Toni Jaa, protagonista de la saga 'Ong Bak', ha abandonado la industria del cine.
Lo hizo de manera ceremonial, a lomos de un elefante, el pasado viernes 28 de mayo. El actor enfiló el camino hacia el templo budista de Surin, en Tailandia, donde se rapó la cabeza, juró sus votos, y fue oficialmente ordenado monje.
Lo cierto es que la noticia no sorprende a los seguidores del actor, pues ya durante el rodaje de la segunda entrega de 'Ong Bak', numerosos rumores circularon por la red, entre los cuales podía leerse el sacrificio y desmenuzamiento de gallos diario antes del inicio de rodaje. También se dijo que desapareció durante dos meses para practicar la magia negra en los bosques de Camboya.
Tras regresar a casa, Jaa se presentó en la televisión entre llantos y jurando que finalizaría el rodaje de 'Ong Bak 2'. Más tarde realizó diversas demandas en la que exigía quedar liberado de su contrato con la productora, Sahamongkol. Poco antes había sido llevado en mitad de la vía pública por unos desconocidos e introducido a la fuerza dentro de un vehículo, para luego denunciarse su secuestro. Eso sí, al cabo de pocos días reapareció suplicando refugio en una comisaría de policía, donde se encontró con el jefe de su productora, Sia Jiang, y se acordó que Jaa debía finalizar 'Ong Bak 2' en dos partes para recuperar los gastos que tan sorprendentes acontecimientos habían propiciado.
Ahora el actor ya ha finalizado el rodaje de ese segundo film, 'Ong Bak 3', y ha decidido colgar los hábitos. O, mejor dicho, se los ha puesto.
