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PRE-CRÍTICA

'Persépolis', biografía animada

Mañana se estrena 'Persépolis', la película animada basada en las tiras cómicas de Marjane Mastrapi que representará al país galo en la próxima ceremonia de los Oscar.

Por Óscar Martínez 30 de Octubre 2007 | 18:41

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Tras obtener el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y ser seleccionada para representar a los galos en la próxima edición de los Oscar, convirtiéndose de paso en la primera película animada en lograr semejante hito, 'Persépolis' tiene todos los boletos para llevarse per se la estatuilla a la mejor película extranjera.

La película narra la historia autobiográfica de Marjane Satrapi, una niña iraní en pleno fundamentalismo islámico, desde la revolución islámica hasta nuestros días. Cuando los fundamentalistas toman el poder forzando a las mujeres a llevar velo y encarcelando a miles de personas, Marjane descubre el punk, ABBA y a Iron Maiden mientras vive el terror de la persecución del nuevo gobierno y la guerra de Irán e Irak. Como adolescente la envían a Europa, donde por fin puede comparar otras culturas con el fundamentalismo religioso del que escapó. Eventualmente la protagonista se adapta bien a su nueva vida, pero no soporta la soledad y vuelve con su familia, aunque eso signifique ponerse el velo y sentirse sometida a una sociedad tiránica.

Resulta bastante complicado realizar una crítica sobre 'Persépolis': lo cierto es que llevo unos veinte minutos frente a la pantalla del ordenador, y todavía no tengo muy claro por dónde enfocarla. Y es que, por un lado, uno debe admitir que la película basada en las tiras cómicas de Marjane Satrapi es un dulce dardo emponzoñado tanto a la historia reciente de Irán en particular, como a los fundamentalismos en general, mientras que por otro no deja de resultar una película con bastantes lagunas en su esquema.

Con un ritmo bastante distendido en su primer tramo, 'Persépolis' retrata la evolución (¿o involución?) de la sociedad iraní con el ojo abiertamente crítico del opositor, sin dejar títere con cabeza ya sea a través de una falsa candidez o con una abierta hostilidad que no duda en vilipendiar los mayores tabúes de la sociedad fundamentalista iraní: la obligatoriedad del velo, la libertad de expresión, la religión, la represión de la mujer... Marjane Satrapi critica todos estos aspectos con un deje casi reaccionario, pero escudándose siempre en la autobiografía y la opinión personal, ya sea propia o de familiares y allegados.

Blanco y negro

Por este mismo motivo, 'Persépolis' bien podría ser considerada como una pequeña joya, tanto por la originalidad de su formato como por su explícito mensaje pacifista y por su crítica generalizada a todo tipo de conflicto armado, sea éste cual sea; pero lo cierto es que la película no puede dejar de resultarme excesivamente idílica, demasiado inocente a pesar de su cortante doble filo y de los muchos momentos de presunto dolor por los que pasa su protagonista.

Pero el principal error de 'Persépolis' radica en su propia concepción de autobiografía.

Me explico: parece como si Marjane Satrapi hubiera querido evitar tanto las iras del gobierno iraní (en balde, por cierto) ocultándose bajo el pretexto de la autobiografía, que la película llega a convertirse precisamente en eso, en una autobiografía anodina en la que el propio personaje cobra más relevancia que el trasfondo, alejándose del contexto, por lo que a lo largo de la película asistimos a varias secuencias totalmente prescindibles en las que debemos sufrir los insulsos desamores de la protagonista, su deambular por Austria y Francia, o incluso sus gustos musicales.

Además, tanto el personaje principal como todos sus secundarios afines resultan edulcoradamente idílicos y puritanos, casi mártires de la causa (en especial la en ocasiones insoportable abuela de Marjane, una suerte de Mary Wollstonecraft radical), mientras que, obviamente, los personajes contrarios son arquetipos de maldad, cerrados de miras y tremendamente oscuros. Y no es que pretenda defender a unos ni a otros, ni mucho menos, pero pienso que los propios actos de cada uno deberían bastar para colocar a cada cual en su sitio, por lo que la enfatización de, nunca mejor dicho, blancos y negros, no hace sino restar tanto contundencia como credibilidad a la crítica (con la que estoy totalmente a favor, ojo) que en Persépolis se hace.

El problema es que 'Persépolis' es una de esas películas que, o pones por las nubes, o te ponen a parir.

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