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ENTREVISTA ECARTELERA

Mario Casas ('Bajo la piel del lobo'): "Siempre me he tomado la interpretación como un reto"

Por sus transformaciones físicas, Casas entiende que lo comparen con Christian Bale, pero tiene claro que él no está "tan loco". En 'Bajo la piel del lobo' nos muestra su lado más salvaje.

Pedro J. García
Por Pedro J. García Más 8 de Marzo 2018 | 17:40
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

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A Mario Casas lo hemos visto de muchas maneras en el cine y la televisión, pero nunca como en su nueva película, 'Bajo la piel del lobo', debut en el largometraje de ficción de Samu Fuentes. En ella, el actor de 'Palmeras en la nieve' vuelve a mostrar un sorprendente cambio físico, con más kilos y luciendo una frondosa barba. Casas interpreta a un trampero llamado Martinón, el último habitante de un remoto pueblo de alta montaña que vive solo en la naturaleza. Cada primavera, emprende un viaje a los valles, donde comercia con las pieles de los animales que captura. Allí conocerá a la hija del molinero, a la que convertirá en su mujer tras un acuerdo para saldar una deuda.

Mario Casas en 'Bajo la piel del lobo'

'Bajo la piel del lobo' es una propuesta diferente y arriesgada dentro de nuestro cine, una película que retrata una época (los años 30) especialmente dura para las mujeres, y tiene a un protagonista poco complaciente (olvidaos de héroe de acción o el chulo galán por excelencia del cine patrio). Casas encarna con sumo convencimiento a un salvaje, un hombre de desarrollado instinto animal que representa los valores más retrógrados y primitivos del ser humano. La vida de Martinón se limita a cazar, alimentarse, dominar y buscar sexo. Para desgranar este papel tan exigente, hemos tenido la oportunidad de hablar con Casas, que nos ha ayudado a entender mejor una historia y a un personaje que se nos podrían atravesar si no fuéramos con la predisposición adecuada.

Un personaje difícil, un reto para el público

Casas nos recibe en la habitación de un hotel de Madrid haciendo honor a su buena reputación. Tan cercano y humilde que se te olvida que estás ante una de las estrellas más grandes de nuestro cine, Casas empieza contándonos qué nos vamos a encontrar en 'Bajo la piel del lobo': "En los primeros 20 minutos de la película no se habla Nos muestra cómo convive este alimañero, este cazador con la naturaleza, cómo convive a diario consigo mismo, hasta que baja al pueblo. Es una película distinta".

Curiosamente, Casas no se veía a sí mismo protagonizando esta película, e inicialmente se mostró reticente a aceptar el papel. No por miedo a asumir el riesgo, sino porque creía que no era el intérprete adecuado. "Para mí, la complejidad del personaje era la edad", explica el actor, "Tengo 31 años, por aquel entonces 30. Cuando pensaba en el personaje veía a un tío de 40-44. Veía a un Luis Tosar, a un Javier Bardem en 'Los lunes al sol'. Un tipo de actor más hombre, más rudo y más grande. Hablé con Samu y le dije 'no sé si me quedo joven', y a partir de ahí empecé a pensar 'bueno, si me dejo a barba, si me dejo crecer el pelo, si engordo, si me pongo más grande...'. Además, también me ayudaron con maquillaje para ensuciar mi imagen, así que al final te puedes creer que este tipo viva ahí arriba solo en esta época".

Casas describe a su personaje como "un animal que no está educado socialmente". En uno de sus viajes al pueblo para vender las pieles de los animales que caza, Martinón llega a un acuerdo para casarse con la hija menor del molinero, Adela (Irene Escolar), y llevársela a la montaña con él. O lo que es lo mismo, "comprarla", como afirma el propio actor. La presencia de esta mujer en su vida iniciará un proceso de humanización que Casas describe así: "Parece que va a aprender a tener que tratar con un ser humano, porque él solo ha tratado con animales, pero quizá no aprenda nada".

Mario Casas presentando 'Bajo la piel del lobo' en Madrid

Le preguntamos si, por la naturaleza tan áspera y violenta del personaje, tiene miedo de la recepción del público, de lo que puedan pensar sus fans de un personaje como Martinón. "No me da miedo porque creo que se entiende", responde, "Es un personaje complejo, es una situación compleja, son otros tiempos, los años 30. Lógicamente, el trato que él tiene hacia la mujer me parece muy desagradable, ya no solamente cómo la trata en lo sexual, sino también en el comer por ejemplo. Pero al fin y al cabo es un animal, son los principios básicos del ser humano, que es lo que he trabajado con este personaje. Espero que el público entienda el personaje y la película".

¿El Christian Bale español?

En los últimos años, Casas se ha alejado de su imagen de rompecorazones adolescente encadenando una serie de roles más complicados y muy diferentes entre sí que nos han dejado ver una versatilidad considerable, tanto en drama como en comedia. Y aun así, Martinón es completamente distinto a lo que había hecho antes. "Es cierto que tiene poco que ver conmigo. Me pareció muy interesante trabajar este personaje que apenas habla. Desde el primer momento quitamos más texto", desvela, "Yo le decía a Samu '¿Por qué habla en este momento si es un personaje terco y de pocas palabras? Limpiamos mucho texto, y en edición cortaron más. Era lo físico, trabajar la mirada, y que pareciese realmente un cazador. He aprendido a poner lazos, cepos, a tratar pieles, a cortar leña, a seguir rastros, para que te creas que sé hacer todo eso. Parece una tontería, pero ¡cortar leña no es fácil! Creo que ese aspecto lo hemos introducido de una manera notable y creíble. La película tiene ese punto documental".

Todo el esfuerzo físico que Casas realiza en la película es real ("Estaba en la nieve y maquillaje entraba a limpiarme el sudor"), pero el actor quería llevarlo a otro nivel, su intención era meterse en el personaje al 100% aunque esto conllevase realizar actividades peligrosas: "Yo igual voy un poco a más", confiesa, "No querían dejarme cepos reales. Había una secuencia en la que yo le enseño a ella a poner un cepo, pero se eliminó porque le daba un punto romántico a la historia, por la decisión que ha tomado Samu de hacer una película más seca. En esa escena jugábamos con un cepo y la verdad es que se asustaron. Acabaron poniendo uno de mentira, pero ahora sé poner cepos, así que cuidado porque puedo poneros uno", concluye riéndose.

Mario Casas como Francisco Boix en el rodaje de 'El fotógrafo de Mauthausen'

A pesar del riesgo y los cambios de registro que caracterizan a sus últimos trabajos, la Academia de Cine todavía no lo ha reconocido con una nominación al Goya. Quizá esto cambie con 'El fotógrafo de Mauthausen', con la que vuelve a poner toda la carne en el asador. "Siempre me he tomado la interpretación como un reto", afirma. "Tiene que ver con la dirección que toma la carrera del actor y también con la madurez. Lógicamente, yo no podría haber interpretado a Martinón hace cinco años. Con 31 años, convertirme en un hombre me da la oportunidad de interpretar personajes más adultos. Doy las gracias por que me ofrezcan personajes así, como el de Francesc Boix en 'Mauthausen' [proyecto para el que adelgazó 12 kilos]. A mí las carreras que me gustan son las de Michael Fassbender, Tom Hardy, Leonardo DiCaprio, Marlon Brando de joven, Javier Bardem, actores que arriesgan, aunque a veces no salga bien. Forma parte del proceso de aprendizaje del actor. Es un viaje, cada personaje cuenta para lo que haces más adelante".

Cuando le preguntamos si sabe que muchos lo llaman "El Christian Bale español", Casas asiente, pero deja claro que no llega a su nivel: "Christian Bale es un loco. Yo no estoy loco. El director de fotografía de 'El Maquinista', que es español, me ha contado muchas historias y yo no he llegado a ese extremo", aclara. Pero a la vez reconoce que cada vez es más actor del método: "Para Francesc Boix, adelgazar no era necesario, pero creo que como espectador, si yo veo una película sobre campos de concentración y me veo a mí, creo que no voy a entrar del todo en la película. Es un personaje que he sufrido bastante".

Mario y las mujeres

Como ya hemos señalado, uno de los aspectos más potencialmente controvertidos de la película es el trato hacia la mujer. En este caso, Martinón se relaciona con dos mujeres, Pascuala (Ruth Díaz) y Adela (Escolar). El papel de la primera es más pequeño y según Díaz "es un prototipo de la mujer en aquella época, que vivía bajo el mandato del hombre, cumpliendo sus deseos sin frustración y sin cuestionarse el machismo". Por el contrario, el personaje de Escolar tiene más peso en la trama: "Irene hace un trabajo muy bonito", afirma Casas, "El papel era más básico, por la época, y ella le ha dado una fuerza y esa lucha de la mujer, convirtiéndola en una mujer más moderna, una superviviente. Eso lo ha hecho ella". En cuanto a las escenas de sexo, en las que el protagonista trata a la mujer con violencia mientras esta se mantiene totalmente pasiva, Casas reconoce que filmarlas fue "complicado". "Con Irene hubo momentos que me costaron", reconoce, "No podía juzgar lo que estaba pasando, porque no estaría en personaje. Pero al ver la película, sobre todo las escenas de sexo, es duro. Aunque no se vea nada. Es más el sonido. Todo esto está pensado para mostrar a un animal. El elemento primitivo era esencial para construir al personaje, pero entiendo que pueda resultar desagradable".

Irene Escolar, Mario Casas y Ruth Díaz

Díaz y Escolar coinciden en señalar que la película es un reflejo de una sociedad arcaica en la que la mujer vive bajo el yugo del hombre, y que en ningún caso puede tomarse como apología de la violencia: "Las mujeres venimos de un contexto social muy determinado", explica Escolar, "Y en las historias que cuentan momentos concretos del pasado está muy presente ese elemento de sumisión por parte de la mujer al poder del hombre. En el caso de Adela, ella no acepta el destino que le espera y se rebela contra el patriarcado".

Volviendo a Casas, el actor sabe perfectamente que 'Bajo la piel del lobo' es una propuesta osada, sin embargo, espera que un sector de la audiencia conecte con ella: "No es una película para todos los públicos, no es comercial, es una película pequeña, de bajo presupuesto. Pero ojalá que la gente la viva y se la crea, y dentro de lo posible, la disfrute. Nosotros trabajamos para eso. Estoy muy orgulloso del personaje, he dado todo lo que estaba en mis manos, así que por lo menos espero que la gente se lo crea".

'Bajo la piel del lobo' se estrena el 9 de marzo en cines. Netflix ha adquirido los derechos para distribuirla globalmente a través de su plataforma más adelante, pero tanto Casas como el director coinciden en que el trabajo visual y sonoro la convierte en una película idónea para una sala de cine. "Es increíble que se vaya a poder ver en 190 países, y seguro que yo acabaré haciendo algo para Netflix, HBO o Movistar, pero es una peli para el cine".

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