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CRÍTICA

'El malvado zorro feroz': Acuarelas e incorrección para toda la familia

Uno de los creadores de 'Ernest y Celestine' regresa a la animación tradicional para todos los públicos con 'El malvado zorro feroz', una sátira sin moraleja de las fábulas con animales.

Por Antonio Miguel Arenas Gamarra 1 de Junio 2018 | 09:36

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Al inicio de 'Ernest y Celestine' asistíamos a un acto cuanto menos singular, el de ver a sus personajes e incluso a la propia película cobrando vida, animándose a sí misma en manos de su pequeña y talentosa ratita protagonista. Este gesto, señalado inicialmente por la presencia de un lápiz sobre el papel, pero también en el interior de una estancia que se dibujaba progresivamente, reconocía con sutil onirismo la procedencia gráfica del material original. Su co-director, un Benjamin Renner que en esta ocasión no tiene de su lado al iconoclasta espíritu creativo de Stéphane Aubier y Vincent Patarde, intenta poner en práctica una estrategia similar en su nuevo largometraje. 'El malvado zorro feroz' se sirve de una idea más simple, que no por ello menos efectiva, una función de teatro que rompe la cuarta pared y dota de sensación de conjunto a las tres historias que componen la adaptación de su homónimo tebeo juvenil.

El malvado zorro feroz

Con el zorro como maestro de ceremonias y cómplice del espectador, Benjamin Renner y Patrick Imbert plantean tres fábulas sin moraleja, la última de ellas escrita para la ocasión, con las que alteran los roles de los cuentos tradicionales. De malvado y feroz nuestro protagonista tiene poco, aquí son las gallinas quienes se defienden de los depredadores y los perros guardianes los que holgazanean, mientras los cerdos demuestran su inteligencia y unos pequeños polluelos se creen temibles zorros.

Pero la propuesta no se limita simplemente al toque gamberro con el que trata a sus personajes ni a la ironía de su planteamiento, que explota con un enorme sentido del gag visual y el fuera de campo. El tebeo original ya tenía la forma de un storyboard y sus directores aciertan al no desprenderse de esa idea de viñeta en su concepción visual. El uso de la animación tradicional, cuyo diseño de acuarelas e imperfectos trazos dibujados a lápiz aportan una textura y emoción significativa a las tres historias, que abordan la paternidad y el sentimiento de pertenencia a la comunidad, por disparatada que esta sea, es clave para evocar a los cuentos clásicos que satiriza.

El malvado zorro feroz

Bienvenidos a la función

Cabría suponer que los creadores de 'Pánico en la granja' aportaron la incorrección y el ágil sentido del humor a 'Ernest y Celestine'. Pero en cambio, sin ellos no se ha perdido por el camino esa velocidad incontrolable en el gag, sino la poesía, el misterio, la belleza abordando la relación entre los personajes y presentando un mundo que aquí resulta escasamente profundo, ajustado al gusto del público infantil.

La ternura, comicidad y sentido del ritmo de 'El malvado zorro feroz' son innegables, aunque el hecho de dividirla en tres historias parece más una cuestión conservadora que un intento de explotar las posibilidades del relato corto. Esta decisión debilita su estructura narrativa, reduciendo su desarrollo a ideas ingeniosas, pero también esquemáticas y predecibles, que además corren el riesgo de caer en la sensiblería. La de ojos que nos miran como océanos de lágrimas. Los nuestros al recordar que películas infantiles como 'El malvado zorro feroz' son cada vez más inusuales en cartelera.

Nota: 7

Lo mejor: Su apuesta decidida por la animación tradicional a lápiz y acuarela. Un hermoso acto de reivindicación de lo imperfecto en pleno éxtasis digital.

Lo peor: Guiones en exceso previsibles y sensibleros que limitan sus posibilidades al gusto del público infantil.

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