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PRECRÍTICA

'Amelia', piloto automático

La directora india Mira Nair nos trae un título de encargo, un film rutinario dirigido e interpretado con la mirada puesta en el talonario.

Por Óscar Martínez 17 de Noviembre 2009 | 00:16

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Tras haberse dado a conocer internacionalmente con títulos como 'La boda del monzón', 'La feria de las vanidades' o 'El buen nombre', la cineasta india Mira Nair regresa a nuestras pantallas con 'Amelia', insípida biopic en torno a la figura de la piloto Amelia Earhart, que desapareció mientras sobrevolaba el océano Pacífico en 1937 en su intento por viajar alrededor del mundo.

'Amelia', piloto automático

Con un elenco de actores considerable, encabezado por Hilary Swank, Richard Gere y Ewan McGregor, y con una recreación de la época como único rasgo rescatable, el nuevo film de Mira Nair cumple todos y cada uno de los requisitos para ser considerado como un tramitario título de encargo: más allá de un supuesto distanciamiento de esa épica tan común en este tipo de producciones, la película se nos presenta desganada, procolaria e inocua, y con algunos de los diálogos más pueriles que un servidor ha escuchado en bastante tiempo.

'Amelia', piloto automático

El trío protagónico funciona en piloto automático, recurriendo al oficio en un vano intento de reflejar los sentimientos enlatados de un guión carente de vigor o entusiasmo alguno, en el que la historia de su protagonista transcurre de forma plana y rutinaria, siguiendo el manual de una historia construida en base a flashbacks. Las voces en off de la protagonista, la mayoría de ellas a modo de cuaderno de bitácora, evocan sensaciones estériles y en ocasiones ampulosas, llegando al absurdo en una secuencia en la que los personajes a los que dan vida Hilary Swank y Ewan McGregor mantienen un diálogo a base de miradas y pensamientos verdaderamente risible.

Así pues, 'Amelia' es poco más que un título de encargo, un film rutinario dirigido e interpretado con la mirada puesta en el talonario, donde lo único rescatable resulta ser su reconstrucción histórica y alguna que otra benévola lectura entre líneas.

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