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CRÍTICA ECARTELERA

'Hypnotic': Robert Rodríguez ambiciona por encima de sus posibilidades

El director de las sagas 'Machete' y 'Spy Kids' se pone demasiado serio para plasmar un thriller de control mental todo lo inteligentemente que puede con un empaque visual tan limitado.

Rafa Jiménez
Por Rafa Jiménez Más 27 de Octubre 2023 | 10:30
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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Ben Affleck protagoniza 'Hypnotic'.
Ben Affleck protagoniza 'Hypnotic'. (Diamond Films)

Robert Rodriguez siempre viene a jugar, o al menos solía hacerlo. Puede que no se tomara muy en serio a sí mismo, pero hay un placer rebelde en lo bizarro y juguetón de casi toda su filmografía. Por eso puede sorprender que, de repente, el director de 'Machete' y 'Spy Kids' levante de cosecha propia un thriller adulto más serio o estándar como 'Hypnotic'. Esta película sobre el control mental llega a los cines españoles el viernes 27 de octubre.

Por la boca muere el universo

Aquí ya no hay barroquismo: Robert Rodríguez ha depurado su estilo para plantear un thriller sobre el control mental con un (intento de) poso emocional a través de la historia de un policía que investiga por qué su hija desaparecida es el objetivo de un atracador hipnotista. Este punto de partida crece exponencialmente a base de giros y una sorprendente expansión del universo narrativo. Como base para un desarrollo más perfeccionista, la trama de 'Hypnotic' es muy atrayente pero no está muy lograda en la ejecución.

A pesar de su tan ambicioso planteamiento más propio de Christopher Nolan, en la ejecución recordamos que se trata de una película de Robert Rodríguez. La limitada factura visual se consigue disimular con la acertada duración tan corta de apenas hora y media. Todo lo que el director y el guionista del MonsterVerse de Warner Max Borenstein han escrito suena muy potente, pero nada de eso se llega a ver en la pantalla. La película pasa más tiempo explicando situaciones que mostrándolas. Por ello, al final todo lo que queda es una larga sucesión de diálogos sobreexplicativos muy intensos y sí, interesantes, pero narrados en escenarios de cartón piedra.

Ben Affleck y Alice Braga protagonizan 'Hypnotic'

Un control mental muy terrenal

Aunque se pase más tiempo exhibiéndolo que haciéndolo, 'Hypnotic' sí que tiene algunas escenas de control mental, y son muy buenas. Aquí sí funciona el enfoque más terrenal que el que le daría una película de los X-Men: Rodríguez demuestra su conocimiento de tantos departamentos técnicos (también es el director de fotografía) al jugar con el corte de montaje, los paralelismos en la composición del plano, el zoom, una cuidadísima iluminación, el desenfoque, la edición de sonido, las miradas y movimientos de los actores... Los duelos mentales tienen lugar en escenarios de producción muy limitada, pero consiguen enganchar y hasta emocionar, a diferencia de la insulsa subtrama familiar.

Al tener tan pocos recursos (o no saber lucirlos), el otro gran pilar para responder a la ambición que tanto caracteriza a la película son los actores. Alice Braga (la auténtica revelación) y William Fichtner (como ya se podía esperar con esa mirada) se comen la pantalla con una intensidad que sí es digna de un thriller mental importante. Sin embargo, Ben Affleck no responde a la misma altura. A pesar de ser el gran protagonista, no es capaz de salir de su cara de compungido tan parodiada en muchos memes.

William Fichtner es el villano de 'Hypnotic'

'Hypnotic' es un thriller en el que se puede confiar para un entretenimiento pasajero con ciertos destellos de poder en esos duelos mentales. Hay creatividad, pero no la tan entretenida o juguetona propia de Robert Rodríguez. El director se esfuerza por insuflar a cada plano de la intensidad e interés que le faltan tanto al guion como al presupuesto. En casos como el suyo, tomarse demasiado en serio puede no ser lo más recomendable, y más a veces también puede ser menos.

5
Lo mejor: La fotografía. Los duelos mentales.
Lo peor: La limitada factura de producción. Los extensos diálogos sobreexplicativos.
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