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PRECRÍTICA

'Avatar', bailando con Na'vi's

El nuevo film de James Cameron es todo un espectáculo para los sentidos que logra enmascarar un argumento en demasía previsible.

Por Óscar Martínez 11 de Diciembre 2009 | 16:57

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Sin duda alguna, uno de los estrenos más esperados de este 2009, si no el que más, es el de 'Avatar', el nuevo largometraje de James Cameron doce años después de la exitosa 'Titanic'. Mucho se ha hablado de dicho título, y mucho más se ha especulado todavía, desde las desorbitantes cifras de su coste de producción al vaticinio del film, por parte de su propio director, como reinvención de nuestra concepción del cine.

Como -casi- siempre cabe esperar cuando las expectativas generadas alcanzan cotas en demasía excelsas, la nueva epopeya fílmica del director de 'Aliens: el regreso' y las dos primeras entregas de 'Terminator' no es ni mucho menos la panacea que se nos ha estado vendiendo, si bien el producto final resulta altamente degustable.

'Avatar', bailando con Na'vi's

'Avatar', todo hay que decirlo, tiene más virtudes que lacras, y las primeras son mucho más palpables -o, mejor dicho, visibles-, que las segundas, por lo que este futurible blockbuster no defraudará -y con razón- a la mayoría de los espectadores que peregrinen hacia las salas de cine: unos efectos especiales simplemente impresionantes, un uso del 3D estereoscópico soberbio, y una imaginería visual y creativa desbordantes son los principales valedores de un film que, por suerte o por desgracia, cojea de una simplicidad e inocencia argumentales propias del cine más mainstream.

De este modo, podríamos decir que argumentalmente hablando 'Avatar' es algo así como un 'Bailando con lobos' o 'Un hombre llamado caballo' edulcorado y simplificado para todos los públicos, en el que, bajo el marco de la ciencia-ficción o, más bien, de la fantasía futurista, Cameron revisita la atemporal historia del espíritu depredador del hombre como colonizador. Llamémosles apaches, llamémosles mohicanos, llamémosles Na'vi's, la historia narrada por el director de 'Titanic' es sobradamente conocida por todos, y quizá por ello su superficialidad revestida de mensaje ecologista resulte todavía más obvia, y sus personajes en demasía arquetípicos.

'Avatar', bailando con Na'vi's

A pesar de ello, cabe reconocerle a Cameron la habilidad de no supeditar completamente el fondo a la forma, ofreciéndonos los suficientes -a pesar de su obviedad- puntos de inflexión a lo largo de su mastodóntico metraje como para no sumirse de manera definitiva en el ostracismo visual, si bien no pocos pasajes del film recalan con abierta jocosidad en dicho recurso de manera harto gratuita.

'Avatar', a fin de cuentas, resulta ser todo un espectáculo para los sentidos, una película valedora de los mejores efectos especiales vislumbrados en una pantalla hasta la fecha, un film en el que la animación y la imagen real conviven, por norma general, con deslumbrante harmonía, logrando enmascarar un argumento tremendamente lineal pero que, a diferencia de buena parte de las superproducciones basadas en el apartado estético de hoy día, no insulta -del todo- a la inteligencia del espectador.