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CRÍTICA

'El orden divino': El derecho universal

Petra B. Volpe dirige y escribe 'El orden divino', ganadora de tres premios en el Festival de Tribeca, candidata por Suiza para los 90º premios Oscar.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 22 de Junio 2018 | 16:14
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Ya lo dijo Virginia Woolf: "La oposición masculina a la independencia femenina es quizás más interesante que la independencia en sí". Una de las cosas que al púbico español le puede sorprender es que en Suiza, ese país que es visto como el ideal del primer mundo, las mujeres no tuvieron derecho al voto hasta 1971. Efectivamente, el sufragio universal llegó hace menos que 50 años. Sobre este hecho, la cineasta suiza Petra B. Volpe, aprovecha para crear 'El orden divino', representante de Suiza a los 90º premios Oscar, ganadora de tres premios en el Festival de Tribeca y presentada en el 55º Festival de Gijón.

El orden divino

Nora es ama de casa, madre de dos niños y vive en un agradable pueblo en Suiza, el país que es sinónimo de tranquilidad. Son los inicios de la década de los 70, la revolución sexual y la lucha por los derechos civiles están a la orden del día. Esto claro, empieza a llamar la atención en el país helvético, donde la mujer no tiene aún el derecho al voto. A Nora, realmente, las revoluciones y la lucha por los derechos no le llama la atención, hasta que su marido no acepta que ella trabaje a tiempo parcial para llevar su propio sueldo a casa. Nora cambia el chip y decide convertirse en una firme defensora del sufragio femenino, provocando una auténtica revolución en el pueblo. Pese a recibir amenazas, Nora y varias mujeres que se unen a la causa resistirán hasta que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres.

Feminismo contra la conservadora Suiza

Pese que Volpe no es una advenediza, 'El orden divino' se convierte en el primer largometraje dirigido por la directora en llegar a salas españolas. En un año en el que la mujer es la gran protagonista, este largometraje sirve para hacer homenaje a aquellas mujeres que lucharon por derechos que ahora se dan por hecho. Aquí Volpe hace una sutil crítica a la sociedad suiza, un país lleno de riqueza económica, pero encorsetado en opiniones conservadoras. De hecho, el título de la película es toda una declaración, porque en el año 1971, la mujer no podía votar argumentando que iba "en contra del orden divino".

El orden divino

Volpe, que también escribe el guion, se nutre de un estupendo reparto coral, liderado Marie Leuenberger, magnífica en su papel de luchadora y fuente de inspiración para otras muchas. Realmente, el filme tiene su principal fuerza en su poderoso mensaje, así como en escenas cotidianas, en las que se entremezcla el cine costumbrista, con la denuncia social y el cine feel-good. Más certera que la británica 'Sufragistas', 'El orden divino' se hacer a la estupenda 'Pride', aunque en pura clave femenina y feminista.

Estupendo reparto coral

El feminismo que la película muestra es el de los inicios, aquel que parece lejano pero que esta película demuestra que no lo es. Es más, aunque suene redundante, viene a recordar que la lucha por la igualdad está lejos de haberse conseguido por completo. Eso sí, el filme también muestra la necesidad de que sean todos, dando igual el sexo, los que defiendan la igualdad entre personas, ya que, paradójicamente, en Suiza fue el hombre el que tuvo que votar por referéndum si la mujer debía tener acceso al sufragio. Otra crítica potente de Volpe a Suiza, país en el que todo se vota por referéndum y en el que, paradójicamente, ponen en evidencia a la democracia directa, al crear un país sumamente conservador y con tendencia a aislarse.

El orden divino

'El orden divino' es una propuesta sólida y muy comprometida con su propio mensaje. Sin duda, un momento de homenaje y de recordatorio. Eso sí, habrá que pedir que vengan más películas de Petra B. Volpe, una directora a la que seguir de cerca.

Nota: 8

Lo mejor: Su potente mensaje y su reparto coral.

Lo peor: Su toque feel-good hará que cierto público no la tome en serio.