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CRÍTICA

'La ceniza es el blanco más puro': Violenta pasión de tormento

Dirigida y escrita por Jia Zhang Ke. Protagonizada por Zhao Tao y Liao Fan. Presentada en la Selección Oficial del 71º Festival de Cannes.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 31 de Mayo 2019 | 12:28
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El cineasta Jia Zhang Ke es uno de los principales referentes del cine actual chino. Sus películas han servido para ver, con ojo crítico, la evolución de la que es, actualmente, la segunda potencia económica mundial. Siguiendo la estela de títulos como 'Naturaleza muerta', 'Un toque de violencia' o 'Más allá de las montañas', llega ahora 'La ceniza es el blanco más puro', presentada en la Selección Oficial del 71º Festival de Cannes, ganadora de los premios a la mejor dirección y a la mejor actriz en el Festival de Chicago y galardonada con el premio a la mejor interpretación femenina en los Asia Pacific Screen Awards.

La ceniza es el blanco más puro

Año 2001, Qiao es una joven que está perdidamente enamorada de Bin, líder de una mafia local en Datong. Hija de un antiguo minero, un día Qiao decide enfrentarse con violencia a los matones de una banda rival cuando estos empiezan a golpear a su enamorado. Debido a que ha utilizado un arma en público, Qiao es encarcelada. Después de estar cinco años presa, la mujer va en busca de su antiguo amor. Sin embargo, él ya no es el mismo, ha renegado de los negocios ilícitos y tiene una nueva vida, algo que trastoca la realidad de Qiao, que se mantuvo fiel a la mafia por amor.

Un retrato más amargo del paso del tiempo

A diferencia de 'Más allá de las montañas', en la que Jia desprendía cierta aura de nostalgia, la mirada crítica que perfila el cineasta con 'La ceniza es el blanco más puro' tiene un toque mucho más cínico, violento y pragmático. El realizador sigue utilizando el paso del tiempo para hacer una dura crítica a la sociedad china, pero desde un punto de vista mucho más amargo, más cercano al de sus primeros largometrajes, como 'Pickpocket' o 'Placeres desconocidos'. Sin embargo, Jia no se retrotrae, sino todo lo contrario, es como si su mirada del presente mirase a la de sus inicios.

La ceniza es el blanco más puro

Eso convierte a 'La ceniza es el blanco más puro' en una de sus películas más complejas y ambiciosas. Una vez más, la protagonista, su musa y esposa Zhao Tao, es la metáfora de la China actual, aquella que se vio obligada a abrazar un sistema corrupto y opresivo y que ya no encuentra su sitio en una sociedad más deshumanizada y devorada por el consumismo. Su crítica la hace a través del tormentoso romance de sus protagonistas, un amor que respira violencia y lealtad o la falta de ella.

Una nueva obra maestra de Jia Zhang Ke

En ese amor, Zhao Tao derrocha talento y carisma, ejemplificando la desilusión más profunda de una protagonista cuyo valor de la fidelidad choca con la de un amante aprovechado y desalmado, interpretado de forma sublime por Liao Fan. Dos formas de ver la vida, a través del paso del tiempo, con el que Jia aprovecha para dejar un claro mensaje: realmente pese a que todo cambie, la personalidad de la gente no lo hace. De ahí, que el título haga referencia a la ceniza del volcán que reina en Datong, cuyo blanco es puro al carecer de sentimiento.

La ceniza es el blanco más puro

Con una técnica que introduje de lleno en la trama, gracias a una secuencia crudas y directas, varios planos secuencia y también de cámara en mano, 'La ceniza es el blanco más puro' compila las principales inquietudes del cineasta de forma magistral, logrando ser una de sus películas más redondas, pese a no ser, precisamente, muy accesible. Finalmente, como ocurre en su cine en general, una vez ha dado el golpe en el pecho, Jia deja un regusto a hiel en el paladar que, en lugar de provocar desafección, queda guardado en el recuerdo, gracias a un acto final que resume perfectamente el tono del filme, en el que el peso del pasado se revela cual verdad evidente.

Nota: 9

Lo mejor: La interpretación de Zhao Tao, su aspecto técnico, que sabe envolver al público y la música, que vuelve a ser un factor esencial.

Lo peor: Pensar que se está ante una mirada más accesible, como lo fue 'Más allá de las montañas'.

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