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PRECRÍTICA

'Arrástrame al infierno', revisionismo histórico

Raimi retoma esa mágica fórmula de terror, comedia y bajo presupuesto que le diera a conocer con la trilogía 'Evil Dead', en un ejercicio más que solvente que agradará a propios y ajenos.

Por Óscar Martínez 28 de Julio 2009 | 14:34

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Protagonizada por Alison Lohmanine, Justin Long, Flor de Maria Chahua, Jessica Lucas, Sage Stallone, David Paymer, Reggie Lee, Fernanda Romero y Bojana Novakovic, 'Arrástrame al Infierno' es el regreso de Sam Raimi al género del terror.

La historia gira en torno a una joven que trabaja en un banco concediendo préstamos hipotecarios y que, tras negar la rehipoteca a una anciana, ésta se venga haciéndola portadora de una maldición.

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'Arrástrame al infierno', revisionismo histórico
Sam Raimi adolece de un mal -si es que puede ser considerado como tal- similar al de Peter Jackon: ambos cineastas se forjaron a lo largo de los ochenta y los noventa dentro del cine de género más extremo, renovando tanto el gore como el splastick y convirtiéndose en verdaderos directores de culto dentro del mismo. Pero, para el gran público -en general-, el neozelandés es poco más que el responsable de la trilogía de 'El Señor de los Anillos', mientras que el estadoudinense lo es de la saga de 'Spider-Man'.

Muchos desconocen, dentro de la filmografía de Jackson, títulos tan memorables como 'Bad taste', 'Meet the Feebles' o incluso 'Braindead', y poco más o menos ocurre con Raimi, responsable de filmes como 'Crimewave', la notable 'A simple plan' y, por encima de todo, la emblemática trilogía de 'Evil Dead', con Bruce Campbell a la cabeza (sí, el tío que siempre hace cameos en las pelis de 'Spider-Man', 'Darkman' e incluso en 'Fargo').

Por tanto, 'Arrástrame al infierno' puede que suponga para muchos, más que un regreso al género que vio nacer y forjarse a Raimi como cineasta, un verdadero descubrimiento de ese particular gusto por los contrapicados a cámara en mano, los poseídos levitando en el aire, y ese terror entre trasnochado, casposo e inocente sazonado con altas cotas tanto de humor negro como de fluídos corporales.

Porque, seamos sinceros, 'Arrástrame al infierno' podría ser un spin-off -o un Redux, o un Begins, o un 'pouporrí'- de la trilogía de 'Posesión infernal', basada en similares premisas y confeccionada con idénticos recursos con los que fuera forjada la leyenda de Ash. Quizá no haya mano amputada ni sierra mecánica, ni tampoco frases para la posteridad como compre elegante, compre en Smart, pero el nuevo film del cineasta de Michigan es toda una vuelta a sus orígenes, del cine sin recursos, del truco y trato y, en general, del autohomenaje desde el cariño y la nostalgia.

Por ello, 'Arrástrame al infierno' gustará a los fervientes seguidores del Raimi original por su inherente poso de nostalgia, a pesar del obligado paso hacia el merchandising y el entertainment de las grandes salas, mientras que sorprenderá a los neófitos por esa mescolanza de terror y comedia tan poco recurrido hoy por hoy en los circuitos más comerciales, saturados de insalubres remakes de filmes asiáticos y setenteros que suelen despertar la indiferencia en el espectador.

Las entradas para 'Arrástrame al infierno' deberían venir acompañadas de un cuenco gigante de palomitas y una buena cohorte de amigos para su total disfrute, pues nos encontramos ante un filme terriblemente entretenido, inocentemente terrorífico, trasnochadamente cómico y, por encima de todo, inusualmente honesto.

Eso sí, tampoco os espereis la panacea del género.