å

CRÍTICA

'2012': la supervivencia del más rico

Roland Emmerich regresa con un nuevo apocalipsis que cumple sobradamente su concepción de entertainment si uno entra en la sala con el baremo adecuado.

Por Óscar Martínez 14 de Noviembre 2009 | 18:25

Comparte:

Ver comentarios (10)

A pesar de haber estado presente a lo largo de la historia del cine, el denominado cine de catástrofes tuvo un especial auge durante la década de los setenta. Filmes como 'Aeropuerto', 'Terremoto', 'Avalancha', 'Meteoro', 'Cuando el destino nos alcance' o 'El día del fin del mundo' son claros ejemplos de esas disaster movies con nombres propios como los de Irwin Allen, Charlton Heston o Ernest Borgnine, y cuyo objetivo no era otro que atraer por medio de su espectacularidad visual a un público norteamericano obnubilado por la comodidad de la caja tonta.

'2012': la supervivencia del más rico

Dos décadas después, y gracias a los avances de la tecnología digital, dicho subgénero experimentó un nuevo resurgir con títulos como 'Volcano', 'Twister', 'Armageddon', 'Un pueblo llamado Dante's Peak' o 'Deep impact', teniendo a un alemán afincado en Hollywood de nombre Roland Emmerich como principal abanderado.

Tras 'Independence Day' y 'El día de mañana', el nuevo film del cineasta oriundo de Stuttgart sigue paso a paso las premisas marcadas por sus predecesoras y, por ende, de buena parte de su propia filmografía, dando como resultado una elefantíaca permutación cataclísmica que ronda las tres horas de duración y que cumple sobradamente con su cometido, que no es otro que el de entretener. Con unos efectos especiales que oscilan entre la grandilocuencia y la abierta hipérbole, '2012' es un loable tour de force en el que lo heroico, lo bíblico y lo épico se funden con lo risible, lo imposible y lo prototípico, recorriendo todos y cada uno de los clichés más manidos del género.

'2012': la supervivencia del más rico

La nueva muesca en la filmografía de Roland Emmerich resulta, pues, altamente disfrutable si uno es consciente de lo que va a encontrarse en la pantalla y, por tanto, llega dispuesto a realizar ciertas concesiones. Los personajes arquetípicos, las máximas de andar por casa, los sentimientos de hojalata, la moralina humanista y sucintamente patriótica y la hetereogeneidad racial a través de ridículos acentos campan a sus anchas por '2012', teniendo en el eje de su historia a un John Cusack solvente en su rol de anti-héroe cuya familia disfuncional volverá a reunirse ante la adversidad común, en un obvio paralelismo con esa quimérica hermandad entre naciones que encabeza un Danny Glover en el rol de sacrificado presidente de los Estados Unidos. Por contra, cabe agradecer a Emmerich el hecho de eludir parte de la inevitable reprimenda moralista de su nuevo advenimiento en beneficio de una premisa mucho más interesante, que no es otra que la concepción de la supervivencia del más rico en un Arca de Noé concebida a base de talonario.

'2012': la supervivencia del más rico

Todo hay que decirlo, dicho conato de 'rebeldía' no es más que un pequeño oasis en un océano de clichés y obviedades, en un filme en el que la tragedia humana transcurre indiferente por nuestras retinas pero que, por contra, cumple sobradamente su concepción de entertainment descerebrado si uno entra en la sala con el baremo adecuado.

Películas
2012 5,6 2012
Rostros