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ENTREVISTA ECARTELERA

Penélope Cruz: "'La naranja mecánica' me pone mala, pero es una obra maestra"

Penélope Cruz y Fernando León de Aranoa hablan de la importancia que tiene en 'Loving Pablo' hablar de Pablo Escobar a través de un personaje femenino fuerte.

Por Sandra Sánchez Guerra 9 de Marzo 2018 | 14:37

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Fernando León de Aranoa habla de escribir personajes sólidos en el guión que luego sirvan de enganche al público, y cuando se trata de juntar a Penélope Cruz y Javier Bardem, rodeados de fardos de cocaína y fajos de billetes en 'Loving Pablo', el atractivo puede alcanzar la adicción. Por nacer del deseo mismo que el director tenía desde la época de 'Los lunes al sol' de 'esnifar' a Pablo Escobar, conocer su historia y la Colombia sobre la que se construyó su imperio, intrigado por lo que le contaba Bardem de los papeles de Escobar que rechazaba.

"Me parecía que era asombroso que no se hubiera contado antes, una historia que cualquier narrador quería hacer y que era muy narrativa", explica al respecto de lo que leía en un bestseller de comienzos de los 2000, 'Matar a Pablo Escobar'. Ahí se abrió para el cineasta la ruta hacia el monstruo, el interés por contar una historia cuyo poder reside en la "desmesura, la dimensión que llegó a adquirir". Ahí Fernando León de Aranoa se picó con un relato que, en sus palabras, merecía la pantalla grande.

 'Loving Pablo'

Todavía no había rodado 'Un día perfecto' cuando escribió el primer guión de 'Loving Pablo', hace cuatro años. "Es cuando encontramos la voz de Virginia Vallejo, su libro, como posible narradora de esta historia. Nos parece la narradora más indicada para contarla porque nos podía dar un ángulo muy íntimo sobre Pablo Escobar, (...) donde se ve más sus mecanismos mentales y su manera de comportarse con otra persona, con ella", cuenta León de Aranoa. "Como una periodista muy relevante y respetada, muy famosa, nos permitía también el otro ángulo. Nos daba el plano corto y el plano general, la visión de lo que era Colombia en ese momento y todo el contexto político, económico y social". Es entonces cuando entra en juego el personaje de Penélope Cruz y la fórmula para contar una historia que desconocía la existencia de ninguna serie sobre el narcotraficante que viniera a revolucionar la Puerta del Sol.

Cruz, que atiende a la prensa en la promoción de esta película días después de convertirse en la segunda persona española con un César honorífico, por detrás de uno de los directores "cruciales" en su carrera, Pedro Almodóvar, cuenta que tuvo mucho tiempo para convertirse en Virginia Vallejo, un personaje con "una personalidad muy marcada, con muchos colores y muchas capas": "No quería hacer ni una heroína ni simplemente una víctima. Es víctima de lo que le pasa después pero... ¿por qué entra ahí? ¿Hacia qué parte de este hombre se sintió atraída?", cuenta la actriz al respecto de la relación amorosa que surgió entre Vallejo y Escobar.

"Lo que se intenta es plasmar esa esencia para transmitir la historia, que además está contada con sus ojos. Es Escobar a través de Virginia", remata la actriz. Para el director, "el hecho de contar un mundo tan violento y tan masculino como es el del narcotráfico desde la voz de un personaje femenino tan fuerte como ella, trae algo nuevo sobre la historia".

 'Loving Pablo'

De ese retrato que se ha hecho de la violencia dependía precisamente el que Penélope Cruz se convirtiera en la presentadora que incluso llegó a enseñar a Escobar, durante su carrera política, cómo debía comportarse en público y hablar ante la prensa. "Para mí, era muy importante que esta película reflejara la violencia, todo el horror y sufrimiento que se crea ahí, de una manera nada glamurosa. Que no fuera una violencia gratuita, pero las escenas que hay violentas tienen que ser molestas, tiene que doler verlas", comenta al respecto, asegurando que de haber convertido en un icono al personaje, no hubiera hecho la película.

Hablemos de responsabilidad y cambio social

La intérprete insiste en que es importante la responsabilidad que, en esta materia, tienen las películas. "No están hechas para cambiar el mundo, pero a todos nos inspiran de una manera o de otra", explica. "'La naranja mecánica' es una película que a mí me pone mala pero me parece una obra maestra. Es una película que trata el tema de la violencia y que realmente cuenta lo que es. Y hay otras que, más que cine, las considero videojuegos. Las cosas se cuentan de una forma que parece que da todo igual. Ese no es el cine que a mí me interesa, ni para hacerlo ni para verlo".

Cuando se trata de poner en duda las historias y cómo están contadas, entre las últimas noticias que supimos de Penélope Cruz descubrimos que la actriz cambiaba los cuentos clásicos, que siempre hemos contados a aquellos que están en pleno proceso de formar sus propias ideas. Aunque matiza que "la traducción fue un poco más radical, no fueron exactamente las palabras que dije", sí reconoce cambiar los finales de unas historias que, según su punto de vista, no han evolucionado con nosotros. "En algunos casos, cambio desde la página tres o cuatro. Muchos cuentos me parecen machistas y macabros. Que si rajar al lobo, meterle piedras, tirarle al río... ¡Qué es esto! ¿Quieres escuchar esas cosas antes de ir a dormir? Nadie quiere, ni un adulto tampoco", afirma Cruz sobre lo que, explica, ha sido una cuestión que le ha llamado la atención desde muy joven.

 'Loving Pablo'

¿La misma historia o una diferente?

A la complejidad de los protagonistas, León de Aranoa le suma un chute de experimento. No químico, sino formal. Probar un lenguaje por el que hasta no había transitado y arriesgar para hacer otro tipo de narración, más dinámica. Acción en vena para defender que "la historia de Pablo Escobar no se ha contado en el cine" más allá de un personaje secundario en otras ficciones. "Se necesitaba ese scope para albergar toda esa historia tan enorme: la intensidad de los personajes, los paisajes naturales... Yo siempre pensé en cine con ella", relata.

A pesar de que es una película que "se tambaleó muchas veces", cuenta Penélope Cruz, al final se ha sacado adelante en seis semanas de rodaje frenéticas, durmiendo apenas dos horas al día y esquivando el trancón de Bogotá, el tráfico que colapsa las calles colombianas. Con la previsión incluso de contar con una historiadora para prevenir también la opinión de los resabidos. "Quería tener una persona en rodaje para evitar ese momento que se da en las películas, sobre todo cuando son historias recientes, en las que alguien de repente dice: 'No, esto era así, este coche no se usaba o aquí lo que hizo Pablo Escobar fue....'", manifiesta el director.

 'Loving Pablo'

No volverá a suceder, dice León de Aranoa, una historia similar. No habrá unos narcotraficantes que vuelvan a encontrarse con algo único, que se topen de bruces con la cocaína y se hagan inmensamente ricos, añade. Porque, al principio, "cuando traían la pasta de coca de Uruguay o Bolivia, no se sabía lo que era. Entonces, en las aduanas, la colocaban encima de la mesa. Se la enseñaban así al soldado y decían: 'Esto es una cosa química...' y entraba". Un truco, un movimiento de distracción, al más puro estilo Walter White.