio, pero hay una cosa que tiene muy clara Telecinco Cinema, que hay que invertir también en publicidad, guardan parte del presupuesto para la promoción de la película. Si se ha hecho un filme muy bueno pero la gente no sabe que existe, no se va al cine. Es algo que hemos aprendido de los estadounidenses y no es malo, hay que hacer promoción de nuestras películas, para que se sepan que están, para que el público nos conozca.

EC: Algo que se aprecia muchísimo de 'El cuaderno de Sara' es que parece una gran superproducción. Sin embargo, tengo entendido que el presupuesto fue mucho más bajo de lo que aparenta.

BR: Te puedo asegurar que fue bajísimo. Parece una gran producción porque el paisaje de África está muy bien reflejado, casi parece que se pueda oler y sentir el calor de la selva del Congo, pero todo se hizo con drones. Antes se hacía con helicópteros, lo que sólo podían permitírselo las grandes producciones, ahora afortunadamente es más accesible. También tuvimos un equipo magnífico de cámara que logró dar la sensación de estar realmente en África. De hecho, las diferencias de presupuesto con las producciones estadounidenses hacen que sea muy difícil de comparar. Sin embargo, hemos conseguido transmitir las sensaciones que queríamos y llevar desde la sala de cine al público a África.

Belén Rueda

EC: ¿Cómo fue rodar en África?

BR: No fue fácil. Hubo un momento, cuando estaba en preproducción la película, en la que los productores se estaban planteando si viajar o no a África. Decidieron que sí, aunque el presupuesto era muy ajustado y acertaron, porque hubo cosas que no hubiéramos podido transmitir si no hubiéramos estado allí. Claro, eso supuso que había menos dinero para otras cosas, pero nos adaptamos a ello, creímos mucho en el proyecto.

EC: ¿Se tuvo que rodar en Uganda, cierto?

BR: Sí, fue en Uganda. Rodar en el Congo fue imposible, ya que era muy peligroso.

EC: ¿Qué puedes contar de 'No dormirás', tu próximo proyecto cinematográfico?

BR: Se acaba de estrenar en Argentina, el 9 de enero. Aún no sé cuando se estrenará en España.

EC: ¿Cuándo te volveremos a ver en televisión?

BR: En televisión, de momento, tampoco lo sé. Hay un proyecto para final de año que espero que salga adelante, porque me hace mucha ilusión.

'El cuaderno de Sara', distribuida por Buena Vista Internacional, se ha estrenado en cines el 2 de febrero.

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