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CRÍTICA

'La fábrica de nada': Escapar de la resignación

Pedro Pinho dirige y coescribe 'La fábrica de nada', ganadora del Giraldillo de Oro en el 14º Festival de Cine Europeo de Sevilla y del premio FIPRESCI en la Quincena de Realizadores del 70º Festival de Cannes.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 11 de Mayo 2018 | 11:33
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El cine portugués es ese gran desconocido que logra cada vez atraer más adeptos, gracias a una libertad creativa inusual dentro del panorama europeo, lo que provoca que el país luso traiga propuestas entre la vanguardia y el compromiso socio-económico. En esa línea llega 'La fábrica de nada', dirigida por Pedro Pinho, ganadora del Giraldillo de Oro en el 14º Festival de Cine Europeo de Sevilla y del premio FIPRESCI en la Quincena de Realizadores en el 70º Festival de Cannes.

La fábrica de nada

Mientras está en la cama con su esposa, José recibe una llamada urgente de la fábrica de ascensores en la que trabaja, varios hombres se están llevando material de su lugar de trabajo en medio de la noche. Cuando llega a la fábrica, se da cuenta de que todos los trabajadores se han amotinado para impedir que esos hombres se lleven la maquinaria. Sin embargo, esos individuos les informan de que tienen orden de llevarse todo el material. Al día siguiente, José y el resto de trabajadores verán cómo la administración ha ido desmantelando la fábrica al trasladar la producción a China, debido a la crisis económica. Con el inicio de los despidos, los trabajadores deciden organizar una huelga, que terminará en una revuelta, para evitar el cierre de la fábrica.

El trasfondo de la crisis económica

Basada en una idea original de Jorge Silva Melo, 'La fábrica de nada' es una propuesta muy fiel al tipo de cine del portugués Pedro Pinho, narra un filme de denuncia social, en el que la crisis económica provoca una fuerte crítica al sistema capitalista actual, al que deja como un sistema devorador que ha acabado consumiendo a la propia sociedad consumista. El filme mantiene la esencia vista en sus anteriores documentales, 'As Cidades e as Trocas' y 'Bab Sebta', al ser filmada en 16mm, como también por apostar en una combinación entre actores profesionales y amateur.

La fábrica de nada

Su mensaje es muy claro, su forma y estilo también, la película muestra también los daños colaterales del despido de los trabajadores, las familias que pasan penurias y la precariedad en la que se ve sumergida una parte importante de la sociedad portuguesa, extensible a otras partes de Europa. Aunque, eso sí, también recalcando cómo esas deslocalizaciones favorecen el progreso en zonas más deprimidas económicamente. No obstante, en ningún momento el filme se muestra equidistante en su compromiso por los derechos de los trabajadores. Debido a su larga duración, Pinho, junto con los guionistas Tiago Hespanha, Luisa Homem y Leonor Noivo, se aprovecha para meterse de lleno en las vidas de esos trabajadores, dejando momentos para la sátira, para la comedia aunque enlazados por la dramática situación que es el despido de centenares de trabajadores.

Un filme comprometido con los derechos de los trabajadores

Justamente, esa es la única pega que tiene 'La fábrica de nada', en ser demasiado extensa y reiterativa en su mensaje, cuando queda muy claro a los pocos minutos de comenzar el filme. Esos defectos no la convierten en la gran obra maestra que hubiera podido ser pero eso no quita que se está ante una de las películas más comprometidas socialmente estrenadas este año, el filme parece heredero de 'Recursos humanos', aquella maravilla que dirigió en 1999 Laurent Cantet, así como también a 'La promesa' o 'Rosetta', de los Hermanos Dardenne.

La fábrica de nada

'La fábrica de nada' es un documento esencial para ver y recordar la crisis económica, especialmente para brindar apoyo a la clase trabajadora, la que más sufre los vaivenes de la estabilidad económica. Sin duda, aún necesaria, más ahora para ser conscientes de la peligrosa transformación del sistema. Realizada con esmero y dedicación, un ejemplo más de la buena salud del cine independiente portugués.

Nota: 8

Lo mejor: Su mensaje sobre la crisis económica, la indignación de sus protagonistas.

Lo peor: Le sobre metraje y es demasiado reiterativa.

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