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CRÍTICA

'Bailando la vida': Mambo británico

Richard Loncraine dirige 'Bailando la vida', comedia protagonizada por Imelda Staunton, Timothy Spall, Celia Imrie, David Hayman, Joanna Lumley y John Sessions.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 20 de Abril 2018 | 10:54
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Aunque en salas españolas ya el público esté habituado al cine feel-good francés, sin duda proveniente de una industria elegante y que suele acertar dado su buen gusto, de tanto en tanto llegan producciones ligeras provenientes de otros países, cuyos efectos son igual de amables y bienintencionados, como es el caso de 'Bailando la vida', una propuesta con la que Richard Loncraine pretende hacer pasar un rato agradable a los espectadores en una butaca.

Bailando la vida

Sandra Abbott tiene una vida apacible, lleva casada 40 años con Mike y está disfrutando de su jubilación. Todo parece ir bien hasta que descubre que Mike está teniendo una aventura con Pamela, su mejor amiga. Traicionada y tremendamente dolida, Sandra decide buscar refugio en Londres, en la casa de su hermana mayor, Bif, una mujer que siempre ha hecho lo que ha querido, sin rendirle cuentas a nadie y que disfruta de cada momento que le da la vida. A regañadientes, Sandra acepta ir con su hermana a clases de baile, donde conocerá a los amigos de Bif, Charlie, Jackie y Ted. Juntos le harán ver a Sandra que la jubilación es otra etapa muy interesante de la vida y que el divorcio puede ser una nueva oportunidad para vivir un nuevo amor y sentirse libre.

Una nueva oportunidad en el ocaso de la vida

Loncraine continúa con una nueva comedia dramática con protagonistas ya veteranos, ya que 'Bailando la vida' parece la respuesta amable a la estupenda 'Ático sin ascensor'. Sin embargo, mientras que el filme protagonizado por Morgan Freeman y Diane Keaton se acercaba a la melancolía de 'El amor es extraño' de Ira Sachs, 'Bailando la vida' tiene más del personaje de Josiane Balasko en 'Vuelta a casa de mi madre' y de películas como 'Mi vida a los sesenta'.

Bailando la vida

Porque, es verdad que es una propuesta sugerente y loable, ya que, comercialmente hablando, hacen falta más películas de este tipo, con protagonistas femeninas maduras y llenas de energía. Sin embargo, la poca ambición que tiene respecto a su mensaje optimista hace que, simplemente, se disfrute como una propuesta agradable e ideal para pasar un rato amable en una sala de cine, porque Loncrain y los guionistas Meg Leonard y Nick Moorcroft no ambicionan más.

Imposible no rendirse al talento de Imelda Staunton

Eso sí, lo que muestran lo hacen muy bien, empezando por sus actores, magníficos todos, sobre todo Imelda Staunton, que es el alma de la película, al igual que su hermana, interpretada por Celia Imrie. Quizás no lleguen al nivel de 'Las chicas de oro', pero ambas están magníficas, como también Timothy Spall, poco dado a aparecer en este tipo de producciones, Joanna Lumley y David Hayman.

Bailando la vida

'Bailando la vida' no llega al nivel de la estupenda 'El exótico hotel Marigold' pero sí está a la altura de su secuela y 'Un viaje de diez metros'. Quizás no sea una película excepcional, pero es muy honesta y ofrece que lo tiene y son justo esas virtudes, lo que hacen de la película una propuesta digna de ver.

Nota: 7

Lo mejor: La energía que transmite y sus personajes, especialmente el de Imelda Staunton.

Lo peor: Al ser una propuesta feel-good, no está hecha para espectadores muy exigentes.

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