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YOU EN NETFLIX

¿Por qué 'You' se ha convertido en la serie del momento?

¿Por qué todo el mundo no para de hablar de 'You'? Te explicamos todas las claves del fenómeno del momento.

Por Jonathan Espino Aparicio 18 de Enero 2019 | 10:13

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Es curioso que Netflix, pese a su increíble producción propia de series, encuentra sus mejores balas en aquellas que adopta para su catálogo de otras cadenas. Le pasó, por ejemplo, con 'Paquita Salas' y 'La casa de papel', producciones nacionales que han encontrado una vida mejor en la plataforma digital e, incluso, han conseguido una continuación y visibilidad que podrían ser poco posibles en cualquier otro caso.

La serie que nos atañe hoy ha vivido algo parecido. 'You' se estrenó en septiembre del pasado año en la cadena Lifetime, con la segunda temporada confirmada incluso antes de emitirse el primer episodio; sin embargo, no ha sido hasta que Netflix la ha acogido entre sus brazos que el público no se ha acercado verdaderamente a ella y se ha convertido en el fenómeno que hoy es.

 You

Sí es cierto que al ser incluida en la plataforma, más gente a nivel internacional puede acercarse a ella, pero, ¿cuántas series de Lifetime escuchamos que sean aplaudidas de esta forma a lo largo de los años? Pocas - si es que conseguimos dar con alguna -; sin embargo, al estar bajo el sello de Netflix, la cosa cambia: ahora, aunque sea un culebrón, muy bien hecho pero, a fin de cuentas, un culebrón, todos nos sentimos algo mejor de encontrar en ella una droga digna del mejor de los guilty pleasures. Por lo tanto, aunque no aparezca en el set, la visibilidad brindada por la adopción del gigante digital es la mayor y más clara razón de que todo el mundo esté hablando de ella. Ahora bien, a nivel contenido, ¿qué hace de 'You' una serie tan atractiva?

No es amor, es una obsesión

El amor en los tiempos de las redes sociales no es comparable a aquel que vivieron nuestros padres, y mucho menos al de nuestros abuelos. La sobreexposición que vivimos en Internet nos ha convertido en objetivos vulnerables: las fotografías que subimos a Twitter, las experiencias que compartimos en Facebook o los vídeos de nuestros stories en Instagram forman en nuestros seguidores un mapa de nuestras vidas que nos hace muy fáciles de traquear; y en esto es en lo que se respalda 'You' para construir uno de los personajes más oscuros en tiempo.

La accesibilidad a nuestros perfiles sociales a través de Internet facilita a Joe acercarse a Beck, una joven e insegura aspirante a escritora de la que se enamora desde el primer momento en el que entra en la librería que él regenta. La evolución de su relación, respaldada en la toxicidad, las mentiras y los secretos, será la línea transversal de la serie pero, detrás de ella, hay más, mucho más.

Todas las razones por las que 'You' se ha convertido en un fenómeno

La construcción de un psicópata

La construcción de un psicópata

'You' nos enseña sus cartas desde el primer momento: éste es Joe, un librero de Nueva York con un carácter analítico obsesivo que no tiene ningún problema en hacer lo que sea posible para conocer a la chica que le gusta: en este caso, Beck, una joven que entra una mañana en su tienda.

La serie construye de forma brillante un personaje que es uno de los más perfectos que hemos encontrado recientemente en la televisión. 'You' está escrito de tal forma que sentimos que Joe ha de conseguir sus objetivos, aunque actúe como un psicópata: es capaz de espiar, robar o, incluso, asesinar por 'el bien' de la que quiere que sea su pareja. De este modo, romantiza su sociopatía y nos intenta convencer de que está bien: nos sitúa de su lado, con su sonrisa vulnerable, y su mala pata para todo en general, aunque luego sea tan inteligente que sepa resolver sus errores con solvencia.

A la hora de construir el personaje, nos dan una de cal y otra de arena, y no solo se nos intenta convencer de que el hombre que acaba de asesinar merecía morir, sino que, al combinar estas escenas con la forma adorable con la que trata a su vecino Paco, un niño que vive el maltrato de su madre en primera persona, le posicionan como el bueno de la película, una dualidad que se trabaja perfectamente durante los diez episodios y que tiene su cúlmen en el clímax del episodio final.

La construcción de una víctima imperfecta

La construcción de una víctima imperfecta

Es cierto que el personaje de Joe no puede ser más perfecto pero ojo a la forma en la que han escrito a Beck. Su evolución es la rueda que verdaderamente mueve todo el engranaje de la serie: lo que, en un inicio, se presenta como una chica frágil, insegura, mosquita muerta para sus amigas, presa fácil de hombres que buscan aprovecharse de ella, se convierte en un personaje con cientos de aristas que acaba generando peores sensaciones en el espectador que el propio Joe. ¡Y eso que es la víctima de todo esto! ¿O acaso no lo es?

Según van pasando los episodios, los errores de Beck influyen en nuestra opinión más que los del protagonista, al que no queremos que, en ningún caso, le pase nada; por ello, cuando ella le hace daño y le provoca alguna crisis sentimental, la tortilla se da la vuelta y preferiríamos que fuera ella la que fuese apresada con tal de que Joe se salga con la suya y deje de sufrir.

Es muy inteligente el espejo que se forma entre ambos, pues ninguno es capaz de querer bien al otro: por un lado, la psicopatía movida por los celos y el miedo a la perdida; por otro, la inseguridad que lleva a Beck a realizar actos que provocan el sabotaje de su relación y de ella misma.

La construcción de una villana alternativa

La construcción de una villana alternativa

Si bien Beck no es del todo capaz de mantener de forma estable su relación (con un psicópata), el verdadero sabotaje del romance viene dado por Peach, la mejor amiga de la protagonista, una caprichosa joven elitista que encuentra en el bolsillo de los hombres su verdadero atractivo, y que no ve con buenos ojos a Joe desde el primer momento.

Es curioso que, pese a que la conducta de Joe es la verdaderamente denunciable y aborrecible, el personaje que detestamos desde el minuto uno es el suyo: esta clasista pija de la Gran Manzana que intuimos como el mayor peligro para nuestro protagonista y su objetivo. Descubrimos en ella la mayor toxicidad de todas: la de aquellas personas que usan la amistad para abastecer su ego, sus necesidades, en detrimento de la otra persona (aunque los que ya la hayáis visto, sabréis que en ella se esconde bastante más...).

Fuertísimo el aplauso para Shay Mitchell, tremendo papelón que se marca, entre la Regina George de 'Chicas Malas' y un deje del mamarrachismo más puro de las ficciones de Ryan Murphy, que ojalá le abra la puerta a muchos más papeles y no se quede en lo plano del papel que le llevó a la fama en 'Pequeñas mentirosas'.

La construcción de una relación tóxica

La construcción de una relación tóxica

Aunque en este caso se ha llevado al extremo, es fácil de extrapolar lo que vemos en pantalla a algunos comportamientos que hemos podido vivir en nuestras propias carnes o que, incluso, nosotros hemos podido realizar en algún momento.

Toda persona que haga uso activo de las redes sociales ha sentido la necesidad de investigar a su crush del instituto o del trabajo, ver qué hace su ex pareja meses después de la ruptura o descubrir quién es su nuevo amor; y podemos ir más allá: alguna vez hemos dado con el perfil de alguien atractivo, con el que compartimos gustos y del que nos encaprichamos, quemamos a likes y deseamos que nos mande un mensaje privado para poder acercarnos más a él o ella.

Berlanti, creador de la serie sobre una novela de Caroline Kepnes, parece haber estado haciendo recientemente un estudio de los jóvenes en la actualidad y, entre ésta y 'Con amor, Simon', ha descrito la cara más oscura y la cara más frágil y tierna de la juventud y la adolescencia, cara y cruz del amor millennial pero ambas con un leitmotiv: la exposición de los protagonistas en redes sociales como vehículo para arruinar sus vidas.

Penn Badgley

Penn Badgley

Puede que su personaje en 'Gossip Girl' te gustara, puede que, incluso, te enamoraras de él con ese personaje en busca de identidad propia en una Gran Manzana elitista que lo engulle y lo transforma en algo que se resiste a no ser; aún así, no esperabas de su actor, Penn Badgley, este talento interpretativo.

Quizá es que aún no había tenido la oportunidad de mostrarlo pero Badgley demuestra en diez episodios poseer un talento enorme y totalmente inesperado: su mirada, su sonrisa, su expresividad corporal, la forma de modular la voz en función de la circunstancia en un personaje complicadísimo, lleno de matices - en parte gracias a él-.

El actor llevaba tres años sin aparecer en nada importante - dos episodios de la miniserie 'The Slap' - y no tiene más proyectos futuros que la continuación de 'You'. Esperamos que gracias a Joe Goldberg podamos verle en más producciones: ahora somos adictos, ahora necesitamos su presencia.

El apego a la actualidad

El apego a la actualidad

Como hemos dicho antes, Berlanti parece ser un gran conocedor de la materia millennial y hace de 'You', no solo una ventana a las obsesiones romantizadas que vivimos en la actualidad, sino que también hace de ella una cápsula del tiempo del modo en que usamos las tecnologías para autodestruirnos hoy en día.

No ser capaces de salir de casa sin el móvil, construir a partir de nuestros perfiles unos personajes que adoptamos como nuestra propia personalidad y la ya mencionada sobreexposición de nuestras vidas en la red eliminan de raíz casi cualquier tipo de encuentro espontáneo entre desconocidos: las citas ya vienen corrompidas por el análisis que hemos hecho de esa otra persona en Internet y no queda tan alejada de la estrategia inicial de Joe, una recolección de la información del sujeto para formar en nuestra cabeza una identidad pormenorizada y falsa de alguien que, probablemente, nunca lleguemos a conocer en su totalidad por pereza, porque pararte a hablar con una persona y escuchar implica mucho más tiempo que lanzar 20 likes y esperar un mensaje privado.

Las redes sociales pueden llevarte a un final feliz, el universo está tan lleno de posibilidades como infinitas son las búsquedas que puedes realizar en Google, pero, a veces, deberíamos pararnos a pensar en lo desnudos y desprotegidos que nos encontramos en el siglo XXI.

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