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PRECRÍTICA

'Adventureland', aquellos maravillosos años

Detallista en sus diálogos y situaciones, 'Adventureland' es una comedia que se encuentra muy por encima del cliché que la define.

Por Óscar Martínez 24 de Noviembre 2009 | 17:05

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Con algo de retraso en comparación con su estreno en Estados Unidos, llega este fin de semana a nuestras carteleras bajo el auspicio de la factoría Apatow 'Adventureland', película escrita y dirigida por Greg Mottola, responsable de títulos como 'Supersalidos', así como de algunos capítulos de la serie televisiva 'Arrested development'.

'Adventureland', aquellos maravillosos años

Distanciándose radicalmente tanto de la comedia gamberra y descerebrada en la línea de 'Año Uno' como de esos primeros títulos ('Supersalidos', Lío embarazoso') que propiciaran el boom del sello Apatow, 'Adventureland' se nos presenta como una rara avis dentro de la etiqueta de comedia adolescente en la que, irremediablemente, quedará encasillada. Más afín al 'American Graffiti' de aquel primerizo George Lucas que a su film anterior, el nuevo largometraje de Greg Mottola relega los gags y su bis cómica en general para centrarse tanto en el afable drama del forzoso paso de la adolescencia a la madurez como en el énfasis nostálgico de una época, los finales de los ochenta, que a su vez marcaran un profundo cambio en la sociedad estadounidense.

Protagonizada por un emergente Jesse Eisenberg y por una solvente Kristen Stewart (olvidaos de la saga 'Crepúsculo' si de verdad queréis ver actuar a la joven), 'Adventureland' nos retrotrae a unos bucólicos años ochenta, donde los vástagos de la época Reagan, la recesión económica, la guerra de las galaxias y la música pop deben despertar, como toda generación, de su particular sueño americano.

'Adventureland', aquellos maravillosos años

Detallista en sus diálogos y situaciones, 'Adventureland' es una comedia que se encuentra muy por encima del cliché que la define, un título maduro y reposado a pesar de su carácter ameno que retrata con una mezcla de cariño y crítica la inocencia tanto de un período de crecimiento humano -las primeras experiencias con las drogas y el sexo, la camaradería, esa vieja gloria en la figura del rockero al que da vida Ryan Reynolds- como de una época.