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CRÍTICA

'El Regreso de Mary Poppins': El cine vuelve a ser un lugar feliz

Emily Blunt se pone en la piel de la niñera más mágica en la secuela del clásico de 1964 'Mary Poppins'.

Por Luisa Nicolás 12 de Diciembre 2018 | 18:00

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No sabíamos lo mucho que necesitábamos que regresase Mary Poppins hasta que volvió, y con ella la magia de contar historias con ingenuidad e ingenio, con magia, con música, emoción, jarana y pasión; volver a ser como niñas en un mundo donde todo es posible y todo es alegre. Da igual si entras a ver'El regreso de Mary Poppins' con el recelo de quienes piensan que los clásicos no se tocan o las expectativas tan altas y delicadas que cualquier pequeño fallo las pueda destruir, será muy difícil que cuando la música empiece a sonar y los colores a brillar, no te dejes arrastrar al fantástico universo de aquella niñera que llegó del cielo y que Disney recupera hoy 54 años después.

'El regreso de Mary Poppins'

Han pasado 20 años y los hermanos Banks han crecido. Michael (Ben Whishaw) es un artista viudo con tres hijos y Jane (Emily Mortimer) ha seguido los pasos de su madre luchando como sindicalista por los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Los nuevos Banks siguen viviendo en Cherry Tree Lane junto al almirante Boom y el cañón que marca las horas, pero tras la trágica pérdida familiar nada parece estar en orden y Mary Poppins regresará del cielo, agarrada a una cometa, para recordarles (y recordarnos) lo que olvidamos al ser adultos.

Emily Blunt recoge el testigo de Julie Andrews, y el listón estaba muy alto. Aquella Mary Poppins es un icono parte ya del imaginario colectivo, difícil de imitar e imposible de igualar, y sin embargo Blunt hace un trabajo impecable. Es, al igual que la película en sí, su propia versión del mismo cuento, equilibrando ternura y picardía, reconfortante pero severa, prácticamente perfecta en todo. En un año en el que ya nos sorprendió con una interpretación mucho más íntima e intensa en 'Un lugar tranquilo', la veremos bailar con pingüinos, cantar con faroleros y sumergirse en el océano con la naturalidad y soltura de quien lo ha hecho cada día de su vida.

Cuando decimos que es una nueva versión de lo mismo es por que cuesta conceptuarla meramente como secuela, aunque sin lugar a dudas no se trata de un remake. Estamos ante una película que repite prácticamente toda la estructura de su predecesora: canción por canción y lección por lección tienen su equivalente en la obra de Rob Marshall, pero siempre reconociendo y reintroduciendo los elementos más significativos de la cinta dirigida por Robert Stevenson quien, por cierto, también fue responsable de 'La bruja novata'. Así, el número de los deshollinadores de Dick Van Dyke se convierte en el de los faroleros de Lin-Manuel Miranda montados en BMXs, el tío Albert ahora es la prima Topsy (Meryl Streep dándolo todo), el supercalifragilísticoespialidoso se pasa al 'The Royal Doulton Music Hall' y si 'Con un poco de azúcar' aprendimos a limpiar, con 'Can You Imagine That' bañarse ya nunca será lo mismo. Todo es familiar, pero a la vez todo parece nuevo y vibrante porque quizá necesitábamos que nos volviesen a enseñar lo mismo, quizá ahora que el cine es, afortunadamente, un arte a la vez que una responsabilidad y, menos afortunadamente, un evento al que escudriñar cada pixel para lapidar o endiosar, se nos ha olvidado sentarnos delante de la pantalla a soñar.

Lin-Manuel Miranda en 'El regreso de Mary Poppins'

Es evidente que, en 54 años, el modo de ver y entender el cine ha evolucionado y sobre todo las formas de entretenimiento infantil han cambiado en un mundo lleno de estímulos, tecnología y progreso. Sin embargo, la finalidad de 'El regreso de Mary Poppins' no es adaptar una narrativa antigua a las nuevas generaciones, sino apelar directamente a las emociones más primarias, idénticas a cualquier edad y en cualquier época: ilusión, amor, esperanza... Y todo en ella tiene el regusto de la vieja escuela, trayendo la nostalgia y el recuerdo, sin recrearse en ellos, a un público nuevo que sigue siendo el mismo.

Pocas películas de animación llegan ya a nuestras pantallas donde el dibujo no sea digital prácticamente en su totalidad. 'Tiana y el sapo', de 2009, fue el último intento de la casa del ratón por recuperar la animación tradicional y no fue el éxito que se esperaba de una princesa Disney, no obstante, quizá lo que no arrastró al público al cine fue una historia de sobra conocida y no su estilo visual. En 'El regreso de Mary Poppins' los dibujos 2D realizados a mano se funden con elementos tridimensionales, efectos especiales y actores reales en el mejor número musical de la película, un tramo que fascina por el nivel de detalle, el color y todas las posibilidades que ofrece, demostrando que, en realidad, debería haber sitio para todos, que el futuro y el pasado de la animación pueden coexistir.

Bailando como en los clásicos de Hollywood

Tras las cámaras se encuentra Rob Marshall, un director de sobra curtido en musicales, nominado al Oscar y el Globo de Oro por 'Chicago' y responsable también de 'Nine' o 'Into the Woods'. En 'El regreso de Mary Poppins' los números musicales recrean la puesta en escena de los clásicos de Hollywood, más cerca de los escenarios de un teatro que del despliegue visual de otros ejemplos recientes como 'La La Land' o 'El Gran Showman'. El espacio de baile es limitado y los personajes y la cámara tienen que jugar con los elementos de los que disponen, con planos abiertos para apreciar las complejas coreografías de los muchos extras y el talento de Lin-Manuel Miranda, polifacético creador, compositor y protagonista del aclamado musical de Broadway 'Hamilton'. Miranda es el contrapunto perfecto para Blunt, resolviendo con solvencia y carisma cada canción, en una película donde no cabe un solo Do Re Mi más. La música es el elemento central y conductor de la nueva Poppins, encadenando número musical tras número musical, con muy poco margen para coger aire y volver a la pista de baile.

'El regreso de Mary Poppins'

Además de Whishaw y Mortimer, el reparto lo completan Pixie Davies, Nathanael Saleh y Joel Dawson como los nuevos niños Banks; Colin Firth como el villano banquero Wilkins, Julie Walters como la asistenta Ellen y el maravilloso regreso de Dick Van Dyke en el papel del señor Dawes Jr., preparaos también para un emotivo cameo sorpresa, aunque no sea el que esperáis. A excepción del grupo protagonista, es decir Poppins, Jack y los jóvenes Anabel, John y Georgie; el resto de personajes tienen poco tiempo en pantalla, orbitando alrededor de las aventuras de la niñera, pero Meryl Streep ya ha demostrado de sobra que no necesita mucho más para impresionarnos y su breve escena será probablemente de lo más recordado de la película. Mención aparte merece el increíble trabajo de Sandy Powell, la diseñadora de vestuario, que traslada los alegres, llamativos, y brillantes colores de la película a cada uno de los trajes, importando la estética de los dibujos animados a la acción real.

'El regreso de Mary Poppins' fascinará a los más pequeños y a los adultos nos hará sentir como niños y niñas otra vez, 130 minutos de ilusión en los que es difícil dejar de sonreír, de estar arropada y creer que un mundo mejor es posible, justo lo que más necesitamos ahora.

Nota: 9

Lo mejor: Emily Blunt y su mágico rollo de la vieja escuela.

Lo peor: Que su estructura sea idéntica a la de su predecesora.