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CRÍTICA

'Niñato': Soy un pringado

Crítica de 'Niñato', el documental de Adrián Orr. En cines el 11 de mayo.

Por Javier Parra González 11 de Mayo 2018 | 11:30

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Tras su estreno mundial en el BAFICI de 2017, 'Niñato' conseguía hacerse con el premio a la Mejor Película Internacional, galardón que prometía una carrera de éxitos y reconocimientos que han estado presentes a la hora de que el título de Adrián Orr llegase a diferentes partes del mundo. Fue en el Festival de Cine Europeo de Sevilla donde se hizo con el premio Nuevas Olas, otorgando así a la ópera prima de Orr del merecido respecto que merecía como producto heredero de la sociedad en la que vivimos.

Niñato

El cineasta apuesta por convertir a David Ransanz en uno de los protagonistas absolutos de una historia real, la de un padre soltero que intenta sacar adelante a sus tres hijos a la vez que lo hace con su carrera frustrada como cantante de hip hop. Los sueños y las ilusiones de lo que bien podríamos definir como un joven con complejo de Peter Pan, acaban pasando a un segundo plano cuando Orr pase a convertir el objetivo de su cámara en el objeto omnipresente que existe ante tal realidad para dejarnos claro que estamos ante un título costumbrista sobre la precariedad.

La mirada del director se posa entonces sobre dicha precariedad, una que viene a jugar a dos bandas. Por un lado, la representación de una clase social humilde en la periferia madrileña. Por otro, el a veces incongruente carácter del protagonista, quien antepone al bienestar de su prole la insistencia en convertirse en Niñato, la estrella. Es en este juego de dobles sentidos donde el título del documental viene a hablarnos no solo de aquello a lo que aspira David (dejar de ser un don nadie en el negocio musical para acabar siendo reconocido como uno de los mejores), sino que también podríamos estar hablando de una actitud que juega poco a favor del bienestar familiar.

Niñato

Dejando a un lado la conciliación entre trabajo y obligaciones paternas, el otro "niñato" que se hace presente en la película no es otro que el que refleja a la perfección la actitud de un tipo que parece no querer asumir las riendas de una familia con tendencia a la fatal desestructuración con la única intención de hacer realidad su sueño. Debido a lo egoísta que resulta dicha actitud (la cual Adrián Orr deja reflejada ante la cámara sin tan siquiera ahondar en ella), podemos entender que Ransanz acabará siendo toda la vida un don nadie, profesionalmente hablando, y anteponiendo siempre su autosatisfacción a la de sus hijos.

A modo de cine social, el film continúa a la deriva a través de varios momentos en la vida de una familia que parece no tener una figura clara a la que admirar, pues con un padre a modo de ídolo de pies de barro, el joven Oro Ransanz será uno de los pocos destellos en 'Niñato', pues la pura naturalidad con la que el chaval se mueve ante la cámara de una vida que está siendo documentada, deja claro que, como ya hemos dicho, no estamos ante la biografía de un padre de familia que quiere triunfar en la música.

Niñato

Sin duda, lo que Orr acaba dejando patente es el hecho de que su obra funciona como reflejo absoluto de una España consumida por la crisis y, en cierto modo, falta de valores (paternofiliales) que se representan a la perfección en el personaje (o persona, mejor dicho) de David, que en otra situación o bajo otra premisa su rol sería el de adorable protagonista con sueños que cumplir y que acabará (si esto fuese una película de Hollywood con final feliz) siendo una estrella. Nada más lejos de la realidad, y dejando claro que lo de "niñato" no es baladí, lo de sacar adelante a su familia buscando un trabajo realmente fructífero parece que es algo impensable para él.

Podría iniciarse aquí un interesante debate en torno al capitalismo y la forma en la que estrangula a la clase obrera, incapaz de cumplir sus sueños por inalcanzables y quedando enmarcada de por vida a un sistema en el que es incapaz de poder crecer. Pero cabe recordar también que del mismo modo en el que Ransanz habla orgulloso de haberse querido hacer responsable del cuidado de sus hijos, y sin entrar en ningún momento en la serie de valores y educación que imparte a sus descendientes (a ojos de quien esto escribe, intachables), también voltea sobre 'Niñato' en todo momento una especie de neblina que viene a decir que tal vez va siendo hora de dejar tus sueños personales a un lado y enfocar tu empeño en otros aspectos. Porque del mismo modo en el que no todo aquel que quiere ser astronauta lo acaba siendo, en la industria musical podría establecerse un símil parecido.

Tan solo cabe esperar que en un futuro ninguno de sus hijos piense algo así como "Papá es un pringado".

Nota: 5

Lo mejor: Funciona como espejo de la sociedad y hará las delicias de los amantes del cine costumbrista.

Lo peor: Poco llega a importar lo que le suceda al protagonista, principal foco de 'Niñato' y al que superan con creces todos los elementos que le rodean.

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