La cuarta entrega de 'Expediente Warren', 'Expediente Warren: El último rito', dirigida esta vez por Michael Chaves, llega para poner el broche final a una de las sagas de terror más queridas de la última década. Y lo hace con una propuesta que combina lo mejor de sus raíces, sustos escalofriantes y atmósfera inquietante, con un enfoque más íntimo y emocional que ahonda en el vínculo entre sus protagonistas.
Lo primero que llama la atención es que aquí los sobresaltos se multiplican. La película ofrece más sustos que en entregas anteriores, muchos de ellos bien medidos y con la suficiente tensión para querer taparte los ojos. Pero no se apoya únicamente en el jumpscare, el miedo se teje de forma continua durante toda la película y de forma inesperada.
La película se atreve a tomarse su tiempo para construir una narrativa sólida. El arranque, más pausado, sirve para desarrollar el contexto y el vínculo familiar que une a Ed y Lorraine Warren, así como la relación con las personas a las que han ayudado a lo largo de los años. Esa sensación de comunidad y cariño es clave para entender el impacto de la amenaza a la que se enfrentan esta vez, un demonio del pasado que vuelve para ponerlos a prueba una última vez.

Aspectos técnicos
En el apartado técnico, Chaves maneja con soltura la tensión y sabe mantener la atención del espectador durante todo el metraje. El diseño sonoro y la puesta en escena trabajan mano a mano para crear secuencias de verdadero nervio y el ritmo, aunque lento al principio, gana fuerza a medida que se revelan las piezas del rompecabezas. La familia afectada en esta historia está muy bien escrita y sus integrantes ofrecen interpretaciones creíbles que ayudan a empatizar con ellos.

Otro de los grandes aciertos es el cuidado hacia los fans. La película está repleta de guiños a las entregas anteriores, frases exactas, escenas que recuerdan a momentos icónicos, actores que regresan para reforzar el sentido de cierre. Todo ello sin caer en la nostalgia vacía, sino como un auténtico fanservice a quienes han seguido las aventuras paranormales de Ed y Lorraine Entre los puntos negativos, teniendo en cuenta la lentitud a veces notoria ya mencionada, hay alguna subtrama que no se sostiene del todo con el cómputo total de la película y parece un intento de forzar el guion a la siguiente acción. Además, quienes busquen una montaña rusa de sobresaltos constantes desde el minuto uno quizás noten que el primer acto se cuece a fuego lento. Con todo, 'Expediente Warren: El último rito' es un cierre sólido, que no se limita a asustar, sino que dedica tiempo a explorar las emociones y relaciones de sus protagonistas. Una despedida bien ejecutada de Vera Farmiga y Patrick Wilson como los queridos Ed y Lorraine Warner que le hace justicia al resto de entregas de la franquicia. Es terror, sí, pero también una historia de vínculos, lealtad y despedidas, con un toque nostálgico que hará sonreír a los fans entre susto y susto. 'Expediente: Warren: El último rito' ya está disponible en cines.
Una despedida digna