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CRÍTICA

'Los fantasmas de Ismael': Los tormentos del cineasta

Crítica de 'Los fantasmas de Ismael', dirigida y escrita por Arnaud Desplechin. Protagonizada por Mathieu Amalric, Charlotte Gainsbourg, Marion Cotillard, Louis Garrel y László Szabó.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 30 de Noviembre 2018 | 09:45
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Sin duda, Arnaud Desplechin tiene una interesante habilidad para narrar las relaciones familiares y sentimentales. También cierto es que, de aquí a un tiempo, parece que el cineasta de 'Reyes y reina' o 'Un cuento de Navidad', está más autobiográfico que de costumbre. Después de 'Tres recuerdos de mi juventud', llega ahora 'Los fantasmas de Ismael', filme que fue la película de apertura del 70º Festival de Cannes.

Los fantasmas de Ismael

Ismaël está preparando una nueva película, es director de cine y está escribiendo el guion de un filme que está inspirado en la vida de su hermano, diplomático, que en su largometraje será también un espía. Lleva ya dos años saliendo con Sylvia, una astrofísica que conoció en una fiesta. Considerándose viudo, puesto que 21 años atrás, su esposa, Carlotta, desapareció sin dejar rastro, su vida cambiará cuando Carlotta, de repente, aparezca cual fantasma.

Una película narrada en dos facetas

Desplechin vuelve a jugar en dos pistas, por un lado, está la vida del director, al que interpreta Mathieu Amalric, una de las grandes musas del realizador, que sabe mostrarse como si fuese un espejo del propio cineasta. Por otro lado está la película que Ismaël tiene en mente. Es una relación simbiótica, lo que permite que ambas evolucionen a la par. Lo interesante es que las dos narran el lado más personal de Desplechin, que aún sigue reflexionando sobre su propia vida, entremezclando ficción y realidad, cine dentro del cine.

Los fantasmas de Ismael

En esa reflexión personal, se puede ver la cara más amarga del cineasta, con un protagonista que vive entre dos aguas, que hace padecer a quien le rodea porque, realmente, el que más padece es él. El filme empieza relativamente de forma apacible, con una salida a la playa de una pareja. No obstante, ya desde el inicio, Desplechin deja pequeños detalles sobre el carácter depresivo de su protagonista. La aparición de Carlotta es el primer fantasma que ronda el filme, no es cine de terror, evidentemente, tampoco un thriller, pero la presencia de la esposa desaparecida destapa la caja de truenos que llevaba el protagonista dentro de sí.

En ese torbellino de emociones personales, que posteriormente se trasladan a la figura del padre de Carlotta, el también cineasta Henri Bloom (claramente inspirado en el cineasta francés de origen judío Claude Lanzmann, mentor de Desplechin y recientemente fallecido), que funciona como espejo de lo que podría convertirse él. Esa parte, completamente caótica, no emana ningún mensaje, sino un cúmulo de sentimientos y miedos personales del propio director, que se trasladan de forma algo errática a la ficción y que, paradójicamente, funciona, gracias a cierto grado de naturalidad en lo que se muestra. Ahí reside la fuerza de sus actores, espléndidas Charlotte Gainsbourg y Marion Cotillard, pero especialmente László Szabó como el viejo Bloom y Amalric, que lo mismo da vida a Paul Dédalus en 'Comment je me suis disputé... (ma vie sexuelle)' y su continuación 'Tres recuerdos de mi juventud', como ofrece esa mirada en la que Amalric lleva a la ficción la mirada personal de Desplechin.

Uno de los proyectos más personales de Desplechin

Claro está, también está la parte de ficción, la película que Ismaël está realizando. Aunque suene repetitivo, aquí se vuelve a retomar parte de lo descrito en 'Tres recuerdos de mi juventud' al traer de nuevo la figura de Ivan Dédalus, el hermano de Paul (Amalric) en dicha película. Aquí sirve para hacer autocrítica, dando la imagen de un director que tiene una idea pero que no sabe cómo llevarla. En medio, se ve una interesante película de espionaje en la que nada parece lo que es.

Los fantasmas de Ismael

'Los fantasmas de Ismael' no es una película fácil, es una de las más personales de Desplechin, pero también una de las que menos dialoga con el público, quedándose al margen de una historia de crisis creativa, personal e incluso vital. Aun así, se está ante uno de los largometrajes más interesantes del veterano cineasta, que sigue trayendo el espíritu del cineasta atormentado a la actualidad.

Nota: 8

Lo mejor: Saber que se trata de una película muy personal.

Lo peor: Muchas veces desconecta del público, lo que provocará cierta incomprensión de la audiencia.