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ENTREVISTA ECARTELERA

Ernesto Alterio: "«Glamurizar» las drogas no es la intención de 'Narcos: México'"

Hemos hablado con el actor argentino-español sobre su nuevo proyecto para Netflix, donde se convertirá en Salvador Osuna, uno de los personajes principales de la nueva 'Narcos: México'.

Por Javier Rodrigo Saavedra 15 de Noviembre 2018 | 12:45

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Tras el fin de su tercera temporada y el arco argumental de el Cartel de Cali, 'Narcos' ha cerrado su etapa en Colombia. 'Narcos: México' será una nueva temporada muy alejada de lo que se ha podido ver, aunque bebiendo directamente de la esencia más cruda de sus primeras tres temporadas. Llegará a Netflix el 16 de noviembre con un reparto totalmente renovado.

La historia vuelve hasta el México de los años 80, cuando el narcotráfico del país se basaba en la marihuana. Sin embargo, la ambición imperial de Miguel Ángel Félix Gallardo (Diego Luna), moverá el negocio a otro nivel, mientras un agente de la DEA, Kiki Cameron (Michael Peña) intentará cortarles el negocio sea como sea. A su vez, otros villanos de la cúpula del narcotráfico irán nutriendo la trama, como Salvador Osuna, un patriota corrupto interpretado por un irreconocible Ernesto Alterio. Con motivo de su estreno, hemos tenido la oportunidad de hablar con él para saber más de su personaje y de sus incursión en una producción internacional como 'Narcos: México'.

Narcos

eCartelera: Con 'Narcos: México' has saltado a un plano más internacional. ¿Cómo te has sentido en una producción de tal magnitud?

Ernesto Alterio: Para mí ha sido genial estar en un proyecto como 'Narcos: México'. Ya era fan desde las temporadas anteriores. Estar en una serie así de grande como esta es una oportunidad muy buena: Primero, por estar en la serie; y luego se porque se rueda en México, con actores de allí y estadounidenses, algo para mí muy estimulante. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.

eC: ¿Se diferencia con las series españolas?

Alterio: Ya sólo en la manera de rodar se diferencia bastante. Estuvimos desde noviembre a junio de este año, ocho meses para hacer diez capítulos, mientras que en España normalmente son tres. Y eso con dos unidades durante todo el tiempo de rodaje, con un presupuesto muy grande. Eso se nota.

eC: Ahora, uno de los temas preferidos de debate en Netflix. ¿Qué opinas del cine en pantallas pequeñas?

Alterio: Prefiero ver el cine en pantalla grande, aunque también consumo en pantalla pequeña. Netflix en eso es experto, y lo que me maravilla de ello es cómo ha conseguido revolucionar todo el mundo del entretenimiento. Es una plataforma en la que tú haces algo y de repente se ve en más de 190 países gracias una distribución global tremenda. Además, le da al espectador la posibilidad de elegir el cómo, cuándo y dónde ver contenido. Le da mucho poder al espectador y eso está muy bien.

eC: Entonces se sobreentiende que consumes Netflix. ¿Has hecho maratones alguna vez? ¿Cuál es tu serie favorita?

Alterio: Sí, consumo Netflix, y mi favorita es 'Narcos', prometido (risas). Con alguna de sus temporadas sí que hice maratón, aunque no suelo hacerlos hasta terminar una serie. Suelo ver cuatro o cinco capítulos del tirón, y de la última que aunque maratones no sé si he hecho alguno entero. Entero entero no, pero cuatro o cinco capítulos del tirón si que me he visto alguna serie. La última, 'Élite', que me está encantando.

eC: Viendo que eres fan puedes hablarnos bien de las diferencias con sus predecesoras de 'Narcos: México'. ¿Cómo es y en qué se diferencia?

Alterio: Va a ser muy emocionante para los fans. Hay un cambio de latitud, de temporalidad, y por supuesto de tramas. Se empieza a contar la historia desde los 80 otra vez y desde México, el cómo se empezó a organizar la distribución de marihuana y luego de cocaína, y cómo son los esfuerzos de un agente de la DEA por combatirlo e investigar todo este movimiento que se empieza a gestar. La palabra, sin duda, es 'estimulante'.

eC: El narcotráfico en México desde los años 80. Tanto 'Narcos' como 'Narcos: México' es una serie histórica, al fin y al cabo. ¿Leíste mucho sobre la época?

Alterio: Me tocó documentarme bastante. Es una serie histórica, claro, son hechos reales en forma de ficción, pero sucedió. Me parecía importante ubicarme en ese periodo histórico y ver cuales eran los resortes que se manejaban para poder interpretarlo. Sobre todo, con un personaje como el que hago, que era el jefe de la DFS (Dirección Federal de Seguridad). Necesitaba poder entender cómo eran los mecanismos del poder y cómo se manejaban las cosas para poder interpretarlo.

eC: Y más personalmente, ¿Quién es Salvador Osuna Nava?

Alterio: Al principio, alguien muy confuso. Me costaba entender cómo alguien que es el jefe de policía de la DFS, que ama su país y es profundamente nacionalista, de repente podía estar metido en todo este ajo. Pero llegué a la conclusión a través de este tipo de que tal vez pensó "si controlo las operaciones de narcotráfico, controlo el país entero; y en vez de dejar que esta gente haga lo que quieran, soy parte de ello y lo tengo controlado", aunque sea llevándose un buen dinero y a causa de muertes impunes. Él se considera un patriota, un defensor de su país y del orden. Aunque luego la DFS, organización que lidera, eran básicamente asesinos con placas y con poder para hacer lo que quisieran, incluido participar en corruptelas.

eC: Parece todo un reto. ¿Cómo es interpretar al personaje? ¿Cómo es ser "el malo"?

Alterio: El cómo es interpretarlo es muy divertido, me encanta hacer de corrupto. Los malos, para mí, son mas divertidos de interpretar.

eC: Entonces tu interpretación va más allá de lo que marca el personaje histórico para mostrarnos su versión más interesante. En rasgos más generales, ¿quisisteis ser fieles al 100% a la historia del narcotráfico mexicano o entró en juego la dramatización para poder enganchar al público?

Alterio: Obviamente es una construcción dramática, cinematográfica, pero gran parte de lo que se ve esta basado en hechos reales. Diría que el 80% de lo que se ve en la serie sucedió. Luego es obvio que se le ha dado forma para que tenga la estructura de una serie que enganche y tenga crecimiento dramático. Para mí ese es uno de los mayores atractivos de la serie, que está recreando una época y acerca al espectador a algo de construcción histórica de una manera interesante, contar una historia con el hilo conductor del rastro de la droga a través de un país.

eC: Nueva temporada, vieja polémica. Una antigua controversia de 'Narcos' es «glamurizar» el tráfico de drogas o la corrupción. Ahora que formas parte del fenómeno, ¿cuál es tu opinión sobre ello?

Alterio: Yo creo que esa no es la intención. En 'Narcos' lo que tú ves es la ascensión de estos capos y su desarrollo, pero también la caída. Se ven las cosas horribles que hacen. Yo creo que el mundo de la droga nos produce fascinación a muchos espectadores, y te hablo yo que me pasa desde 'El Padrino'. Son personajes que nos asombran, y creo que lo que tenemos que hacer es preguntarnos el porqué, no «glamurizarlo».

 Narcos

eC: La trama de Pablo Escobar duró dos temporadas, mientras que la del cártel de Cali se resolvió en una. ¿Se sabe cuántas temporadas formarán el arco de 'Narcos: México'?

Alterio: Todavía no está claro, en realidad. No se sabe si se va a hacer otra. Yo, al menos, no sé nada.

eC: En el caso de ser una y volver a cambiar todo, ¿crees que 'Narcos' podría dar el salto a España, o la historia del narcotráfico nacional está ya bien representado con ficciones como 'Fariña'?

Alterio: Molaría, ¿por qué no? Claro... Lo que pasa es que ya no me podrían llamar (risas).

eC: En tu última película, 'La sombra de la ley', te metes también en la piel de un hombre corrupto con cara de pocos amigos. ¿En siguientes proyectos te veremos por el mismo estilo, o te atreverías con algo radicalmente diferente?

Alterio: Yo, en la medida que he podido, siempre he buscado que mis siguientes trabajos sean radicalmente diferentes al anterior. En 'La Sombra de la Ley' hago de un policía español en los años 20 y aquí hago de jefe mexicano de la DFS. Los dos tienen en común que son corruptos, pero son personajes y proyectos totalmente diferentes. Y espero poder seguir diversificando en ese sentido. Aunque bueno, si son proyectos como este (Narcos), me da igual todo. Me encantan.

eC: Sumando a esos proyectos tu papel en 'Las chicas del cable', tenemos tres de época. ¿Dónde preferirías vivir, en el 1921 de 'La sombra de la ley', en el 1928 de 'Las chicas del cable' o en los 80 de 'Narcos: México'?

Alterio: (Suspira) Son épocas un poco peligrosas. Quizá la de 'Las Chicas del Cable' es más amable, es el personaje que tenía 'mejor pasar'. Estos dos últimos son mas riesgosos, eran momentos más convulsos, aunque como experiencia me gusta más la Barcelona de los años 20, de 'La Sombra de la Ley'.

eC: Hiciste una serie con tu padre, también de época, 'Vientos de agua'. ¿Cómo recuerdas trabajar en ella? ¿Crees que a través de Netflix podría tener una segunda vida?

Alterio: Es una serie que me encanta y creo que ha perdurado mucho en la historia. Tú mismo me lo recuerdas, constantemente la gente se acuerda de esa serie, y eso que salió en una época donde no existían estas plataformas. No les fue tan bien en abierto, pero en DVD fue un auténtico boom. A la gente le ha marcado muchísimo, a día de hoy todavía se acuerda. Ojalá entrase en alguna de estas plataformas.

La temporada completa de 'Narcos: México' se estrena el 16 de noviembre en Netflix.

6 historias increíbles que vemos en 'Narcos' y son reales

Sí, era apodado "El Robin Hood de Medellín"

Sí, era apodado "El Robin Hood de Medellín"

Lo interesante de 'Narcos' es que es una serie de claroscuros. Una serie de contexto. Representa, de una manera más o menos fiel, a los diferentes personajes en el entorno que les corresponde desenvolver, y es capaz de mostrar cómo Pablo Escobar era, al mismo tiempo, un asesino sin escrúpulos cegado por la ambición, un hombre de familia, y también un vecino aparentemente comprometido.

Se apela a Escobar recurrentemente como "El Robin Hood de Medellín", y la razón está en que Escobar surge de una de las zonas más humildes de Colombia, en barriadas sumidas en la exclusión y olvidadas por las fuerzas oligarcas del estado. En la ficción vemos cómo Escobar apoya económicamente a la vecindad, y el padre Juan Carlos Molina, activista contra la drogadicción, habló en reiteradas ocasiones para la prensa acerca del papel social que jugaba el narcotraficante entre las clases pobres de Medellín: "(Pablo Escobar) era un poco como Robin Hood. La gente lo lloró porque ocupó el rol del Estado, hizo escuelas, hospitales, calles, se ocupó de los pobres (...) Escobar hizo todo en base al mal, la droga y la delincuencia. Pero el pobre tenía para comer, tenía hospital... Ahí está la dicotomía".

Tampoco se debe perder de vista que, más allá de la inversión en la comunidad que hacía el Cártel, muchas de las familias de Medellín vivían directamente de Pablo Escobar, ya que era habitual que jóvenes en exclusión social, con pocas oportunidades de futuro, trabajasen como correos de la droga, en laboratorios, o directamente como sicarios. Algo que, de hecho, no ha cambiado en los barrios pobres de todo el planeta todavía hoy.

Pablo Escobar entró en política

Pablo Escobar entró en política

Contando con el apoyo de las clases populares, la gran ambición de Pablo Escobar -y también origen de buena parte de sus problemas-, era entrar de lleno en el mundo de la política. Quería llegar a ser, atención, presidente de Colombia.

La arrogancia de Pablo Escobar, convencido de la impunidad de la que gozaba como narcotraficante, se ve muy claramente reflejada en la serie de Netflix al ver a un gánster saltar sin pudor a la escena pública. Sin temor a que nadie señale con el dedo sus negocios. Parece ciencia ficción, pero también es radicalmente cierto que Pablo Escobar tuvo una intentona política, que de hecho se tradujo en el cargo público de diputado suplente en el Congreso de la República. Pablo había creado una formación política llama Civismo en Marcha, rápidamente desmantelada.

Pronto salió a la luz la actividad ilegal de Pablo Escobar, es apartado por Luis Carlos Galán (interpretado por Juan Pablo Espinosa en la serie) y denunciado en el congreso por Rodrigo Lara (Adan Canto en la serie), que saca a la luz la foto de la ficha policial de Escobar. Una gran humillación para Escobar, cuya eminente carrera política termina de forma fulminante. Como consecuencia manda matar a Lara, que es tiroteado en su coche por dos sicarios.

Forbes incluyó a Pablo Escobar en la lista de los más ricos

Forbes incluyó a Pablo Escobar en la lista de los más ricos

En la serie se menciona en varias ocasiones la aparición de Escobar en la lista de los hombres más ricos de Forbes, lo que es totalmente cierto. Forbes estimaba que Escobar poseía aproximadamente el 40% del capital de la familia, que había logrado unos 8.000 millones de dólares en el negocio del narcotráfico. Parece ser que la propia DEA colaboró con la redacción de Forbes en esta estimación.

La primera aparición del narco en la lista de los hombres más ricos fue en 1987, y sucesivamente el nombre de Escobar fue apareciendo entre el centenario de multimillonarios hasta en siete ocasiones (1987-1993).

En la propia revista Forbes, coincidiendo con la aparición de la anécdota en la serie, hacen un recorrido histórico a la aparición de Pablo en la revista. Comenta el periodista Pablo Galarza que cuando comenzó a escribir sobre los movimientos económicos de los Escobar su familia temió, realmente, por su seguridad.

Rodríguez Gacha sí era un loco que mataba a sus socios

Rodríguez Gacha sí era un loco que mataba a sus socios

Al presentar a los diferentes personajes de la serie se hace un dibujo rápido de cada uno de los socios de Pablo Escobar implicados en el narcotráfico. Rodríguez Gacha, interpretado en la serie por Luis Guzmán, también era un contrabandista que se presenta en la serie como un personaje traicionero y violento. Se dice, en la serie, que Gacha decidió eliminar a su antiguo socio Gilberto Molina, y de hecho le vemos entrar entrar en una mansión recortada en mano "dando plomo".

En realidad esto sucedió, Gacha mandó eliminar a sus asociados y aprovecharon una fiesta en una mansión para organizar el tiroteo. Sin embargo, lo que vemos en la serie no es exactamente fiel, ya que, si bien Gacha dio la orden, no estaba presente en el asalto.

Sí, la presentadora de televisión era su amante

Sí, la presentadora de televisión era su amante

Otro de los personajes clave de la serie es Valeria Vélez, amante de Pablo Escobar. Pablo Escobar, aunque hombre de familia, también era famoso por sus líos de faldas. El más sonado es el de esta mujer, en realidad llamada Virginia Vallejo.

En la serie aparece representada como una reportera de televisión, que resulta de mucha utilidad para las aspiraciones políticas e imagen pública del narcotraficante. Efectivamente, Virginia era una reportera colombiana muy conocida, y se dice que una que también estaba considerada como una de las mujeres más guapas de Colombia.

La relación entre Virginia Vallejo y Pablo Escobar se extendió a lo largo de cinco años, entre 1983 y 1987. En la ficción de Netflix las asincronías con la historia real sí son recurrentes, y necesarias para dar coincidencia y coherencia al guión, pero en el caso de Virginia el periodo coincide con el que se supone que recoge la temporada.

La relación entre la periodista y el narcotraficante está muy analizada, a raíz de un libro biográfico que ella misma escribió, "Amando a Pablo, odiando a Escobar", en el que se recoge su versión de la relación que mantuvieron.

Pablo Escobar tenía una cárcel a su medida, "La catedral"

Pablo Escobar tenía una cárcel a su medida, "La catedral"

Cerramos la primera temporada de la serie con los capítulos relativos a "la catedral", la cárcel donde Pablo Escobar cumple condena. En la ficción descubrimos que el interior de los muros de la cárcel esconde una mansión donde Escobar vive con todo lujo de comodidades junto a sus hombres. Esto es completamente cierto, y se trata, además, de uno de los grandes escándalos de la historia política colombiana.

Escobar entra voluntariamente en prisión a través de un acuerdo con las fuerzas políticas colombianas. El acuerdo se componía, fundamentalmente, de dos partes: la cárcel de destino sería "la catedral" y entrar en prisión evitaría para los narcos la extradición a los Estados Unidos. El negocio de los narcotraficantes colombianos era lograr llevar su cocaína a Estados Unidos, por lo que las autoridades estadounidenses entendían este como un problema de primer orden. Controlar el tráfico de drogas en Estados Unidos era prácticamente imposible, por lo que decidieron mover su estrategia a intervenir directamente en Colombia junto al gobierno del país. Por este motivo agentes de la DEA se desplazan al país latinoamericano, mientras que el objetivo principal de los norteamericanos era lograr juzgar a los narcos en sus tribunales. Los traficantes sabían que acabar enjuiciados en Estados Unidos era fatídico, y por eso Pablo llega al acuerdo de "la catedral".

Todo fluye según los planes de Pablo Escobar hasta que salta a la opinión pública lo que está sucediendo en lo que se consideraba una cárcel de máxima seguridad. Los medios comienzan a hablar de esta prisión como "cárcel de máxima comodidad", al descubrirse que las salas de la cárcel son equiparables a las del mejor hotel, y tanto funcionarios como presos eran personal afín al narcotraficante. La gente entraba y salía de la prisión con total liberad, había fiestas, orgías, reuniones de negocios... El estallido del escándalo público se combina con el hecho de que Escobar estaba perdiendo poder en el cártel al verse apartado de la calle, y termina escapando de la prisión sin mayor problema. Así cierra, además, la primera temporada de 'Narcos'.

El caso de "la catedral" es el más impactante de todos los ejemplos que recorremos, porque es el ejemplo más gráfico de la impunidad con la que los narcotraficantes desenvolvían (o desenvuelven) su actividad. Han pasado un par de décadas desde que sucedió todo esto, pero hace pocos meses saltó a la escena pública un caso muy similar con la fuga del narcotraficante Chapo Guzmán. Las cosas no han cambiado mucho, ¿verdad?

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