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30 ANIVERSARIO

Los 10 mejores momentos de 'Dirty Dancing'

La película protagonizada por Jennifer Grey y Patrick Swayze está llena de escenas imposibles de olvidar. Estas son las mejores.

Por Laura Ruiz García 24 de Junio 2018 | 15:11

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'Dirty Dancing' inició la moda de películas centradas en el mundo del baile al mismo tiempo que hizo que soñar a toda una generación de los 90 con que podíamos bailar bien. ¿Cuántas veces habéis intentado hacer lo del ave? Demasiadas, ¿verdad? Su legado no es casualidad y es que, por muy comercial que sea, 'Dirty Dancing' es una película capaz de provocar lo que toda buena obra de arte debe provocar: soñar (aunque eso signifique quedar en ridículo en la piscina de tu bloque haciendo el famoso pasito).

Años 60. Estados Unidos. La burguesía acaudalada acude en busca de relax a un complejo vacacional con actividades, bailes, deportes y buenas comidas. Muchos huyendo de una realidad tensa marcada por la guerra fría y el asesinato del último presidente, y otros también huyendo pero de una realidad más dura, la de la calle. Todos bailan como gallinas, tontean con camareros, se prueban pelucas, cantan, bailan y beben como si se tratase de los años 20. En este contexto aparece Baby, una chica rica y dulce, y Johnny, un bailarín con pocos recursos y grandes aspiraciones pero anclado en un trabajo que odia. La relación de ambos pondrá en evidencia las diferencias de clases y desatará el famoso "baile sucio" que acabará uniendo a ricos y pobres.

Dirty Dancing

'Dirty Dancing' fue la película más taquillera de 1987, no solo por su fuerte contexto, sino también por sus elementos extraños fuera de los estereotipos más comerciales del momento. Esta ruptura de los estereotipos la vemos materializada en personajes extravagantes como los viejetes ladrones que están siendo buscados por todo el país, la ricachona madurita que seduce a los camareros y, en especial, el personaje de Johnny, quien ejerce un papel que siempre se había adjudicado a las mujeres.

Pero 'Dirty Dancing' no solo es original gracias a sus personajes. También lo es por la manera de mezclar temas propios de esa sociedad de los 60, como el aborto ilegal o los prejuicios de clase; con drama familiar potente, con el padre que no quiere dejar ir a su hija (pero she's like the wind); o con cuestiones existenciales como la libertad para crear, como se ve en el caso de Johnny, a quien no le dejan avanzar artísticamente en su trabajo.

Por todos esos elementos que la hacen tan parodiable como entrañable, celebramos el legado de esta gran película con una selección de sus mejores momentos. No olvidéis bailar suciamente al final.

Los 10 mejores momentos de 'Dirty Dancing'

Johnny, su chupa y sus gafas de sol

Johnny, su chupa y sus gafas de sol

La escena de presentación de Johnny como prota de la peli es inolvidable y sino que le pregunten a la ropa interior de la mitad de sus espectadores. Baby, que ya se había fijado en él, espía a hurtadillas en el restaurante. Allí está el jefe recordándoles a los camareros que no dejen de seducir a las chicas pero sin pasarse de la raya. Entonces, aparece Johnny, como recién salido de la mejor vagina del mundo: mirada alta, gafas de sol y chupa a la espalda. Todo un héroe. Aguanta el chaparrón del jefe y se pelea con uno de los camareros. Baby ha encontrado al macho alfa del complejo.

Dirty Dancing en eCartelera

"He traído la sandía"

"He traído la sandía"

La escena detonante de la película es una de las mejores, por no decir la mejor.

Baby pasea por el complejo cuando se encuentra a un chico llevando tres sandías enormes a la fiesta de los empleados. Baby le ayuda y él le invita a la fiesta, aunque es políticamente incorrecto mezclar a empleados con clientes. Eso a Baby le excita más y decide seguirle. Así es como Baby se planta con dos sandías del tamaño de la cabeza de Tarantino en la fiesta de "baile sucio" donde el servicio se magrea al ritmo de un rock salvaje. Por supuesto, allí está Johnny bailando con su pareja artística sudando y haciendo sudar a los demás con sus movimientos de paquete. Entonces es cuando ve a Baby, se acerca y le pregunta que qué hace allí, a lo que ella contesta, abrumada por la atmósfera proletaria, "He traído la sandía."

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Baby aprende a bailar

Baby aprende a bailar

Baby es muy buena persona y quiere ayudar a la amiga de Johnny, Penny, sustituyéndola en un baile que tienen planificado para la semana siguiente en otro hotel. "Venga, va, yo me magreo con éste. No me cuesta ná". Y literalmente no le cuesta ná porque, como está en una película, le hacen una secuencia de montaje y en cinco minutos de música motivadora lo consigue. Baila con él encima de un tronco, sube y baja por las escaleras cual estrella de cabaret, ensaya entre medias de Johnny y su amiga (esto es lo mejor) y, lo más importante, aprende a hacer un lift. ¿Qué es un lift? El lift es ese paso de baile en el corres hacia tu pareja, te impulsas y él te alza en el aire cual ave, ese paso que ha destrozado los sueños a millones de espectadores al intentar hacerlo en la vida real, sí, ÉSE. Pero a Baby no le cuesta nada porque es buena gente, rica y está en una película (vosotros no, recordad).

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Penny se sincera con Baby

Penny se sincera con Baby

Justo antes de salir para el primer gran baile de Baby, Penny le acompaña en el vestuario para ayudarle a prepararse. Penny se siente fatal porque, llevada por sus prejuicios anti-gente rica, trató un poco mal a Baby en el principio cuando ella solo intentaba ayudarla. Poor Baby. Penny se disculpa y le dice entre lágrimas que, en realidad ella, que es la bailarina más buenorra del complejo, está muerta de miedo. Baby la compadece, le dice que todo saldrá bien, y la abraza como si fuese la hermana rica y menos guapa que nunca tendrá. Sororidad, señores, sororidad.

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En ensayo de la hermana de Baby

En ensayo de la hermana de Baby

Lisa, la hermana tonta de Baby, se empeña en protagonizar uno de los números de la noche. Consiste en ponerse una piña en la cabeza y cantar, quizá, la peor canción de la película, una melodía chirriante y llena de graves que la hermana convierte con su voz en algo aún más insoportable.

Lisa ensaya sobre el escenario intentando coordinar sus pasos de baile sacados de Fama edición Kids con su voz, mientras Baby pinta una cutre palmera a un lado del escenario, indiferente a la atrocidad que su hermana está a punto de cometer en público.

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Johnny no es un puto anymore

Johnny no es un puto anymore

Vamos a ver. Johnny está harto y con razón. Que exhiba su paquete en cada baile no significa que sea un puto. Basta ya. Él también es una persona. CON SENTIMIENTOS. Y no un objeto que se compra y se vende cual souvenir.

Jhonny es un artista. Lo deja claro en su discusión con el hijo del dueño del hotel y en la escena del ensayo. Mientras Baby pinta la palmera de cartón, el marido de la madurita ricachona le llama y le pide que si puede darle unas "clases extras" a su mujer. Él le tiende un fajo de dinero mientras la madurita le mira con ojos libidinosos. El bailarín se queda unos segundos pensativos. "¿Ser puto o no ser?". Finalmente le dice que está ocupado y le devuelve el fajo.

Johnny no es un objeto, hostia ya.

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Hermanitas

Hermanitas

Lisa está ilusionada con uno de los camareros del complejo, alguien del que solo sabe que se quiere comprar el mismo coche que ella. Lisa se lo dice a Baby y ésta, como buena hermana, le dice que el chico es un capullo y que pase de él (no vaya a dejarla embarazada como a la otra y tengo que abortar ilegalmente), pero Lisa se lo toma a mal y le dice que lo que tiene es envidia de no ser ya la preferida de papá, que se va a casar con el chico, que se van a ir de luna de miel a Acapulco y que haga el favor de callarse. Este momento de drama familiar es uno de mis favoritos de la película junto al siguiente.

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"Papá, me estoy tirando a Johnny"

"Papá, me estoy tirando a Johnny"

Baby es muy buena chica pero comete un error durante la peli, no decirle a su padre que se está tirando a Johnny. Desde el principio, Baby siempre ha sido la hija favorita. Inteligente, alegre, con planes de apuntarse a las fuerzas de la paz de no se qué sitio pobre...Vamos, una maravilla de hija, su ojito derecho. Baby elude el tema de su reciente enamoramiento con el bailarín/prostituto por el tema de la clase social y esas cosillas, pero llega un momento en el que para salvar a Johnny tiene que decirlo y lo suelta. Y al padre no le suelta nada bien. Entonces, se va al porche y se vive uno de los momentos más emotivos de la peli padre-hija en la que ella le pide perdón por haberle fallado pero también le echa en cara que su padre le ocultase esa parte de la realidad (la gente pobre). Al final, el hombre llora y todo. Los ricos también sufren.

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She's like the Wind

She's like the Wind

Pero su amor es imposible. Lo sabemos desde el principio de la peli. Ella es rica, él no. Él baila bien, ella no. Son muchos obstáculos y, finalmente, Johnny se ve forzado a irse del complejo. Aquí presenciamos una de las escenas de ruptura más inverosímiles de la historia del cine. Con la melodía 'She's like the Wind' de fondo, los enamorados se despiden sin soltar ni una sola lágrima después de haberse pasado pegados (literalmente) durante una semana. Oye, qué envidia. ¿Recordáis las dos semanas de junio que estuvo lloviendo? No era el tiempo, era yo llorando por una ruptura de hace tres años. En fin, qué insulto.

El caso es que Johnny, su chupa, sus gafas y su nombre hortera se van y ella se sienta en su habitación sola y triste. Entonces es cuando llega su hermana (que aunque es tonta es buena también), la consuela y le dice "I'll do your hair". Precioso.

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"Nadie arrincona a Baby"

"Nadie arrincona a Baby"

Y llega el baile final. Johnny vuelve al complejo con intenciones de demostrar que él está por encima del dinero, de los prejuicios y de todo porque Baby le ha cambiado la vida. En medio de la función de despedida de las vacaciones, que protagonizan un grupo de gente mayor y la hermana tonta de Baby, aparece Johnny. Se planta en frente de la mesa en la que Baby está sentada con sus padres y le dice al padre esta maravillosa frase que todos queremos en una camiseta: "Nadie arrincona a Baby". Acto seguido, la coge de la mano y se la lleva al escenario para llevar a cabo su gran discurso catártico que se resume en "Que os den, voy a bailar suciamente con esta niña rica". Entonces, los dos empiezan a bailar y, claro, son una pareja tan inspiradora que toda la gente se une a ellos. Jóvenes, mayores, padres, hijos, ricos, pobres, blancos, negros... (¡incluso el padre soso y serio de Baby!). Qué gran final.

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